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21.11.13

Finlandia y los estudios de futuro

(El Observador) Jorge Larrañaga está en Finlandia aprendiendo sobre las claves del impactante éxito del sistema educativo en dicho país. En ese marco, una de las actividades previstas por la delegación nacionalista es un encuentro con el Comité para el Futuro del parlamento finlandés. Es sobre este aspecto que quiero detenerme. Finlandia dispone de una red de instituciones especializadas en el estudio del futuro de impactante sofisticación.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) A nadie se le escapa que los viajes son una parte muy importante en las campañas electorales. Cada viaje es un mensaje. Tabaré Vázquez terminó de vestirse de estadista viajando en julio de 2004 a la Unión Europea y a Estados Unidos. José Mujica envió señales claras de sus aspiraciones presidenciales a mediados de 2008 a través de un par de recorridas por la región. Hace pocos meses Luis Lacalle Pou aterrizó en Londres buscando despegar como precandidato del Partido Nacional. Ahora mismo, Jorge Larrañaga está en Finlandia aprendiendo sobre las claves del impactante éxito del sistema educativo en dicho país.

En ese marco, una de las actividades previstas por la delegación nacionalista es un encuentro con el Comité para el Futuro del parlamento finlandés. Es sobre este aspecto que quiero detenerme. Finlandia dispone de una red de instituciones especializadas en el estudio del futuro de impactante sofisticación. Veamos esto más de cerca.

El Comité para el Futuro del parlamento de Finlandia fue creado en 1993 y está integrado por 17 de los 200 parlamentarios. En el año 2000 este comité adquirió un estatus permanente y asumió la obligación de elevar al Parlamento un informe sobre el futuro del país en cada período de gobierno (1). El Comité para el Futuro presta especial atención a los temas vinculados con el desarrollo tecnológico, el cuidado del medioambiente y las energías renovables. Pero también se ocupa de otros asuntos. Me sorprendió mucho descubrir, por ejemplo, que algunos de sus últimos informes están dedicados a los desafíos del futuro de la democracia. Los finlandeses han constatado que existe una tendencia a la disminución de la confianza en la democracia (“Finnish people are still interested in politics and society. However, people’s trust in the political system and representatives has eroded (…). We need to do something”). Para evitar que la confianza de la ciudadanía en el sistema democrático se siga erosionando un informe, publicado en 2012, explora sistemáticamente el “crowdsourcing”, la modalidad más novedosa de participación ciudadana en las políticas públicas.

Por cierto, la preocupación por el futuro no es patrimonio ni de la elite política ni del Parlamento. Finland Futures Research Center, un centro de investigación universitario alojado en Turku School of Economics and Business Administration, encabeza la red de nueve instituciones especializadas en el futuro denominada Finland Futures Academy. Estas instituciones, entre otras actividades, ofrecen cursos de grado y posgrado orientados al futuro. Estas universidades, junto a otra veintena de instituciones y casi 700 personalidades, integran The Finish Society for Futures Studies (2). Esta sociedad, creada en 1980, tiene como propósito el desarrollo de largo plazo de Finlandia mediante la promoción de estudios de futuro y de su utilización en las políticas públicas.

Nadie discute que la edad de oro de la planificación ya pasó. Los soviéticos hicieron punta, sobre fines de la década de 1920, con su Primer Plan Quinquenal. El Plan Marshall, después de la segunda guerra mundial, y la Alianza para el Progreso, después de la revolución cubana, dieron un fuerte impulso a la elaboración de planes de mediano plazo y la instalación de oficinas de planificación. La década de 1960 fue la época de mayor esplendor de la planificación. Socialista o democrática, imperativa o indicativa, participativa o tecnocrática, centralizada o descentralizada, adoptando muy diversas modalidades, la planificación se transformó en el modo normal de orientar las políticas públicas y de gobernar la economía. La crisis del Welfare State, en Europa, y del Estado desarrollista, en nuestra región, fue el punto de partida para el ascenso del liberalismo económico. Este movimiento en el plano de los paradigmas sobre desarrollo, a su vez, restó credibilidad a la planificación como herramienta de gestión estatal. Aunque algunos países, especialmente en nuestra región, han continuado redactando planes de desarrollo, en muchas partes las oficinas de planificación se desarmaron.

Pero el retroceso de la planificación tal como era entendida en los cincuenta y sesenta no implicó el fin de la reflexión sistemática sobre el mediano plazo. Por el contrario, una de las tendencias más notables de los últimos años es a la multiplicación de enfoques teóricos, de experiencias y de instituciones, tanto públicas como privadas, dirigidas a anticipar escenarios de futuro. Las oficinas de planificación viraron hacia la prospectiva. La reflexión sistemática sobre el futuro, que mantiene plena vigencia, admite diferencias importantes entre las distintas naciones. Cambian los protagonistas: en algunos países, como EEUU, predominan los esfuerzos de las empresas y del sector privado; en otros, como Francia, las agencias del Estado tienen un protagonismo especial. En otros, como Finlandia, como acabamos de ver, las instituciones universitarias juegan un papel especialmente relevante. Cambian los temas: a veces el énfasis está puesto en la economía y la tecnología; otras veces en el territorio o aspectos culturales. Pero el estudio del mediano plazo no es una excepción. Es una tendencia muy potente en los países más inteligentes.

El senador Jorge Larrañaga tiene razón. Hay mucho para aprender de Finlandia. Sobre educación, claro. Pero también sobre estudios de futuro.

1. Ver: http://web.eduskunta.fi/Resource.phx/parliament/committees/future.htx

2. Ver: http://www.futurasociety.fi/tts_english.htm

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)