Artículos

20.02.20

Uruguay: comienzo movido

Vázquez, olvidando lo que desde el Frente Amplio se le criticara a anteriores administraciones, en su tramo final otorgó a partidarios suyos tres canales de televisión por cable. Uno de los canales de TV fue para el proyecto de Federico Fasano y Ruben Villaverde, ex director del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente. Fasano ha sido uno de los personajes más funestos del periodismo uruguayo.
Por Hugo Machín Fajardo

A pocos días del inicio de una nueva administración en Uruguay, la decisión del presidente electo Luis Lacalle Pou de no aceptar la presencia de dictadores en su asunción de mando es un tema dominante en la realidad uruguaya, de por sí sacudida con hechos protagonizados por quienes abandonan y quienes ingresan al gobierno.

La columna por Gabriel Salvia informa y contextualiza respecto al positivo cambio en materia de política exterior que adopta Uruguay a partir de marzo. Agregaría que en 1995, el entonces secretario general del Partido Socialista uruguayo (PSU), Reinaldo Gargano —luego canciller del primer gobierno del Frente Amplio entre 2005 y 2008—, declaró a revista tres, de Montevideo, que Cuba era “una dictadura”. En estos días, el actual secretario del PSU, Gonzalo Civila, es partidario de invitar a los dictadores cubanos. Muy simple: hace un cuarto de siglo había que mejorar la imagen para captar electorado. Hoy no importa engañar con tal de mantener al electorado.

También hubo críticas por la no presencia de Nicolás Maduro y Daniel Ortega desde Pepe Mujica — “siempre es posible hacer algo por los derechos humanos” viene de declarar en España—, y de su diputada Susana Pereyra, una figura menor por sí misma, pero esposa del Ministro del Interior de los últimos 10 años, Eduardo Bonomi. Pereyra se sumó a las críticas diciendo que la decisión era una cuestión “ideológica”. Es risible como la palabrita ideología se utiliza para falsear realidades. Esta legisladora relecta es la misma que en 2013, según consta en expediente judicial, advertía a dirigentes de la barra brava del equipo de futbol de Peñarol de Montevideo, que sus teléfonos estaban pinchados por el Ministerio que dirigía su marido. El “campaneo” lo hacía Pereyra al tiempo que les pedía a cambio a esos mismos jefes que acarrearan gente a votar por ella en las elecciones internas de su sector político— el Movimiento de Participación Popular (MPP)— realizadas en 2013. Todo por ideología, seguramente.

Despedida con obsequios. El presidente saliente Tabaré Vázquez ha sido objeto de un homenaje patrocinado por dirigentes sindicales, en contra de la opinión de otros dirigentes de la central de trabajadores que vieron en esa lisonja una pérdida de “independencia de clase”. Y Vázquez colabora al participar en actos que le están vedados constitucionalmente, como el organizado por el sindicato de la construcción para denostar al gobierno entrante.

Otra entidad sindical, la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES), se apresura en poner palos en la rueda antes de que el carro empiece andar. Ya decretó un paro de actividades por 24 horas para el 12 de marzo contra… un anteproyecto de ley de urgente consideración que es objeto de modificaciones, incluso provenientes de dirigentes del futuro gobierno.

Vázquez, olvidando lo que desde el Frente Amplio se le criticara a anteriores administraciones, en su tramo final otorgó a partidarios suyos tres canales de televisión por cable.

Uno de los canales de TV fue para el proyecto de Federico Fasano y Ruben Villaverde, ex director del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente. Fasano ha sido uno de los personajes más funestos del periodismo uruguayo. Villaverde estuvo al frente del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa) en 2014, cuando el Instituto Nacional de DDHH uruguayo lo denunció ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas: “Las situaciones visibilizadas muestran nuevamente las graves violaciones a los derechos de los adolescentes que suceden en los centros de detención juvenil, y cuestionan conceptual y estructuralmente a la cárcel como lugar propicio para disminuir la criminalidad adolescente (…)  resulta imperioso relevar a la actual dirección del Sirpa” para generar “una señal política clara y precisa acorde con la nueva agenda de derechos impulsada desde el Estado”.

Precisamente en el sistema penitenciario es donde el gobierno saliente deja un déficit importante. El último episodio de deshumanización tuvo lugar en Santiago Vázquez (ex Comcar), Unidad Número 1 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), el miércoles 19 de febrero, cuando tres reclusos murieron a causa de enfrentamientos internos entre presos que conviven en cárceles abarrotadas. El comisionado parlamentario para los reclusos, Juan Miguel Petit, ha dicho que solamente un tercio de los establecimientos penitenciarios uruguayos tienen condiciones adecuadas.

Llegada con desaciertos. El sacudón mayor del nuevo elenco gubernamental tuvo lugar el pasado miércoles 19 de febrero. Interpol detuvo ese día a Maya Cikurel Spiller, pareja del futuro ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, cuando pretendía salir de Uruguay por Colonia. La mujer, quien estaría vinculada a empresas que recibieron dinero de la multinacional brasileña Odebrecht para sobornar a panameños, quedó bajo arresto domiciliario durante 60 días. Da Silveira no hizo declaraciones porque—dijo— no quiere que sus palabras se interpreten como una presión indebida sobre la Justicia.

Un desacierto especialmente urticante lo generó el futuro viceministro de Defensa Nacional, Rivera Elgue, el 15 de febrero, cuando dijo al matutino la diaria, de Montevideo, que los militares uruguayos que dieron el golpe de Estado el 27 de junio de 1973 no habían actuado mal: “Yo creo que la institución en su conjunto no actuó mal. Hubo hombres que se equivocaron y actuaron mal (…) Fue un degeneramiento, en parte porque no tuvimos una clase política que asumiera un rol preponderante en enfrentar a la subversión. Y lo tuvieron que asumir las Fuerzas Armadas. Si la clase política se hubiera enfrentado duramente y en primera línea contra la subversión, ahí capaz que no hubiese pasado el quiebre institucional”.

Si bien Lacalle Pou se desmarcó de esa postura, lo que cabría esperar es la no designación de Elgue para el cargo de mayor importancia luego del ministro. Hasta el presente, no hubo decisiones al respecto. Elgue pertenece al sector Cabildo Abierto, dirigido por el ex comandante del ejército Guido Manini Ríos, quien ocupa una banca en el senado uruguayo y que ha sido cuestionado por su actuación en 2019 respecto al caso del ex torturador José “Nino” Gavazzo procesado y condenado por la Justicia pro crímenes cometidos entre 1973 y 1985.

Además del futuro Presidente, expresaron su disconformidad con Elgue, el dirigente blanco Javier García, que ocupará la cartera de Defensa, el designado secretario de la presidencia Álvaro Delgado y el propio Manini Ríos.

Misa por legislatura. Otro paso en dirección equivocada por integrantes del futuro gobierno, es el de haber asistido casi como delegación oficial a una “misa de comienzo de legislatura después de muchísimo tiempo”, según festejó el cardenal uruguayo Daniel Sturla. La ceremonia religiosa se celebró a pocas cuadras del Palacio Legislativo, en la basílica de Nuestra Señora del Carmen del barrio Aguada.

Uruguay en 1908 abolió el juramento de los diputados sobre los Evangelios; en 1909 la Asamblea General suprimió los honores militares en actos religiosos — que luego vetaría el Poder Ejecutivo— pero ese mismo año se suprimió la enseñanza y práctica religiosa en las escuelas públicas. En 1911, se derogaron los honores a los símbolos religiosos, así como los honores oficiales en los actos religiosos y se procedió a la laicización general del Código Militar.

El proceso iniciado antes de las dos presidencias de José Batlle y Ordoñez (1903- 1907 / 1911 -1915) separó totalmente el Estado de la iglesia, a diferencia de otros países latinoamericanos que, por ejemplo, hasta el presente mantienen capellanes católicos en el ámbito castrense en ejércitos que no presamente se han caracterizado por ser expertos en humanidad.