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25.04.17

El sistema de justicia brasileño a través de los tiempos

La presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Cármem Lúcia Antunes Rocha, habló el pasado 10 de abril en una conferencia en el Woodrow Wilson Center, en Washington DC. La presentación forma parte de una serie de ponencias sobre el Estado de Derecho brasileño y contó también con la participación del profesor adjunto de Derecho Comparado en la Universidad de Washington, Peter Messitte. En esta oportunidad, la expositora disertó sobre la situación brasileña actual, con un foco especial en la justicia y la toma de decisiones como un ideal dentro de la sociedad.
Por Melissa Kuris

“Vivimos en un tiempo de transformación y desasosiego”, comenzó Cármem Lúcia con solemnidad. Según la magistrada, la historia del país no fue fácil ya que Brasil se constituyó como un Estado antes de que se formara la sociedad. Con elocuencia, hizo un recorrido de la evolución estatal desde la época colonial, que bajo el mando de Juan III de Portugal vio nacer el cargo de gobernador general del Estado de Brasil, hasta la reciente democracia adquirida apenas a fines de 1980.

Cármem Lúcia hizo especial énfasis en la participación del pueblo brasileño en la lucha por la conquista democrática. “En Brasil, la sociedad ha sido a veces heroica, a veces omisa; pero en todos los casos somos ciudadanos aprendidos”, expresó. En la década de 1980, se despertó la ciudadanía participativa y los brasileños salieron a las calles para ser parte del proceso constitucional, de acuerdo con la jurista, que agregó: “A partir de entonces, el ciudadano pasó a tener lugar en la vida del derecho y el derecho a tener lugar en la vida del ciudadano”.

Con ese escenario planteado, la presidente del STF se dedicó a analizar el sistema de justicia actual de Brasil. Señaló que la crisis económica mundial —que golpea en mayor medida a los países emergentes— afecta los derechos sociales, por lo que la acción del Estado es demandada en mayor medida para efectivizarlos. Por tal motivo, el Estado contemporáneo no logra subsanar la sociedad desigualada ante la que se erige.

En la actualidad, el sistema de justicia brasileño está sobrecargado de procesos judiciales, mientras que hay pocos jueces, y los temas que abarcan son tan variados como diferentes entre sí. Por lo tanto, se establece como meta una mayor productividad por parte de los jueces que se traduce en el mayor número de procesos solucionados en el menor tiempo posible.

Ante ese contexto, Cármem Lúcia declaró que para remediar esta sobrecarga a la que se enfrenta el sistema judicial, se intenta invitar a la sociedad a encontrar nuevas formas de solución que no impliquen la intervención de un juez. Indicó que el Consejo Nacional de Justicia brasileño está adoptando políticas públicas para enseñar la paz en la sociedad y para que esta pueda solucionar sus litigios sin la mediación del Estado.

La jurista sostuvo que esas medidas son necesarias porque las leyes no son suficientes y los ciudadanos deben tener una respetada dignidad. “En Brasil, los jueces trabajamos para que eso se cumpla, para que la Constitución sea respetada, para que la sociedad sea participativa, para que las personas sean solidarias por deber”, afirmó y finalizó: “La sociedad se despertó, la democracia está viva y alerta. Y este es el compromiso de todos los brasileños con ellos mismos y con ciudadanos de todo el mundo”.

Sobre la reforma política y la libertad de expresión

Al finalizar su presentación, Cármem Lúcia fue consultada por los asistentes sobre una eventual reforma a la Constitución. Al respecto, sostuvo que este no es un momento de reforma, sino de transformación: “El mundo es otro, la sociedad es otra, el ciudadano es otro… El agente público tiene que ser otro porque el modelo es otro”. Aclaró que, de todos modos, a ella le compete cumplir y garantizar que se cumpla la Constitución que está vigente.

Acerca de la libertad de expresión en la sociedad de la información, y tomando como base la inhabilitación de la plataforma de WhatsApp en Brasil para facilitar investigaciones judiciales, Cármem Lúcia manifestó que están ante un terreno de mucha dificultad: “La libertad de expresión es imprescindible porque es la forma de libertad del ser humano. Sin embargo, la exposición de ideas y sus consecuencias tienen que tener un mecanismo de control”. Ese, concluyó, es el verdadero desafío.