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29.10.24

América Latina en el índice de impunidad global

Los datos demuestran que los periodistas siguen estando en peligro en muchos países del mundo, y todavía es difícil impartir justicia, incluso en países con libertad de expresión y gobiernos democráticos. Todo parece indicar que América Latina no muestra tendencias uniformes ni regulares, pero tampoco lo hacen otras regiones.

El Índice de Impunidad Global (GII) fue desarrollado en 2015 por el Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) en México. La palabra ‘impunidad’ significa ‘crimen sin castigo’, pero su incidencia está vinculada con factores como acceso desigual a la justicia y fallas institucionales. El GII fue el primer estudio cuantitativo y cualitativo de este fenómeno con el objetivo de mejorar estadísticas nacionales de justicia y promover el respeto por los derechos humanos. El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) ha utilizado el índice de impunidad desde 2008 para evaluar la impunidad en crímenes contra periodistas. “El Índice de Impunidad Global del CPJ calcula el número de asesinatos no resueltos de periodistas como un porcentaje en relación con la población de cada país.” Este índice incluye casos de asesinato de periodistas entre el 1 de septiembre de 2013 y el 31 de agosto de 2023 en naciones con cinco o más casos no resueltos.

De los 261 periodistas que han sido asesinados entre 2013 y 2023, el 78 por ciento no han tenido justicia. Desde 1992, menos del 5 por ciento de las víctimas han conseguido justicia total. En los últimos años, ha habido un fuerte aumento en el número de periodistas asesinados. En 2023, 78, y en 2024, 64 periodistas fueron asesinados, en comparación con 28 en 2019, el último año antes de la anomalía de COVID-19. En los últimos dos años, la mayoría fueron asesinados por ‘misión peligrosa’ en Israel y el territorio palestino ocupado. Sin embargo, los países líderes del índice de 2023 fueron los doce donde el asesinato del periodista tuvo más probabilidad de quedar impune: con Siria, Somalia y Haití encima. Brasil ocupa el décimo lugar, con 11 muertes no resueltos, su decimocuarto año en el índice y un crecimiento grande desde el año anterior. Por el contrario, Ucrania ha bajado desde el número de muertos más alto del índice en 2022 a ni siquiera en la lista en 2023.

El índice solo muestra naciones con cinco o más casos no resueltos, pero en la página web hay detalles sobre todos los países del mundo desde 1992. Países como Omán y Guyana no tienen periodistas muertos ni desaparecidos en su línea de trabajo. Obviamente, el número de muertos no siempre refleja el peligro que enfrentan los periodistas. Por ejemplo, en México el número de muertos no resueltos ha disminuido desde 13 en 2022 a 2 en 2023, pero sigue siendo uno de los países más arriesgados del mundo para los periodistas, debido a ataques no letales como el acoso, amenazas y abducción.

En 2022, América Latina fue la región más peligrosa para ejercer el periodismo, con casi la mitad del total global de los muertos del año. La mayoría de los países en América Latina no han tenido muertos en esta década, pero Haití ha tenido 7; Chile, 1 y Colombia, 3. Dicho esto, hay varios países europeos, o del ‘norte global’ con casos de muertos también. Entre 2020 y 2024, tanto Brasil como los Estados Unidos han registrado dos periodistas asesinados cuyos casos permanecen no resueltos. También hay asesinatos no resueltos en países de la Unión Europea generalmente considerados seguros, como Malta, Eslovaquia, Grecia y los Países Bajos.

Los datos demuestran que los periodistas siguen estando en peligro en muchos países del mundo, y todavía es difícil impartir justicia, incluso en países con libertad de expresión y gobiernos democráticos. Todo parece indicar que América Latina no muestra tendencias uniformes ni regulares, pero tampoco lo hacen otras regiones. Es imprescindible que organizaciones como CPJ sigan luchando por la seguridad y justicia de periodistas mundialmente, para concienciar e iniciar activismo entre los que pueden provocar cambios.