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29.07.11

Santa Fe: Del Sel reedita la alianza de clases de los 90, para padecimiento de Carta Abierta

Las clases pudientes lo votaron a Miguel del Sel por su antikirchnerismo y las clases bajas por “ser peronista de verdad” frente a un Rossi que, como todo el fenómeno K, es muy clase media. Los referentes de Carta Abierta, Forster y González, podrán seguir torturando al castellano con su jeringoza semiológica y a la democracia con su desprecio elitista, pero el hecho es que lo “popular” no es lo que ellos creen que es.
Por Pablo Díaz de Brito

Sobre las elecciones santafesinas del domingo 24 de julio se pueden resumir un par de puntos centrales:

a) Lo más importante y estratégico: se derrotó en toda la línea al kirchnerismo, con la tremenda caída de Agustín Rossi, la peor de la historia del PJ santafesino. Hace apenas dos meses había temor a un gobierno de Rossi, a partir de la mala elección del candidato socialista por parte de Hermes Binner (Antonio Bonfatti) y de la suma de votos del PJ en las primarias de mayo. Nada de eso ocurrió. El kirchnerismo se tragó otra derrota total en Santa Fe (en 2009, Rossi casi se queda sin su banca en diputados, donde preside el bloque del kirchnerismo: había sacado...un 11%!).

Pero esta es mucho más contundente: Rossi llegó al final de su carrera política nacional, y en el PJ provincial se reabrió la lucha por el poder. Ni Perotti ni María Eugenia Bielsa -rápidamente convocados a Olivos- son remotamente asimilables a Rossi, un K duro y puro. Perotti es un reutemista explícito, mientras que la hermana del ex Canciller ni siquiera es afiliada y su pasado político y su idiosincrasia señalan su independencia de las estructuras. Nunca se “disciplinaría”, como gustan y exigen en el kirchnerismo.

b) El socialismo se pegó el susto de su vida la noche del domingo 24. Del Sel no fue gobernador por un puñado de votos, fundamentalmente de la capital santafesina y los rosarinos. En el caso de Rosario, votos del centro, bien clase media de “entre bulevares”. La fenomenal performance electoral del popular cómico del grupo “Midachi” es un síntoma del cansancio del elector con el socialismo y no solamente del rechazo al poder K. Es un voto contra dos frentes a la vez. Casi todo el interior votó en masa a Del Sel: es que el voto agrario desconfía del socialismo frente a sus continuos compromisos con el poder central K.

Efectivamente, ha habido numerosos ejemplos. La ley de medios, por caso. Binner y CFK escenificaron una fuerte pelea sólo en la última semana de competencia. Muy poco, para el paladar chacarero y/o de centroderecha. Y en toda la provincia y en Rosario se sabe de los compromisos con la Nación para que no les corten obras. Miguel Lifschitz, "Lichis", ha sido a menudo casi temeroso ante la Rosada. Hay muchas obras en juego. Ahora Binner se hizo el bravo, como en su discurso del triunfo el domingo a la noche: “No vivimos de rodillas como otros gobernadores”. Pero la verdad del día a día de la gestión es otra y por ese continuo cuidado de la relación es que no se ve ninguna obra estratégica caída...salvo el imposible Tren Bala. Y las votaciones a favor en el Congreso del PS sin dudas se valoraron en Olivos.

El fenómeno Miguel del Sel

Ahora, pasando a revisar al fenómeno mayúsculo de las elecciones santafesinas, Miguel del Sel: ¿Implica un vaciamiento total de la palabra política, como diagnosticó con su barroquismo verboso Horacio González, director de la Biblioteca Nacional? ¿O fascismo light?, como afirmó el sempiterno ceño fruncido del filósofo oficialista Ricardo Forster?

Nada de eso. Se trata de la dialéctica de la política democrática, nada más y nada menos. Hubo un enorme vacío en el centroderecha con la doble retirada a boxes de Carlos Reutemann y Mauricio Macri, y como dijo el experimentado dirigente peronista Julio Bárbaro, “la gente cuando no tiene alternativas, se las inventa”. Bárbaro ha resultado tal vez el mejor analista de esta serie de elecciones.

Acá viene un apunte que no se ha visto en otros lados: el voto de Del Sel exhuma la alianza de clases noventista: clase alta y media alta (chacareros con 300 has y dos camionetas Hillux) y habitantes de barrios marginales o muy pobres de Rosario. Aquel famoso “nuevo bloque social” que anunció Jorge Triaca en 1989.

Hay bastante de eso en este voto: la clase baja reclama seguridad y mejoras de infraestructura, y trabajo. La clase media-alta es anti-K, aunque le vaya bien o muy bien (el chacarero acaba de vender la cosecha de soja). Es un voto “anti” y bien ideológico, como el de Macri en Capital. Nada que ver con veredas rotas o lamparitas que faltan. Es que, como se dijo, el centroderecha es un nicho que estaba vacío. En Santa Fe, los dos candidatos que se pensaba eran los principales (Bonfatti y Rossi) competían entre sí por la primacía del rótulo “progresista”. El votante de centroderecha no tenía opción, nadie lo convocaba, y muchos en este sector estaban cansados de votar al socialismo como mal menor al PJ.

Demasiados años de ponerle el voto a Binner, primero, y a "Lichi", después, para que no ganen los pejotas. Además, estaba clarísimo desde hace semanas que Bonfatti iba a derrotar cómodamente a Rossi. Eso quitó polarización, la “obligación” de votar al socialismo para que no hubiera otra vez un gobernador pejotista, y encima uno K.

Y ahí apareció Del Sel, con sus chistes, su familiaridad con el lenguaje barrial, su humor craso pero eficacísimo y contagioso. Lo veían llegar en los barrios y salían a saludarlo, a besarlo. “Negro...”. Eso en política vale oro. Y el explicaba que el kirchnerismo de Rossi no es el verdadero peronismo, que estaba con él.

Así que las clases pudientes lo votaron a Miguel del Sel por su antikirchnerismo y las clases bajas por “ser peronista de verdad” frente a un Rossi que, como todo el fenómeno K, es muy clase media, totalmente clase media. Los referentes de Carta Abierta, Forster y González, podrán seguir torturando al castellano con su jeringoza semiológica y a la democracia con su desprecio elitista, pero el hecho es que lo “popular” no es lo que ellos creen que es.

Hay que dar una discusión, cuestionar esa apropiación de lo “popular” por parte de esa izquierda sectaria y por siempre minoritaria (el 14% de Juan Cabandié en la Capital). Popular, y legítimamente popular, es Macri, que se apresta a aplastar por segunda vez a Filmus. Para ellos, el éxito de Macri se explica como un falseamiento, porque nunca la “derecha” pro-mercado puede ser popular. En su mundo, eso no existe. Si se da el fenómeno es por una manipulación mediática, por la construcción de sentido común que hace el capitalismo, por esa “trituradora semiológica” que menciona González en los videos tan cuestionados. Hay que escuchar esos videos de Carta Abierta en You Tube para darse una idea de hasta dónde llega el autismo de esta gente. Bárbaro les contestó ídem el pasado viernes, en un artículo que publicó La Nación (1). Allí dice que al peronismo “se intenta sustituirlo por un conglomerado de sectores residuales de izquierda” y entonces “se nota cómo se alejan los sectores populares”. Imposible decirlo mejor.

Estamos a horas del ballottage porteño. Los sondeos hablan de un 63 a 36%, o por ahí. Habrá que disfrutarlo, porque después lo que se viene es bravo. El 14 de agosto será el día de la verdad. Si CFK arrasa, octubre será un paseo para ella; si apenas gana bien y Duhalde y Alfonsín tienen buena votación, todo puede cambiar.

(1) http://www.lanacion.com.ar/1391695-que-vientos-liberamos-para-nuestra-derrota

Pablo Díaz de Brito es analista de CADAL y periodista. Nació y vive en la ciudad de Rosario.