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10.06.13

Las opciones del canal bioceánico nicaragüense

(Infolatam) ¿Hay capital suficiente para financiar la mega empresa nicaragüense? A priori, en la actual coyuntura, parecería que sí, aunque numerosas respuestas dependan de la bondad de un anteproyecto todavía bastante desconocido. También existe otro hecho importante a no perder de vista y es que los principales competidores en ambas obras son capitales chinos, si bien en un caso estaríamos hablando de Hong Kong. ¿Cuán receptivo será el gobierno chino a una competencia como ésta?
Por Carlos Malamud

(Infolatam) A principios del siglo XIX el científico alemán Alexander von Humboldt propuso construir un canal que a través del istmo centroamericano conectara el océano Atlántico con el Pacífico. Pocos años más tarde, la corona española decidió impulsar la idea mediante la creación de una empresa que se hiciera cargo del proyecto. Pero el estallido de los procesos independentistas abortó cualquier posibilidad de desarrollo futuro y postergó durante largas décadas los planes ya existentes.

Pese a la imposibilidad de llevarlos adelante, la idea del canal no se olvidó y de hecho estuvo en el origen de buena parte de los numerosos conflictos limítrofes entre los nacientes países centroamericanos, especialmente Nicaragua y Costa Rica. Todos querían estar bien posicionados para incidir en el trazado del canal y beneficiarse del mismo, especialmente si atravesaba su propio territorio. No en vano uno de los proyectos con más potencial, al atravesar el Gran Lago de Nicaragua, incluía el cauce del río San Juan, en buena parte fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica.

Durante décadas éste fue uno de los diseños preferidos por ingenieros e inversionistas, hasta que sorpresivamente la aparición de Ferdinand de Lesseps y su idea en 1879 de construir un canal a través de Panamá cambió todo. El 15 de agosto de 1914 se inauguró el Canal de Panamá y con él se abandonó la más larga y complicada ruta del Cabo de Hornos. Sin embargo, en Nicaragua no se olvidaron de un proyecto que era periódicamente desempolvado en los momentos oportunos. Así ocurrió a comienzos del siglo XXI, con anterioridad a la ampliación del Canal, cuando se volvió a insistir en todas las ventajas del proyecto alternativo.

En estos días nos han sorprendido diversas noticias dando cuenta de la decisión del gobierno de Daniel Ortega de acometer finalmente la empresa. Para ello se contactó con un grupo empresarial de Hong Kong, el HK Nicaragua Canal Development Investment Co., a cargo de liderar este plan que tiene un presupuesto inicial de 40.000 millones de dólares. El gobierno nicaragüense quiere sumar otros inversionistas, preferentemente de EEUU y Brasil, para lo que se estima una obra de largo aliento que permitirá el desarrollo económico del país.

Son obvios los beneficios que Nicaragua obtendría de un emprendimiento semejante. Pero, previamente habría que preguntarse por su viabilidad, especialmente si admitimos que la ampliación del Canal panameño está a punto de concluir. Así, emergen importantes interrogantes. Algunos tienen que ver con el mundo globalizado donde ambas obras gigantescas de infraestructura podrían competir.

¿Hay capital suficiente para financiar la mega empresa nicaragüense? A priori, en la actual coyuntura, parecería que sí, aunque numerosas respuestas dependan de la bondad de un anteproyecto todavía bastante desconocido. También existe otro hecho importante a no perder de vista y es que los principales competidores en ambas obras son capitales chinos, si bien en un caso estaríamos hablando de Hong Kong. ¿Cuán receptivo será el gobierno chino a una competencia como ésta?

En línea con lo anterior hay que abordar el problema desde la perspectiva de la demanda. ¿Hay demanda global suficiente para que ambos proyectos generen ganancias? No debe olvidarse que la iniciativa nicaragüense contempla no sólo la construcción del corredor bioceánico, incluyendo un puerto de aguas profundas en cada uno de sus extremos, sino también una línea férrea y un oleoducto paralelos al canal. Es bastante probable que el comercio internacional se incremente, pero para que ello ocurra se requiere una mayor liberalización del comercio internacional.

De fructificar algunas de las macronegociaciones en danza, como las del TPP (Trans Pacific Partnership) y el TAFTA (Trans Atlantic Free Trade Agreement), que implicarían la firma de tratados de libre comercio (TLC) entre amplias zonas del planeta, se habría dado un paso de gigante en esa dirección. Sin embargo, esto implicaría una contradicción flagrante con algunas de las posturas que el gobierno sandinista dice defender, especialmente por su afiliación al ALBA (Alianza bolivariana de los pueblos de nuestra América), totalmente opuesta al libre comercio.

Es conocido el pragmatismo de Daniel Ortega, muy vinculado a su deseo de mantenerse en el poder. La muerte de Hugo Chávez probablemente ha acelerado algunas iniciativas que le permitirán disminuir su gran dependencia del petróleo y la cooperación venezolanas. Con todo, pese a los grandes anuncios y a la inminente aprobación por la Asamblea Nacional nicaragüense de un proyecto de ley sobre la materia, dada la cómoda mayoría sandinista, habrá que esperar un cierto tiempo para ver si esta gigantesca obra de infraestructura comienza a construirse. Y si lo hace, para ver si finalmente llega a buen puerto.

El proyecto de ley implica la concesión por un plazo de 50 años, prorrogables por otros 50, y busca facilitar la inversión, financiamiento, diseño y construcción del canal en favor de la compañía de Hong Kong. Todavía no se han presentado los estudios de viabilidad económica y de impacto ambiental. Esto es importante ya que son muchos los analistas y observadores que presumen considerables daños en el medio ambiente. Sin estos cálculos resulta muy difícil evaluar las consecuencias que semejante obra pueda tener sobre la economía y la sociedad nicaragüenses. Por eso, resulta bastante difícil no pensar que todo podría ser sólo una campaña de imagen de Ortega para consolidarse en el poder. Y por eso, sería más que deseable que los hechos contradijeran esta apreciación.

Fuente: (Infolatam)