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18.03.17

Huelga en Minera Escondida pone a prueba estreno de nueva ley laboral chilena

(Política & Economía) Al cabo de un mes, la huelga en la Minera Escondida, la mayor productora individual de cobre del mundo, se transformó en el conflicto sindical clave, que puede marcar un antes y un después en la legislación laboral chilena. Esto porque se trataría de la última gran huelga antes de que entre en vigencia la reforma aprobada el año pasado por el gobierno de Michelle Bachelet, cuyo principal cambio es garantizar un “piso” de beneficios para los trabajadores que negocian colectivamente.
Por Hugo Traslaviña

(Política & Economía) El punto crítico que explica la prolongación del paro legal de los trabajadores de Minera Escondida es si renuncian o no a parte de los beneficios contractuales, accediendo con ello al propósito de la empresa de reducir los costos laborales. Esto, antes de que el 1 de abril próximo (2017) entre en vigencia la nueva norma legal que establece un “piso” para las futuras negociaciones colectivas. Por lo tanto, la huelga en Escondida marca un precedente fundamental para la mayoría de los procesos de negociación en Chile y sobre todo para la gran minería del cobre, donde se pagan los mejores sueldos y se entregan los mayores beneficios contractuales a los trabajadores.

El actual ciclo de baja del precio del cobre, que como era de esperar está siendo contrarrestado por la huelga en Escondida, dado que deja de entregar al mercado unas 100.000 toneladas del metal al mes, ha empujado a la mayoría de las compañías cupreras a reducir los costos laborales.

El conflicto en Escondida ha alarmado al conjunto del gremio minero chileno, por cuando estima que según sea el desenlace de éste, de ahora en adelante las compañías del sector tendrán que lidiar con la norma del piso de garantías mínimas que impone la nueva ley laboral en las próximas negociaciones. En términos prácticos, esto significa que la empresa no puede ofrecer a los trabajadores una reducción de los beneficios adquiridos en procesos de negociación anteriores.

En el caso particular de los trabajadores de Escondida, sumando sueldos, gratificaciones, bonos, beneficios en salud, vivienda, educación y otros, el promedio de las remuneraciones supera los $ 3.000.000 (unos US$ 4.500 al mes), muy por encima de los $ 470.000 que recibe la mayoría de los trabajadores chilenos.

Los trabajadores de Escondida partieron pidiendo un bono de término de conflicto de $ 25 millones por cada trabajador, pero luego de las primeras cinco semanas de paralización, ahora estarían en condiciones de que este bono se redujera en unos $ 10.000.000, pero sin que la empresa (controlada por la anglo-australiana BHP Billinton), elimine beneficios conseguidos en negociaciones anteriores.

El Sindicato 1 de Minera Escondida ha dicho que la empresa empujó a los trabajadores a la huelga, para presionarlos a que acepten una reducción de sus beneficios sociales. Esto porque se trataba de la última oportunidad en que la compañía pudiera hacerlo, antes de que entre en vigencia la ley del “piso” de negociación. Esto, salvo que los trabajadores renuncien deliberadamente a tales beneficios, lo cual es muy improbable en esta o en cualquier empresa.

Según los trabajadores, la estrategia de Escondida comenzó a debilitarse cuando constató que el Sindicato 1 tenía convenios de créditos bancarios, que permitirían soportar la huelga por al menos dos meses. “Un segundo golpe demoledor sufrió la empresa con la orden de pagar las gratificaciones, ya que eso daba otro importante soporte económico a los socios, pudiendo proyectar la huelga por más tiempo”, declaró el gremio sindical. Trascendió que algunos ejecutivos de la compañía trataron de resistir el pago de la gratificación legal en medio de la huelga, pero al final optó por cumplir la orden del tribunal, para proceder al pago de este beneficio. Sin duda, esto le dio aliento adicional a los trabajadores para seguir en paro. A todo esto, el Sindicato 1 de Escondida sobresale como uno de los más equipados del país y para enfrentar esta huelga se ha hecho asesorar por destacados abogados, economistas e incluso comunicadores.

Recorte de beneficios

Según el Sindicato, la empresa se ha mantenido firme en su posición para no otorgar ningún nuevo beneficio. Por el contrario, los estaría reduciendo en $ 60.000 mensuales, en promedio, por trabajador. En el caso del Bono de Prácticas Operacionales, “además de exigir nuevos trabajos de mantención y apoyo, aumenta los tiempos de disposición (para trabajar) en 40 minutos diarios, afectando el descanso pos colación. Elimina el bono de asistencia ($55.000 mensuales) y el plan habitacional vigente en el anterior contrato colectivo. También reformula los bonos variables, con una pérdida cercana a los $100.000 mensuales por trabajador y termina con la indemnización por años de servicios por renuncia voluntaria. Por último, alarga el plazo de reajustabilidad de los salarios por inflación acumulada, a 4 a 6 meses. Y no ofrece ningún aumento del sueldo base, por sobre el índice de precios al consumidor (IPC).

A lo anterior se agrega que para los trabajadores nuevos les quita la asignación de casa mensual ($200.000); les elimina el bono de antigüedad y les reduce el beneficio del sistema de salud que actualmente cubre el 100%, obligando al copago por los servicios de salud tanto para el trabajador como para sus cargas familiares.

Frente a la negativa de los trabajadores de asumir rebajas en los beneficios, a mediados de marzo Escondida amenazó incluso con el cierre de faenas, reflejando con ello su firme convicción de continuar con el plan de reducción de costos laborales.

El 17 de marzo Escondida anunció lo que llamó “oferta final a los trabajadores”, invitando al Sindicato 1 a retomar el diálogo, a partir del lunes 20. En esta oferta final la empresa elevó su propuesta de bono de término de conflicto de $ 8 millones a $ 11,5 millones, líquidos, por cada trabajador; un reajuste de la remuneración base según IPC; reducir el plazo de vigencia del contrato colectivo de  48 a 42 meses; y aplicar los mismos beneficios para los trabajadores nuevos.

Es la oportunidad que tiene la empresa para sentar sus nuevas bases de competitividad, frente a un mercado que –en el plano coyuntural- aún no se recupera del ciclo de baja del precio del cobre. Además, con una óptica estructural, aun tratándose de una de las mineras más eficientes del mundo, también ha tenido que enfrentar el aumento de los costos operacionales (incluyendo el suministro de equipos y los insumos energía y agua), al tiempo que ya comienza a requerir de mayores esfuerzos de productividad para enfrentar la natural disminución de la ley del mineral.

Cualquiera sea el desenlace de la huelga, lo que pase en Escondida será un factor clave que tomarán en cuenta otras compañías mineras en Chile y, desde luego, los trabajadores del sector para enfrentar futuros procesos de negociación colectiva.

Fuente: Política & Economía (Santiago, Chile)