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03.01.14

De cortes y ajuste

(7 Miradas) En diciembre de 1988 no hay manifestaciones de cortes de calle, piquetes ni cacerolazos. Sin embargo, el enojo se registra en las encuestas. Regresemos al presente. Cortes de luz y mala perspectiva económica (aunque ni por asomo la de 25 años atrás). La mayoría desencantada del gobierno de turno, que conserva un fuerte poder político, a diferencia de Alfonsín. Pero estas son sociedades muy distintas a las 25 años atrás: hoy el ciudadano – cliente es mucho más exigente y menos paciente.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) La imagen de la televisión manda sobre la percepción coyuntural, no necesariamente sobre la de largo plazo. Las noticias de los cortes de luz, con todas sus consecuencias, son fatales. ¿Vale pensar como el filósofo contemporáneo Julio Grondona que “todo pasa”?

Entremos en el túnel del tiempo y vayamos exactamente 25 años para atrás. El gobierno de Raúl Alfonsín, por serios problemas de generación eléctrica, está obligado a hacer cortes de electricidad programados que fastidian soberanamente a la población del principal centro urbano de la Argentina, en el marco de una sociedad ya fatigada del gobierno radical, y con una perspectiva económica muy negativa. Nace una esperanza: Carlos Menem.

En diciembre de 1988 no hay manifestaciones de cortes de calle, piquetes ni cacerolazos. Sin embargo, el enojo se registra en las encuestas: la diferencia de intención de voto a favor de Menem sobre Angeloz crece de 20 puntos en noviembre a más de 30 en diciembre. El calvario dura buena parte del verano. Una vez normalizada la situación, la ventaja del riojano se reduce y vuelve al punto de origen. ¿Por qué? Porque cuando una crisis no afecta el nudo central del electorado, solo tiene efectos coyunturales, no permanentes.

Regresemos al presente. Cortes de luz y mala perspectiva económica (aunque ni por asomo la de 25 años atrás). La mayoría desencantada del gobierno de turno, que conserva un fuerte poder político, a diferencia de Alfonsín. Sucede tras cartón de crisis policiales y saqueos con el proyecto político que más dinero pudo invertir en inclusión social. La situación es objetivamente mejor, la reacción en la calle es mucho peor.

Aumenta el 66% el boleto de colectivo en la zona metropolitana de Buenos Aires. Entre las fiestas y la gravedad de los cortes de luz la sociedad pasa de largo del tema. ¿Alguien protestará? Difícilmente: la mayoría sabe que para no empeorar la situación económica habrá que tomar alguna medicina amarga.

Brasil: aumenta el transporte público luego de una década de mayor inclusión social. Estalla el país.

Moralejas:

1) estas son sociedades muy distintas a las 25 años atrás: hoy el ciudadano – cliente es mucho más exigente y menos paciente.

2) todo concluye al fin: la etapa de la “mayor inclusión social” alguna vez se termina en la percepción y se requiere un nuevo horizonte.

3) la gente no es tonta, sabe que nada es gratis: tarde o temprano de alguna forma se paga la fiesta de los subsidios (está madura para un ajuste racional).

4) no hay que dejarse impresionar por los cortes de luz, ya que una vez pasada la crisis (como las inundaciones de marzo) lo más probable es que los indicadores vuelvan a su anterior estado.

Eso sí: si sigue así la inflación, “game over, insert a new coin”….

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)