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21.12.09

Copenhague: la era del tercermundismo ambiental

En el discurso del canciller argentino reaparece el viejo slogan sobre la rapiña por los países centrales de los jóvenes, ingenuos y potencialmente ricos países pobres, que son pobres porque los otros son ricos, porque los "saquearon". Este viejo discurso tercermundista tiene ahora un giro ambiental.
Por Pablo Díaz de Brito

La cumbre de Copenhague parece marcar la entrada en escena de la demagogia climática global. Que por cierto ya existía, pero ahora, de la mano del calentamiento global, se ha "instalado" con más fuerza y con esa certeza de lo aceptado por casi todos. Del tercermundismo tradicional, que dice "ellos son ricos porque nosotros somos pobres", se pasa al "ellos contaminan y contaminaron, nosotros lo sufrimos, que paguen su culpa, su deuda ambiental". Fue lo que dijeron en Dinamarca Chávez y Evo, pero también el canciller argentino, Taiana.

Evo Morales en Copenhague arenga contra el capitalismo, que es una cultura de la muerte. Pide hacer un referendo mundial sobre un modelo económico alternativo. El hombre es presidente de un país exportador de gas natural, pero habla como si no estuviera enterado. Su padrino, Chávez, elige agredir una vez más a Estados Unidos, y habla de olor a azufre por la presencia de Obama. Debe tener razón, si se refiere al olor azufre propio de la producción y quema de hidrocarburos. No engaña a nadie, el dictador de Caracas: él es el principal vendedor sudamericano de naftas y crudos a Estados Unidos.

Pasemos al discurso oficial de Argentina, el de su canciller Jorge Taiana. Demagogia ambiental, pero de saco y corbata. Taiana reclamó "por la deuda histórica que hay con el tema ambiental, por lo que han hecho de la atmósfera y de los recursos, los países desarrollados deben facilitar los fondos que faciliten a los países en desarrollo la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático". Taiana nada dice sobre que Argentina tiene más del 90% de su matriz energética en hidrocarburos, ni de los planes que, se supone, debe tener para cambiar eso. Se ve que para diseñar esos planes está esperando, primero, los fondos de los villanos ricos.

El concepto de "deuda ambiental", que es el núcleo de la posición oficial argentina, no resiste el menor análisis. Los países industrializados "de antes" (porque hoy son industrializados China e India, Indonesia y Brasil), digamos entre el siglo XIX y los años 80 del siglo XX, emitían, pero nadie sabía que esas emisiones eran dañinas. De hecho, hoy mismo hay aún un cierto margen de duda científica sobre si son esas emisiones humanas las únicas o siquiera las principales responsables del calentamiento global, de cuanto de antropogénico tiene este fenómeno. Aun asumiendo que es así, en aquellos tiempos nadie sabía ni presumía este daño.

No importa, Argentina asume el rol del demagogo global. El asunto es conseguir plata cuantiosa de los "ricos" para ser utilizada por los "pobres" en su adecuación a las exigencias energéticas que trae el calentamiento global. Plata dulce que los K querrían en manos de Cristóbal López, Rudy Ulloa y otros luchadores ambientales de reconocida trayectoria.

Pero, sobre todo, en este discurso del canciller argentino, reaparece el viejo slogan sobre la rapiña por los países centrales de los jóvenes, ingenuos y potencialmente ricos países pobres, que son pobres porque los otros son ricos, porque los "saquearon". Este viejo discurso tercermundista tiene ahora un giro ambiental. Según esta lógica, si Lagos, la horrorosa capital de Nigeria, es la enorme cloaca que es, y no una Copenhague africana, es por culpa de los ricos blancos, de su capitalismo explotador y de nada más. Nigeria es un gran exportador de petróleo.

En este libreto coinciden muchos en Argentina: Pino Solanas y toda la mal llamada "centroizquierda", el régimen K y sus intelectuales de bolsillo, el radicalismo, gran parte el PJ no K, etc. Por eso es justo que Taiana represente a la Argentina en Copenhague con ese discurso: porque, seguramente, un canciller radical o del PJ tradicional hubiera dicho más o menos lo mismo.