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25.01.18

¿Puede macri torcerle el brazo a los sindicatos?

(7 Miradas) Durante 2016 Macri ya tuvo una negociación exitosa con el mundo sindical, al negociar la devolución de los fondos de las obras sociales que se le adeudaban durante la etapa K. Lo hizo mediante 2 incentivos y una amenaza, saber: a) se comprometió a devolverles todo en cuotas, b) no les pidió dinero (los muchachos estaban acostumbrados a que siempre había retorno), y c) los amenazó con carpetazos.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) A priori la respuesta debería ser: en el corto plazo no, dado que el gobierno decidió poner freno de mano a la reforma sindical en las extraordinarias, y desguazar el proyecto original. Pero ¿en el mediano plazo?

Qué juega en contra?

  1. La capacidad de presión de los sindicatos, sobre todo si encolumnan a los gremios del transporte y de servicios estatales críticos como salud y educación;
  2. La fragmentación sindical, que hace difícil imaginar una articulación sencilla de intereses y visiones;
  3. La decisión de Pichetto y su bloque de no avanzar con el tema si no hay acuerdo de la CGT;
  4. La dificultad del gobierno de no contar en este caso con la posibilidad de un consenso con los gobernadores peronistas para que los sindicatos y los legisladores nacionales de las distintas tribus se aboquen a un tratamiento favorable;
  5. El temor del gobierno de volver a desatar demonios impensados como sucedió con la reforma previsional.

Qué juega a favor?

  1. La imagen negativa de la opinión pública sobre el mundo sindical (aunque esto tiene escaso peso para sentar a los actores a negociar);
  2. Los temores de los sindicalistas respecto al avance de causas judiciales que los involucran (el temor de que “vayan por todos”, y no solo por algunos);
  3. La capacidad de negociación del gobierno a partir de la diligencia con que organismos del Estado (AFIP, UIF) pueden responder a las requisitorias de la justicia (léase, “amenaza de carpetazos”);
  4. La división de visiones dentro de la misma CGT respecto a la relación con el gobierno;
  5. La capacidad de extorsión del gobierno respecto a los fondos de las obras sociales.

El gobierno está desarrollando la doble actitud del “policía bueno” y el “policía malo” (sin lo cual, ninguna negociación de este tipo llega a buen puerto). El bueno desguaza el proyecto de ley original y entabla negociación con los dialoguistas. El malo ordena apretarlos con “la víscera más sensible” y no se entromete en las requisitorias judiciales.

Durante 2016 Macri ya tuvo una negociación exitosa con el mundo sindical, al negociar la devolución de los fondos de las obras sociales que se le adeudaban durante la etapa K. Lo hizo mediante 2 incentivos y una amenaza, saber: a) se comprometió a devolverles todo en cuotas, b) no les pidió dinero (los muchachos estaban acostumbrados a que siempre había retorno), y c) los amenazó con carpetazos.

Claro que entre eso e imponerles auditorías, declaración pública de bienes, reglar las elecciones internas o limitar las reelecciones hay un océano enorme. Por eso es que la respuesta a la pregunta que formula el título no es sencilla. Sin embargo, siempre puede haber victorias parciales que vayan indicando que algo ha cambiado, aunque sea módico.

Después de las torpezas que el oficialismo cometió con la reforma previsional, Cambiemos no tiene mucho derecho a ser optimista. Pero también es cierto que el fenómeno Macri nace rompiendo tradiciones. Y esta puede ser una de ellas.

Claro que le costará: sobre todo porque este modelo no quiere ser el de los ´90, con todo lo que eso implicó para la reestructuración del mercado laboral.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)