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19.04.10

Comunistas de mercado chinos al rescate del progresismo bizarro argentino

Burócratas comunistas chinos que practican el libre mercado con fe de conversos le crean una red de seguridad al progresismo bizarro que gobierna Argentina comprándole soja y derivados al único sector social que se le animó a enfrentarlo en serio.
Por Pablo Díaz de Brito

Dice Lucas Llach en El Economista que el panorama 2010-11 será inflación alta y reactivación, lo que da un resultado político mixto para el gobierno con predominio del saldo negativo por la inflación. Y, como todos los economistas, agrega que la inflación ya está en régimen, o sea, ya es autorreferencial, por expectativas. Se negocian convenios colectivos y se ponen precios pensando en la inflación futura, ya no en la pasada. El consumo se acelera por lo mismo: comprá ahora, que el mes que viene aumenta. Sea una botella de malbec o un auto, todo lo que no sea consumo de supervivencia se compra con ese mecanismo activado en la cabeza.

Dejemos de lado el debate que intenta instalar el gobierno y la retahíla de progres K: que la inflación es sólo culpa de los empresarios oligopólicos. Sturzzeneger y Urbiztondo, de Fiel, están entre los últimos en rebatir esta falacia simplista y tribunera, pero creo que ya es un asunto saldado. El punto es que esta gente del gobierno sigue sin plan antiinflacionario, fuera de mandar al secretario de Comercio Guillermo Moreno. Dice El Economista que en la última reunión de directorio del BCRA, de inflación, no se habló: el análisis del grupo de Marcó del Pont es que sólo falta oferta y que ellos van a inyectar crédito a las pymes para subsanar esa falta. Y punto. O sea: creen que el Central es un segundo Banco Nación. Me parece que no estudiaron una bolilla en la UBA, esa que trata de la autoridad monetaria. Confunden al Central con una banca de fomento.

Está claro entonces que el gobierno persistirá en el negacionismo inflacionario. Crecerá así, inevitablemente, la presión para devaluar, aunque ya cueste mantener al dólar donde está para que no se caiga.

En fin, todo va hacia un cuello de botella: inflación crónica alta, retraso cambiario, gobierno en déficit que se financiará caro en los mercados externos con el consecuente aumento de la nueva deuda, etc. Según Ricardo Delgado, siempre en El Economista, el gobierno cree seriamente que lo mejor es manejarse en una "zona de confort inflacionario", del 20 a 30%, dado que así aumenta sus ingresos tributarios y licua el gasto, creando tensiones salariales que considera manejables. Lo cual, agrego, es una completa locura, muy típica de Néstor Kirchner.

Dice Llach que sin embargo el futuro gobierno no recibirá un cuadro tipo 1999, sino algo menos trágico, más manejable. Según él (yo tengo mis dudas) al no haber tapón cambiario, recesión, etc, como cuando llegó al gobierno Fernando de la Rua, "sólo" habrá que ajustar las tarifas, rebajar un poco el gasto, normalizar el Indec, y no mucho más, dado que ahora la inserción argentina internacional es mucho mejor que en tiempos del 1 a 1 o los años 80.

En suma: China y Brasil nos salvan, ya que si fuera por nosotros nos volveríamos a tirar alegremente al barranco. Así que la distribución internacional del trabajo según las ventajas comparativas de cada país (que eso es la globalización) salvará al modelo productivista-desarrollista del gobierno. Nuevamente, el sistema capitalista va al rescate de sus adversarios.

En términos políticos: burócratas comunistas chinos que practican el libre mercado con fe de conversos le crean una red de seguridad al progresismo bizarro que gobierna Argentina comprándole soja y derivados al único sector social que se le animó a enfrentarlo en serio. Esperemos que esa red siga estando bien firme en el período 2011-15, si no, el kirchnerismo volverá con todo. Con 6,7,8, Hadad y Florencia Peña incluidos, y con León Gieco berreando un tema de Mercedes Sosa.