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15.05.16

El liderazgo político de Uruguay en el Índice de Transformación

El buen desempeño político y económico de Uruguay ha permitido que, en menos de 10 años, este país escale nueve puestos en el índice general del BTI que incluye a 129 países del mundo. Así, en la actualidad, Uruguay se sitúa en el cuarto lugar, posición que ocupa desde 2012, y está arriba de Chile, que se ubica en el octavo.
Por Alexandra Dumitrascu

El Índice de Transformación de la fundación alemana Bertelsmann (BTI) mide la transformación democrática, la economía de mercado, y la calidad de la gestión política. Desde su primera edición, hace una década, Uruguay se mantiene en el primer puesto del ranking político siendo un ejemplo no sólo para sus vecinos, sino para la región de América Latina en su conjunto.

El sistema de partidos del Uruguay es uno de los más estables e institucionalizados del mundo y, a pesar de la tendencia al multipartidismo, la disciplina y la consistencia de los grupos parlamentarios ha permitido que en el proceso de toma de decisiones se lleguen a acuerdos que han persistido con el tiempo.

La clase política y las instituciones que manejan gozan de una integridad intachable, lo que mantiene a su sociedad civil altamente satisfecha. En este sentido, la corrupción en Uruguay está en los niveles más bajos del mundo. La Junta de Transparencia y Ética Pública, la agencia anticorrupción en vigor desde 1999, lleva a cabo una persecución rigurosa de la corrupción, lo que sitúa a este país en el tercer puesto mundial en cuanto a corrupción percibida, de acuerdo con el Barómetro Americas de 2014. La victimización por corrupción también es una de las más bajas de América Latina, después de Canadá y Chile.

El resultado de todo ello es un índice de confianza y apoyo del sistema político elevado; el primero de la región. El Gobierno, el Parlamento y el sistema judicial de Uruguay reciben los niveles más altos de confianza por parte de la población, según encuestas de Latinobarómetro y el Barómetro Americas, respectivamente.

En el plano económico, la estabilidad institucional es lo que ha permitido un crecimiento económico continuo desde 2003 y hasta hoy día. Desde 2006 el país ha experimentado una paulatina mejoría en su desarrollo económico, y en la actualidad está en el décimo puesto del ranking económico, aunque por delante de Chile. A pesar de las limitaciones que como miembro de Mercosur posee, Uruguay ha sido activo en promover acuerdos comerciales o de inversión con terceros, tal como Estados Unidos, México o Finlandia. Pese a su tamaño, el índice de apertura supera con creces el de países como Argentina y Brasil, estimulado por la ausencia de barreras de entrada y salida - contrariamente a sus vecinos - lo que ha generado, igualmente una entrada de importantes inversiones directas extranjeras. Así, entre 2005 y 2013 las inversiones extranjeras representaron el 5.7% del PIB, lo que hizo que en 2013 el país alcanzara el segundo puesto en este sentido, sólo después de Chile.

Esto hace que, en conjunto, Uruguay sea uno de los pocos países del índice BTI con una economía de mercado desarrollada, al  mismo nivel que Estados prósperos como Corea del Sur, Singapur o Polonia.

No obstante, uno de los mayores retos futuros de Uruguay es mantener un desarrollo económico sostenible. En 2014  el crecimiento económico fue del 3% y aunque los organismos internacionales vaticinaban una cifra igual para 2015 y 2016, esto no fue así. En su última revisión, el Fondo Monetario Internacional evaluó a la baja el crecimiento de Uruguay,  que lo proyectó en el 1.5%.  Para el 2016 poco optimismo cabe dado que, únicamente, se espera que el aumento del PIB no supere el 1.9%, fuertemente afectado por el desempeño económico de una economía global ralentizada.

En cuanto a la inflación, uno de los índices que más ha preocupado a los sucesivos gobiernos democráticos, tanto en el 2013 como en el 2014 se ha mantenido muy por encima del techo fijado –entre 3% y 7% - con unas tasas de 8.5% y 8.3%, respectivamente.

Desde que en 2004 el Frente Amplio ganó las elecciones por primera vez, el país ha experimentado cambios visibles, tanto a nivel político como económico, que se han prolongado en el tiempo, haciendo que desde 2010 Uruguay también fuera el país con el mejor desempeño en la dirección y gestión de la transformación que mide el índice.

El buen desempeño político y económico de Uruguay ha permitido que, en menos de 10 años, este país escale nueve puestos en el índice general del BTI que incluye a 129 países del mundo. Así, en la actualidad, Uruguay se sitúa en el cuarto lugar, posición que ocupa desde 2012, y está arriba de Chile, que se ubica en el octavo. Los dos Estados son los únicos de la región de América Latina categorizados con un nivel de transformación altamente avanzado.