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14.09.16

Los No Alineados en la isla Margarita

(Cubanet) El NOAL aceptó años atrás el liderazgo de Fidel Castro, alguien tan alineado que ni siquiera alzó la voz para condenar el ataque contra uno de sus miembros (Afganistán), invadido en aquella época por la Unión Soviética, una de las superpotencias de entonces.
Por René Gómez Manzano

(Cubanet) El pasado martes 13 de septiembre comenzaron en la isla de Margarita las reuniones previas a la Cumbre de los Países No Alineados (NOAL). Según el Viceministro de Relaciones Exteriores del país anfitrión, estamos en presencia del “pueblo venezolano mostrando su mejor cara al mundo”.

Sin embargo, los antecedentes inmediatos de la magna cita no justifican las expresiones triunfalistas del alto burócrata chavista. El gobierno de Nicolás Maduro, so pretexto de garantizar la seguridad del evento, ha establecido limitaciones de todo tipo para acceder al importante centro turístico. También ha enviado suministros especiales a ese territorio para evitar que los distinguidos dignatarios sufran las carencias que afligen a los venezolanos.

Como prólogo de la reunión de alto nivel, los margariteños, hartos de la miseria en la que viven por obra de las políticas erradas del régimen, realizaron un fabuloso acto de rechazo al heredero de Hugo Chávez. Éste, con el fin de inaugurar unos edificios de viviendas, se presentó el 2 del corriente en la comunidad de Villa Rosa. Quizás pensó que, por tratarse de una barriada popular, sería recibido con honores.

No resultó así, sin embargo. Los aguerridos lugareños, con cazuelas, ollas y sartenes, orquestaron un cacerolazo en toda la línea. El acto fue filmado, y los videos colgados en Internet por usuarios de las redes sociales. Por desgracia, las cintas son de ínfima calidad; pero pese a ello puede verse a Maduro escuchando los improperios de los vecinos, agrediendo a una señora e incluso corriendo para refugiarse en su auto oficial.

El suceso no debe despertar particular asombro. Desde los tiempos de la lucha contra el yugo colonial español, los habitantes de la Margarita se han destacado por su combatividad. El aporte que ellos brindaron a la independencia no guarda proporción alguna con el tamaño de su territorio y población. No por gusto el Estado que componen esa isla y otras dos aledañas recibió el nombre de Nueva Esparta.

Tras los sucesos de Villa Rosa, la represión chavista no se hizo esperar. Decenas de personas fueron detenidas por los esbirros del régimen. Menos de una semana más tarde, arribó al territorio insular, con una nutrida comitiva, el líder opositor Henrique Capriles, contendiente de Maduro en las últimas elecciones presidenciales.

Según declaró después el también Gobernador del Estado Miranda, él es creyente y lleva una docena de años visitando la Isla en ocasión de la festividad de la Virgen del Valle, de quien es devoto. Por supuesto, no resultaría razonable excluir la posibilidad de que el político opositor aprovechase su presencia en la Margarita para marcar la diferencia entre él y Maduro.

Pero esto último queda en el terreno de la especulación. Lo único cierto es que un ciudadano, quien por votación popular ostenta una elevada investidura, fue sitiado a la salida del aeropuerto insular por una pandilla de bandidos enmascarados. Estos últimos, con total impunidad, campearon por sus respetos durante horas, sin que los reclamos de Capriles ante las autoridades surtieran efecto alguno.

Después que el Gobernador y sus acompañantes optaron por retornar al punto de partida para evitar el derramamiento de su propia sangre, se dio el capotazo final: So pretexto de garantizar la seguridad de los jefes de estado y otros altos dignatarios esperados en Nueva Esparta, Nicolás Maduro cerró el acceso a la sede del magno evento.

“Es deber del Estado garantizar la seguridad ciudadana, la paz, el orden interno”, se alega en el correspondiente decreto. Pero no es sólo a los numerosos pandilleros venezolanos a quienes se prohíbe viajar al territorio insular. Incluso a los diputados a la Asamblea Nacional les ha quedado vedada la compra de boletos, según anunció el presidente de ese órgano, Henry Ramos Allup.

En el ínterin, se iniciaron ya las reuniones previas a la cita de máximo nivel. El NOAL aceptó años atrás el liderazgo de Fidel Castro, alguien tan alineado que ni siquiera alzó la voz para condenar el ataque contra uno de sus miembros (Afganistán), invadido en aquella época por la Unión Soviética, una de las superpotencias de entonces.

En estos momentos, el bloque es encabezado por los impresentables ayatolas de Teherán. De acuerdo con las normas protocolares, la presidencia pasará ahora al régimen caraqueño. Para continuar el proceso de acelerado desprestigio, faltaría sólo una cosa: que para liderar el flamante Movimiento fuese escogido el genocida de Siria o el de Norcorea.