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25.02.14

Ucrania y Venezuela: luchas democráticas en los emergentes

La revolución democrática de Ucrania coincide con la profunda crisis del modelo bolivariano en Venezuela. Putin con sus millones no pudo consolidar a su brutal protegido Viktor Yanukovich en Kiev, ni la marea negra que sale de Venezuela alcanza para frenar el descontento popular que causa la debacle del modelo económico construido por Hugo Chávez.
Por Pablo Díaz de Brito

La revolución democrática de Ucrania coincide con la profunda crisis del modelo bolivariano en Venezuela. Putin con sus millones no pudo consolidar a su brutal protegido Viktor Yanukovich en Kiev, ni la marea negra que sale de Venezuela alcanza para frenar el descontento popular que causa la debacle del modelo económico construido por Hugo Chávez.

El límite alcanzado por los países emergentes, que se verificó en este último par de años cuando se amesetó la demanda de commodities, tiene ahora su expresión política. Se está ante la crisis política y económica de los modelos populistas autoritarios, basados exclusivamente en la renta de bienes primarios exportables. Si bien Ucrania es una economía emergente industrializada y muy sui generis, no escapa a esta caracterización general. El hecho es que los sicarios de Yanukovich no pudieron frenar a la población ucraniana pese al baño de sangre que perpetraron en Kiev. Una rebelión popular ejemplar se sacó de encima al gansteril títere de Putin. El futuro del país es totalmente incierto, pero lo ocurrido en estos días merece entrar en los anales de las epopeyas democráticas contemporáneas.

En Venezuela, la violenta represión de Maduro no alcanza a ocultar que, más allá de la discutible "estrategia de calle" elegida por el sector más radicalizado de la oposición, hay un hartazgo de grandes capas de población con esta mezcla de corrupción, autoritarismo militarista y aguda crisis económica que es el chavismo tardío. Maduro es, lejos, el mandatario más inepto que tiene América latina. Si con Chávez había crisis económica (fue el padre de este modelo económico hoy en descomposición), con Maduro hay además crisis política. Las clases pobres, que son la base chavista, por ahora miran sin participar: no se suman a la oposición, a cuyos líderes más radicales perciben como de clase alta, ni participan de las marchas oficialistas, nutridas de empleados estatales y mucho menos numerosas que las opositoras.

La cuestión de fondo es que entre los emergentes, quienes aplicaron el modelo económico populista de forma inmoderada y radical, como Chávez-Maduro, pagan ahora las consecuencias. Quienes en cambio optaron por un modelo totalmente ajeno al populismo, como Perú, Colombia y Chile, siguen creciendo a "tasas chinas", porque la demanda de materias primas se estabilizó pero de ningún modo se desplomó. Luego están los populistas que fueron mucho más inteligentes que el chavismo y mantuvieron ciertos equilibrios macroeconómicos, como el ecuatoriano Rafael Correa, quien sostuvo la dolarización heredada. Afronta un panorama mucho mejor que su vecino, y ayer lo destacó. ¿Argentina? Parece más cerca de la crisis chavista que del equilibrio ecuatoriano. El absurdo desmanejo de la economía practicado durante tantos años está pasando la cuenta.