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20.04.16

Chile y los nuevos desafíos a la transformación

Desde hace una década el país se confronta con una crisis social a la que la clase política difícilmente podrá dar la espalda. De acuerdo con la edición 2016 del Índice de Transformación de la fundación alemana Bertelsmann Stiftung (BTI) Chile se está desarrollando hacía una sociedad más diversa y plural, cuya población demanda cambios profundos, especialmente en el ámbito político.
Por Alexandra Dumitrascu

Chile es uno de los países de América Latina que cuenta con el mejor desempeño político y económico. No obstante, desde hace una década el país se confronta con una crisis social a la que la clase política difícilmente podrá dar la espalda. De acuerdo con la edición 2016 del Índice de Transformación de la fundación alemana Bertelsmann Stiftung (BTI), que mide la transformación democrática, la economía de mercado y la calidad de la gestión política de 129 países del mundo, Chile se está desarrollando hacía una sociedad más diversa y plural, cuya población demanda cambios profundos, especialmente en el ámbito político.

A través de sus tres índices –transformación política, transformación económica y gestión de la transformación- el BTI analiza distintos criterios para determinar si los países en desarrollo o en transición están encaminados hacia la democracia y una economía de mercado, y evalúa el modo en el que lo están haciendo. El resultado final, producto del análisis conjunto, ubica a los países en un ranking general en función de la capacidad de los gobiernos en dirigir los procesos de transformación.

Así, tal como refleja el índice general BTI, Chile ocupa el puesto octavo, y se ubica entre los países con una transformación altamente avanzada que se ha mantenido constante a lo largo de los últimos diez años. Chile tiene una democracia a la carta, no obstante, uno de los mayores retos al que se enfrenta el país es al fuerte desapego de los jóvenes hacia la clase política, y al preocupante ausentismo electoral. A pesar de que Chile cuenta con un sistema político multipartidista, el sistema electoral binomial ha inducido, tradicionalmente, hacia la conformación de un sistema de dos bloques en búsqueda de mayor representación en el Congreso Nacional. Asimismo, esto ha favorecido sobre todo a los dos principales partidos, Nueva Alianza y Alianza por Chile, excluyendo con ello a los partidos pequeños, y reduciendo, por tanto la competencia.

Esto ha provocado la apatía de cerca del 33% de los jóvenes habilitados para votar, que se ha traducido en un importante ausentismo electoral. En este sentido, en las elecciones locales del 2012 sólo hubo un 43% de participación, quince puntos por debajo de las elecciones de 2008, y en los comicios generales de 2013 la misma bajo hasta el 49%, diez puntos menos que en las elecciones de 2009.

Asimismo, la confianza en la clase política se ha visto sumamente afectada, poniendo con ello en cuestión la legitimidad de todo el sistema político. De acuerdo con los últimos datos proporcionados por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, la gente confía más en la policía (56%) y en los militares (49%) que en los partidos políticos, que solamente cuentan con el 10% de confianza, una tendencia que se ha mantenido constante a lo largo de la última década, a pesar de que su clase política cuenta con una de las tasas de corrupción más bajas del mundo; la segunda después de Canadá.

En el plano económico, Chile cuenta con una economía de mercado desarrollada, altamente liberalizada y competitiva. Chile es uno de los países del mundo  más abiertos al comercio, que cuenta con alrededor de 50 socios comerciales. Sin embargo, a pesar de los progresos y de que es el país más desarrollado de América Latina, de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano Naciones Unidas, tal como refleja el BTI, el país cuenta con elevados índices de pobreza, desempleo y desigualdad. La tasa de pobreza es de 14.4%, y la de extrema pobreza asciende hasta el 4.5%. En cuanto al desempleo, según los datos de octubre de 2014, más del 35% de los jóvenes entre 15 y 24 años no contaban con un puesto de trabajo. Tanto la pobreza como el desempleo afectan especialmente a las minorías étnicas y a las mujeres, producto fundamentalmente de la baja calidad de la educación entre las clases más bajas.

Por otra parte, las reivindicaciones de la gente nativa, sobre todo de los mapuches, ha generado brotes de tensión y violencia  que en ocasiones ha puesto en cuestión la validez de los derechos humanos en el país.

A pesar de las dificultades sociales de los últimos años, la capacidad de dirección y de gestión de la transformación ha sido muy buena, lo que actualmente sitúa a Chile en el segundo puesto en este sentido. El consenso, y la estabilidad y continuidad de la clase política, es lo que ha permitido una gestión eficaz de la economía, lo que ha llevado a un crecimiento económico sostenido en el tiempo.

Pero lo cambios que actualmente demandan las nuevas generaciones son cuestiones que necesitan una solución en el corto plazo para seguir garantizando la estabilidad política del país a largo plazo. La respuesta pasaría por reemplazar la existente Constitución, tal como proponen distintos sectores de la sociedad, para apaciguar y encauzar los conflictos sociales que vive el país, y dotar de mayor legitimidad a la clase política.

Alexandra Dumitrascu es colaboradora del portal Análisis Latino del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).