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09.10.14

CFK reloaded

(7 Miradas) El kirchnerismo ha probado saber construir una agenda permanente de cambios, factor central en la política contemporánea. Por estos días hay 2 vecinos que están tomando nota de lo que sucede cuando un proyecto deja de ser el cambio: Dilma en Brasil y Tabaré en Uruguay. Lo peor es que la sociedad crea que ya no hay nada más para esperar de un gobierno, que se quedó, que ya fue. Telenovela donde no pasa nada, telenovela que aburre.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Cuando muchos consideraban que ya era un gobierno en retirada, desganado, la presidenta en pocos días vino a sacar al país político de la modorra. El Congreso aprobó la Ley de Abastecimiento, el nuevo Código Civil y Comercial, tiene en trámite la legislación petrolera y empuja un nuevo Procesal Penal.  Mientras cambia al presidente del Banco Central y le da más poder Kicillof, se viene una tanda de cambios en el Poder Ejecutivo empezando por el Jefe de Gabinete.

Hasta el fallo de Griesa había cierta inercia en el gobierno. La pelea con los fondos buitres le insufló nuevos ánimos, y le permitió escribir un nuevo capítulo de su relato, el cual no tiene adhesión mayoritaria, pero sin duda es bueno y efectivo para blindar a su voto duro (como se analizó la semana pasada en esta columna).

Sin duda, el conflicto es un excelente combustible revitalizador para este proyecto político. Ya sucedió muchas veces, empezando por la pelea por la 125, siguiendo con la ley de medios y tocando picos en las batallas electorales.

Más allá de lo que sucede en la superficie, la presidenta nunca dejó de estar muy activa con permanentes demandas a sus funcionarios y un seguimiento fino de todos los temas. Sin embargo, todos sabemos que con eso no alcanza. La tropa siempre debe ser probada y retemplada. Nadie puede quedarse dormido.

El kirchnerismo ha probado saber construir una agenda permanente de cambios, factor central en la política contemporánea. Por estos días hay 2 vecinos que están tomando nota de lo que sucede cuando un proyecto deja de ser el cambio: Dilma en Brasil y Tabaré en Uruguay. Lo peor es que la sociedad crea que ya no hay nada más para esperar de un gobierno, que se quedó, que ya fue. Telenovela donde no pasa nada, telenovela que aburre.

¿Y la sociedad? Mal, gracias. Todo lo que está sucediendo en la política pasa casi totalmente desapercibido para el ciudadano común. Tiene la cabeza demasiado puesta en las incertidumbres -económicas y de seguridad personal- como para engancharse con las decenas de debates que transcurren por los medios (sobre todo gráficos). Ni las escaladas del dólar blue conmueven.

En ese marco es muy difícil para la dirigencia política -sobre todo la opositora- hacer llamados desgarradores sobre la supuesta gravedad de la situación. No es tiempo de hablarle demasiado al electorado. Es tiempo de tener paciencia.