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16.09.13

Obama opta por la diplomacia en Siria

La guerra es política y en este caso el apoyo político al plan de ataque militar a Siria era relativamente bajo, tanto en el ámbito internacional como en el doméstico de los Estados Unidos. Ante una posible derrota del plan en el congreso y un bajo apoyo internacional era mejor explorar otros caminos y esperar un mejor “momentun” para la acción armada, si fuera necesaria.
Por Oscar Alvarez Araya

El Presidente de los Estados Unidos Barak Obama ha optado por la diplomacia en Siria descartando, por ahora, el ataque militar y llegando a un acuerdo con Rusia para destruir las armas químicas de Siria para mediados de 2014.

Según el acuerdo entre las dos potencias, Siria debe entregar en el plazo de una semana un listado completo de su arsenal químico y los inspectores internacionales revisarán el arsenal en noviembre del 2013. El acuerdo no incluye sanciones para el régimen de Damasco en caso de que no cumpliera los términos del acuerdo.

Sin embargo, Obama advirtió que “si la diplomacia falla, su país estaría preparado para actuar”. Asimismo agregó que “el posible uso de la fuerza militar estadounidense había ayudado a crear una oportunidad diplomática en Siria.”

Entre las reacciones positivas al viraje, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon dijo que esperaba que el acuerdo fuera el primer paso de un amplio tratado de paz en Siria y Francia, aliado principal de Washington en el tema, lo vio como un “avance importante”. Pero causó decepción en algunos aliados de los Estados Unidos en la zona como Israel, Arabia Saudita y Catar. Según el gobierno de Israel el acuerdo significa “compra de tiempo por parte de Al Assad y su patrón de Moscú”. De igual manera, el General Salim Idris, líder militar del opositor Ejército de Liberación Sirio rechaza el acuerdo que describe “como una iniciativa rusa para que el gobierno de Damasco gane tiempo”.

De todos modos como decía el estratega militar prusiano Karl Von Klausewitz “La guerra es la continuación de la política por otros medios”, es decir que la guerra es política y en este caso el apoyo político al plan de ataque militar a Siria era relativamente bajo, tanto en el ámbito internacional como en el doméstico de los Estados Unidos.

Contaba con el apoyo de unos 20 países en el mundo y unos 10 del G-20, mientras que únicamente Francia y Turquía se mostraban dispuestos a participar del operativo. El Reino Unido, aliado principal de los Estados Unidos se había quitado de la operación y Alemania, la mayor economía de Europa, aclaraba que no estaría en el ataque. Pero incluso Francia quiso ver antes el Informe de los Inspectores de Naciones Unidas antes de involucrarse en la eventual acción militar. En ese marco, sólo Turquía, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y Catar habían ofrecido financiar el ataque de misiles, mientras que el operativo no contaba con la aprobación del Consejo de Seguridad debido al poder de veto que podían ejercer allí Rusia y China como aliados internacionales de Siria.

Cuando en el Parlamento Británico, el Primer Ministro David Cameron fue derrotado con su tesis de apoyo a la acción estadounidense en Siria, el Presidente Obama, que según la ley y la tradición estadounidense podría haber iniciado el ataque, optó por consultar con su Senado y su Cámara de Representantes antes de dar la orden.

Aunque el tema no se llegó a votar, según un estudio del Centro Pew, el apoyo para la acción en el Senado era de tan solo unos 24 senadores, mientras 19 estaban en contra y 57 indecisos. Asimismo en la Cámara de Representantes solamente 24 diputados estaban a favor y 188 en contra, mientras 291 estaban indecisos. Así también, según varias encuestas de opinión el apoyo al ataque era muy bajo en la opinión pública estadounidense (29% según el Centro Pew). En fin que insistir en una votación sobre el tema en las cámaras pudo haber supuesto un revés no sólo para la propuesta sino en general para el futuro de la administración Obama.

Por otro lado, los líderes de algunas potencias del G-20 y varios analistas insistieron en los riesgos económicos del ataque: 1) Aumento de los precios del petróleo y de la inflación, así como freno al crecimiento económico. 2) Inestabilidad política y financiera. 3) Complicaciones para la débil recuperación económica en Europa y en los mismos Estados Unidos.

En fin que ante una posible derrota del plan en el congreso y un bajo apoyo internacional era mejor explorar otros caminos y esperar un mejor “momentun” para la acción armada, si fuera necesaria.

En ese contexto ha llegado la propuesta rusa para destruir el arsenal químico con medios diplomáticos y la Casa Blanca ha optado por darle una oportunidad, que es también un modo concreto de brindarle una oportunidad a la diplomacia y a la paz, si bien reservándose la vía militar unilateral si el régimen autoritario y criminal de Bashar Al Assad no cumpliera con lo acordado entre las dos potencias.