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05.08.13

Las cumbres del ALBA y la nostalgia del esplendor perdido

(Infolatam) Huérfanos de Hugo Chávez los presidentes bolivarianos y sus amigos no quieren perder el protagonismo que tuvieron en América Latina. Voluntad no falta. Discurso antiimperialista tampoco. En determinados momentos parece existir una verdadera competición en este sentido que a veces desnuda las diferencias existentes entre ellos. Sin embargo, falta el dinero que tenía Chávez y su gran capacidad de atraer voluntades y de leer la coyuntura política.
Por Carlos Malamud

(Infolatam)  Las Cumbres del ALBA (Alianza bolivariana de los pueblos de nuestra América) ya no son lo que eran. El 30 de julio se celebró en Guayaquil la XII Cumbre, la primera sin Hugo Chávez, que ha mostrado que estas reuniones han perdido atractivo e interés informativo, y son cada vez más espaciadas. Por eso, es interesante analizar la frecuencia de las Cumbres ordinarias y extraordinarias. En 2007 hubo dos; cuatro en 2008; seis en 2009; dos en 2010; ninguna en 2011 y una en febrero de 2012.

La orfandad del liderazgo se hace sentir y las luchas subterráneas por la sucesión del “comandante eterno” todavía no han terminado. Pese a la presencia de Rafael Correa, Evo Morales, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, en Guayaquil se notó la ausencia de Raúl Castro, reemplazado por el vicepresidente José Ramón Machado Ventura. Ni Correa ni Maduro pudieron atraer a Castro, por más que esta Cumbre se considerara vital para el futuro del ALBA.

Ante las transformaciones regionales, los gobiernos bolivarianos no querían ni podían mostrarse inactivos. Por ello, Rafael Correa presentó una extensa agenda para recuperar el protagonismo perdido, a la vez que los mandatarios bolivarianos lidiaban con viejos y nuevos fantasmas. Entre los de siempre, el imperialismo, el capitalismo y el neocolonialismo y entre los nuevos, la Alianza del Pacífico (AP) y las ONG opuestas al avance de los gobiernos populares.

En lo referente a los fantasmas tradicionales las declaraciones supieron estar a la altura, comenzando por las denuncias del tratamiento dado a Evo Morales a su regreso de Moscú. Correa criticó el espionaje internacional, las trasnacionales, los centros internacionales de arbitraje y la prensa “mala”, que calificó de “letal” para las democracias, mientras cuestionó a la Organización de Estados Americanos (OEA) y pidió reformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).

El nuevo molino contra el que arremeter es la AP, ante la cual hay que tomar una postura común. Junto con Caricom y Mercosur el ALBA quiere crear una zona económica común, que según Maduro debe ser “de desarrollo compartido y complementario, solidario, respetando las asimetrías, más allá del simple comercio, un desarrollo compartido”. En esta línea no es casual que el documento final de la Cumbre se titulara “Declaración del ALBA desde el Pacífico”, una clara denuncia de los intentos del capitalismo de revitalizar con nuevos mecanismos el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

La AP también es vista como una cabeza de puente de la OTAN en América Latina. El ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana, en un acto presidido por Evo Morales afirmó contundentemente: “Es importante recordar que la estrategia de la Alianza del Pacífico no es solamente una estrategia de tipo comercial, es una estrategia política y militar. Su constitución nuevamente pretende reinstalar el Consenso de Washington y el ALCA”. En una reunión entre Morales y Correa, éste afirmó que “Mientras yo sea presidente, Ecuador no entrará en ninguna de estas aventuras”, en clara alusión a la AP.

En lo que respecta a las ONG, criticó al “fundamentalismo indigenista” por negarse a la explotación de los recursos naturales no renovables (minería e hidrocarburos), “haciéndole el juego a las transnacionales y algunas ONG, cuando todos los procesos revolucionarios del mundo han utilizado esos recursos para posibilitar el cambio social”. Por eso pidió al Foro de Sao Paulo que defienda la explotación responsable de los recursos naturales como única alternativa para eliminar la pobreza y critique la irracionalidad del mecanismo de consentimiento previo, que según su criterio atenta contra los gobiernos populares.

Correa comenzó alabando a Chávez, que está más vivo que nunca y canta como siempre, y ensalzó los logros de la revolución y el “cambio de época” que se vive en Latinoamérica, gracias a los gobiernos bolivarianos. Insistió una vez más en que “La gran ventaja del [ALBA] no es en función de cercanías regionales, es voluntaria en función de coincidencias ideológicas y eso nos permite avanzar mucho más”.

La XII Cumbre del ALBA tuvo lugar entre los grandes fastos de celebración del sexagésimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada (el 26 de julio) en Santiago de Cuba y la “cumbre antiimperialista y anticolonialista” de Cochabamba el 2 de agosto. De algún modo, esta concentración de citas sólo sirve para minimizar el impacto de la celebrada en Guayaquil. De todos modos, cada una de estas reuniones sirvió para promover la figura de su organizador en la contienda por el liderazgo regional.

En Cochabamba Morales exhibió sus credenciales de líder antiimperialista, declarando el 2 de agosto día del antiimperialismo y el anticolonialismo, ya que allí nació “una nueva tesis política de la liberación de los pueblos del mundo”. En esa línea manifestó: “Ya basta de monarquías, oligarquías y jerarquías. Ya basta de anarquías del mercado. Nunca más países gobernados por banqueros y por empresarios”. Luego, sin embargo, entró en cierta contradicción con Correa al afirmar que “Los recursos naturales, renovables y no renovables, no pueden estar en manos de las transnacionales… Si queremos gestar un movimiento político de liberación antiimperialista… éste debe empezar por que los recursos pasen a manos de los pueblos y de sus gobiernos democráticamente electos”.

Huérfanos de Hugo Chávez los presidentes bolivarianos y sus amigos no quieren perder el protagonismo que tuvieron en América Latina. Voluntad no falta. Discurso antiimperialista tampoco. En determinados momentos parece existir una verdadera competición en este sentido que a veces desnuda las diferencias existentes entre ellos. Sin embargo, falta el dinero que tenía Chávez y su gran capacidad de atraer voluntades y de leer la coyuntura política. Hasta el momento ninguno de todos los aspirantes ha demostrado estar a su altura.

Fuente: Infolatam (Santiago de Chile)