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04.09.14

Con mi huella no se meta

(Tal Cual) ¡Qué maravilloso diseño de política pública nos vuelven a mostrar! Otra política fallida. Y ¿Lo del aumento de la gasolina? ¿La venta de Citgo? ¿El gasoducto transcontinental del Sur? ¿El saneamiento del Guaire? ¿El tren a Puerto Cabello? ¿Las cárceles? ¿Aquellas maletas que llegaron a Francia? Y un muy largo etcétera.
Por Alejandro Oropeza G.

"...la política se despliega en la tensión, el conflicto y la lucha, sea entre conjuntos o constelaciones de Estados, sea entre Estados particulares, sea, dentro de éstos, entre partidos, camarillas, intereses e ideologías; la política se nos muestra desde esta perspectiva como una pugna entre fuerzas o grupos de fuerzas, y, por tanto, dominada por el dinamismo".

Manuel García Pelayo, en Idea de la Política, 1968.

(Tal Cual) A propósito de los 25 años de su programa, aniversario que aplaudimos muy entusiastamente por cuanto no es poca cosa que en estos tiempos un programa radial (o cualquier cosa) llegue a estos años, César Miguel Rondón ha tenido a bien preguntarle a un conjunto de venezolanos ¿cómo sueñan Venezuela? Y hemos escuchado, en oportunidades emocionados, la diversidad de respuestas sobre el particular.

Es muy importante la cuestión de los sueños en estos tiempos aciagos para el país, para todo el país, porque cuando soñamos hemos de suponer que esa realidad que el sueño anhela, no está presente, es una ilusión, no sabemos si posible o no, pero es probable que pueda ser realizada.

Entonces, si el objeto del sueño es Venezuela, ¡vaya! De suyo lo que soñamos para ella no está ahí, es una ausencia dolorosa que reconoce nuestros desencuentros, distanciamientos y sueños quebrados e idos lejos; ¿lo más importante?

Sí, la posibilidad eterna de seguir soñando, porque de alguna manera soñar también es construir futuro y una gran mayoría de los venezolanos queremos futuro y sueños hechos realidad, y no precisamente por mesías o aparecidos, sino por nosotros mismos.

Marino González en su cátedra del doctorado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar no se cansaba en insistir y re-insistir en dos aspectos determinantes: el primero, que el conocimiento debe ser útil y aplicable a y en la realidad del día a día.

Esa practicidad necesaria del conocimiento llega hoy, casi de manera letal, a la posibilidad del análisis político de la gestión gubernamental de nuestros días, por vía de la verificación de los impactos de la expresión operativa de un gobierno: la política pública.

Se gobierna a través de políticas públicas, que no son otra cosa que un conjunto, medianamente racional, de decisiones de los responsables gubernamentales para hacer frente a realidades adversas presentes y cumplir con el mandato popular y los fines del Estado.

Por tanto, es de suponer debe de existir una "lógica", una lógica política, en las decisiones que sean tomadas en el "Gobierno": tal conjunto de decisiones, articuladas en políticas públicas (de carácter universal, es decir, que alcancen a todos los sujetos involucrados en la realidad) deben de lograr y ejercer un determinado impacto sobre dicha realidad, en un periodo de tiempo razonablemente establecido y con una verificación y evaluación sucesiva de sus impactos. ¡Muy bien! Pero, ¿qué orienta (o debería orientar) a los decisores?

El segundo aspecto en el que insistía Marino, era la advertencia de que lo más complejo y difícil del "Proceso Político" no era otra circunstancia que su punto de partida, de inicio, es decir, la definición e identificación del Problema Público que debía ser el objeto de la acción, de la política pública.

Se puede confundir el problema con los factores a él asociados, con las consecuencias que el mismo pudiere generar, con fines propios de los políticos que, entonces, pretenden adaptar estrategias (o ideologías) que traen en los bolsillos totalmente alejadas y divorciadas a los problemas en sí, pero que les son impuestas. De manera tal que, si un problema público está mal definido, descrito y caracterizado, la política pública que es implementada para solucionarlo, necesariamente TIENE que fracasar.

La relación es de una simpleza lapidaria: si el problema está mal formulado o se obvian aspectos de su realidad o la realidad no es apreciada en su justa dimensión o se involucran aspectos que no se corresponden con dicha realidad, las decisiones que se tomen serán erradas, inefectivas e ineficientes; así se adornen como se adornen y se justifiquen en razón de guerras inexistentes, tropelías imperiales, edictos de ultratumba o pajaritos cantarines.

Hemos visto en estos últimos meses intenciones de anuncios categóricos, por parte de los jerarcas y del procerato de la revolución, que contendrían políticas específicas para enfrentar realidades adversas ¿al final? Nada. Hemos advertido decisiones que suponen tal o cual decisión inaplazable ¿al final? Nada.

Se vocea el inicio de estrategias para enfrentar tal o cual problemática ¿al final? O el olvido las envía al recuerdo o se justifica que como que la vaina por ahora no va, o no es conveniente. Que si vendemos, pero como que mejor que no, que no es el momento o vamos a pensarlo para más adelante, que el imperio se dio cuenta o que los chinos como que pelaron los ojos, en fin, nadie tiene claro nada como mecanismo para el diseño de estrategias políticas para enfrentar los problemas ¡que nadie se mueva pues! Pero eso sí, todo está extremadamente normal. Como normal es que ahora tengamos días y días sin ministros, es decir, en concreto, sin gobierno.

La última ¿moda? es esto del registro biométrico (captahuellas) para uno hacer con sus reales lo que a otros les dé la gana. Tendríamos no sé cuántos millones de aparaticos que se colocarán en cada caja registradora del país, desde el abasto de Circuncio en La Quebrada, estado Trujillo, hasta las grandes cadenas de supermercados, pasando por quincallas y pulperías, toooodos conectados vía internet y funcionando las 24 horas del día, operando eficientemente y corroborando que uno no compró (mayor afrenta contra-revolucionaria) un paquete de Harina Pan en una bodeguita por allá en El Amparo de Apure, el día anterior. ¡Por favor! No se irá la luz, no se "caerá" el internet, no se joderá el aparatico.

Si este querido y vapuleado país tuviese la capacidad para implementar esto, deberíamos estar por seguros de que la realidad que genera la acción no estuviese presente. Es más fácil producir maíz, por amor de Dios, que tenernos sometidos con el temita de poner un dedo para comprarme una lata de sardinas en el páramo de Chorro Blanco (también en Trujillo).

¡Ah! Pero como que se dieron cuenta de que la cosa es más complicada que poner una huella, y que por generación espontánea no emergerán los productos, que la pelazón seguirá, que mejor dejemos eso tranquilo, que "chito" no jurungue eso.

¡Vamos pa’ atrás entonces! La vaina como que es mejor que sea voluntaria ¡Qué maravilloso diseño de política pública nos vuelven a mostrar! Otra política fallida. Y ¿Lo del aumento de la gasolina? ¿La venta de Citgo? ¿El gasoducto transcontinental del Sur? ¿El saneamiento del Guaire? ¿El tren a Puerto Cabello? ¿Las cárceles? ¿Aquellas maletas que llegaron a Francia? Y un muy largo etcétera.

Así que no pues, que no me da la gana de que mi huella la anden llevando y trayendo, invitando y vistiendo. Entonces: ¡Con mi huella tampoco te metas!

Fuente: Tal Cual (Caracas, Venezuela)