El estado de la democracia en el Índice de The Economist 2023
La región de América Latina, ubicada dentro de las tres regiones más democráticas del mundo, no ha podido retornar a sus niveles prepandémicos y contiene a 24 países que en más de un 60% han empeorado su status democrático.
El Índice de Democracia (Democracy Index), elaborado desde 2006 por The Economist Intelligence Unit (EIU), evalúa el estado de la democracia en 165 estados y dos territorios. Utiliza una escala del 0 al 10, basada en cinco categorías clave: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento gubernamental, participación política, cultura política y libertades civiles. De acuerdo a las puntuaciones respectivas en cada una, se les designa el título de países con democracia plena, democracia imperfecta, régimen híbrido y régimen autoritario.
En la última edición del año 2023, se ha abordado el análisis de los estándares democráticos a partir de la premisa de que el mundo está atravesando por una nueva “época de conflicto” que ha producido una regresión democrática generalizada. A partir de ello, se menciona que existe el riesgo de que esta tendencia vaya en aumento en los próximos años y que podría desembocar en un posible conflicto mundial de gran alcance.
Así, se estima que gran parte de este entorno conflictivo se origina en el aumento de las tendencias autoritarias y el populismo que han surgido como respuesta a la insatisfacción ciudadana con respecto al desempeño de las democracias fallidas, las crisis económicas, la migración y otras problemáticas socioeconómicas.
Del mismo modo, el ascenso de potencias como China y Rusia, que desafían el statu quo del orden internacional y promueven valores iliberales, también influye en esta deriva autoritaria. Por ello, se menciona la relevancia de considerar los cambios en el sistema internacional, lo que implica la necesidad de incluir a las potencias emergentes en la toma de decisiones.
En este contexto, la democracia continúa presentándose como una alternativa para mitigar esta tendencia autoritaria. Sin embargo, es fundamental reconocer que existen obstáculos que no deben pasarse por alto y que afectan el establecimiento o la promoción de estándares de libertad, democracia y pluralismo. Estos obstáculos pueden incluir la tradición democrática de una región específica, su soberanía, la estabilidad política e incluso elementos relacionados con el desarrollo socioeconómico.
El índice está encabezado por democracias plenas en los países nórdicos (Noruega, Islandia, Finlandia, Suecia y Dinamarca), así como por otros países parte de Europa occidental y Taiwán. Estos destacan por sus altas puntuaciones en categorías como cultura política, la cual proviene de su considerable tradición democrática, y por las continuas mejoras en cuanto a libertades civiles, pluralismo y participación política. Son parte de la OECD, por lo que se subraya la importancia de tener un nivel de desarrollo económico próspero en tanto se busque mejorar el rendimiento democrático.
En contraste, las posiciones más bajas del índice son ocupadas por países de regiones asiáticas y africanas. Sus puntuaciones se encuentran considerablemente por debajo del promedio mundial y evidencian un declive en comparación con las cifras del año anterior.
En el caso de los países africanos, como Chad, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, se destaca la presencia de regímenes militares que restringen de manera significativa la posibilidad de llevar a cabo procesos electorales. Estos regímenes también implementan diversas medidas represivas que limitan los derechos de la ciudadanía, debilitando así las libertades civiles. Además, las poblaciones de estos países se ven amenazadas por la ocupación yihadista o rebelde, lo que pone en entredicho el ya frágil Estado de derecho.
De igual forma, países asiáticos como Corea del Norte, Laos, Myanmar y Afganistán se sitúan en los niveles más bajos del ranking. Estos dos últimos, en particular, ocupan los lugares más bajos, siendo regímenes autocráticos que registran puntuaciones de 0.00 en categorías clave como funcionamiento gubernamental y/o pluralismo y proceso electoral.
Por otro lado, la región de América Latina, ubicada dentro de las tres regiones más democráticas del mundo, no ha podido retornar a sus niveles prepandémicos y contiene a 24 países que en más de un 60% han empeorado su status democrático. Una causa importante de la octava disminución consecutiva de su puntuación de 5.79 a 5.68 en 2022 se deriva de una fuerte regresión en Centroamérica, especialmente con el gran descenso de -0.35 en El Salvador.
El aumento de propuestas autoritarias parte del impacto de la inseguridad en la población, dada la aparición y auge de redes criminales de crimen organizado y narcotráfico. Del mismo modo, se alude a la permanente violencia política y la polarización en países como Ecuador, Perú, Argentina y Bolivia. Es común la desconfianza en las instituciones, por lo que se está instalando una duda y cuestionamiento constante ante los procesos electorales, los juicios políticos, el accionar de los partidos políticos y el apoyo a los outsiders populistas.
Por último, dos países latinoamericanos cambiaron de clasificación: Chile que pasó de ser una democracia plena a una democracia imperfecta y Paraguay que tuvo una mejora en su desempeño y pasó de régimen híbrido a democracia imperfecta.
En comparación con otras regiones, los países latinoamericanos no tienen las bajas puntuaciones de países como Afganistán o Chad; no obstante, la presencia de países con regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como el descenso en el status democrático de otros países en la región, no son un buen augurio ante el escenario de conflicto que se prevé en el largo plazo. Además, la cultura política latinoamericana no es de una larga tradición democrática, por lo que podría haber una reversión que perjudique las libertades y derechos de la ciudadanía. A diferencia de los países africanos y asiáticos, no hay esa presencia de grupos terroristas; no obstante, se está intensificando la presencia de complejas redes criminales. Asimismo, si bien se puede mencionar la insatisfacción de la población con sus gobiernos, las FF.AA. aún respetan el estado de derecho y las instituciones democráticas.
Finalmente, se pueden destacar ciertos puntos, como que Europa occidental ha superado a Norteamérica por primera vez desde el lanzamiento del Democracy Index, con una puntuación de 8.37 frente a 8.27, respectivamente. Del mismo modo, si bien ha habido un gran retroceso democrático en todas las regiones menos Europa occidental, algunos países han estado muy cerca de ser clasificados como democracias plenas; es el caso de República Checa, Estonia y Eslovenia. Por último, si bien hay países que siguen siendo clasificados como regímenes autoritarios e híbridos, pueden haber mejorado en ciertas categorías y/o declinado en otras; es el caso de China y La India, por ejemplo, con respecto a la participación política y el funcionamiento gubernamental.
El Índice de Democracia (Democracy Index), elaborado desde 2006 por The Economist Intelligence Unit (EIU), evalúa el estado de la democracia en 165 estados y dos territorios. Utiliza una escala del 0 al 10, basada en cinco categorías clave: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento gubernamental, participación política, cultura política y libertades civiles. De acuerdo a las puntuaciones respectivas en cada una, se les designa el título de países con democracia plena, democracia imperfecta, régimen híbrido y régimen autoritario.
En la última edición del año 2023, se ha abordado el análisis de los estándares democráticos a partir de la premisa de que el mundo está atravesando por una nueva “época de conflicto” que ha producido una regresión democrática generalizada. A partir de ello, se menciona que existe el riesgo de que esta tendencia vaya en aumento en los próximos años y que podría desembocar en un posible conflicto mundial de gran alcance.
Así, se estima que gran parte de este entorno conflictivo se origina en el aumento de las tendencias autoritarias y el populismo que han surgido como respuesta a la insatisfacción ciudadana con respecto al desempeño de las democracias fallidas, las crisis económicas, la migración y otras problemáticas socioeconómicas.
Del mismo modo, el ascenso de potencias como China y Rusia, que desafían el statu quo del orden internacional y promueven valores iliberales, también influye en esta deriva autoritaria. Por ello, se menciona la relevancia de considerar los cambios en el sistema internacional, lo que implica la necesidad de incluir a las potencias emergentes en la toma de decisiones.
En este contexto, la democracia continúa presentándose como una alternativa para mitigar esta tendencia autoritaria. Sin embargo, es fundamental reconocer que existen obstáculos que no deben pasarse por alto y que afectan el establecimiento o la promoción de estándares de libertad, democracia y pluralismo. Estos obstáculos pueden incluir la tradición democrática de una región específica, su soberanía, la estabilidad política e incluso elementos relacionados con el desarrollo socioeconómico.
El índice está encabezado por democracias plenas en los países nórdicos (Noruega, Islandia, Finlandia, Suecia y Dinamarca), así como por otros países parte de Europa occidental y Taiwán. Estos destacan por sus altas puntuaciones en categorías como cultura política, la cual proviene de su considerable tradición democrática, y por las continuas mejoras en cuanto a libertades civiles, pluralismo y participación política. Son parte de la OECD, por lo que se subraya la importancia de tener un nivel de desarrollo económico próspero en tanto se busque mejorar el rendimiento democrático.
En contraste, las posiciones más bajas del índice son ocupadas por países de regiones asiáticas y africanas. Sus puntuaciones se encuentran considerablemente por debajo del promedio mundial y evidencian un declive en comparación con las cifras del año anterior.
En el caso de los países africanos, como Chad, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, se destaca la presencia de regímenes militares que restringen de manera significativa la posibilidad de llevar a cabo procesos electorales. Estos regímenes también implementan diversas medidas represivas que limitan los derechos de la ciudadanía, debilitando así las libertades civiles. Además, las poblaciones de estos países se ven amenazadas por la ocupación yihadista o rebelde, lo que pone en entredicho el ya frágil Estado de derecho.
De igual forma, países asiáticos como Corea del Norte, Laos, Myanmar y Afganistán se sitúan en los niveles más bajos del ranking. Estos dos últimos, en particular, ocupan los lugares más bajos, siendo regímenes autocráticos que registran puntuaciones de 0.00 en categorías clave como funcionamiento gubernamental y/o pluralismo y proceso electoral.
Por otro lado, la región de América Latina, ubicada dentro de las tres regiones más democráticas del mundo, no ha podido retornar a sus niveles prepandémicos y contiene a 24 países que en más de un 60% han empeorado su status democrático. Una causa importante de la octava disminución consecutiva de su puntuación de 5.79 a 5.68 en 2022 se deriva de una fuerte regresión en Centroamérica, especialmente con el gran descenso de -0.35 en El Salvador.
El aumento de propuestas autoritarias parte del impacto de la inseguridad en la población, dada la aparición y auge de redes criminales de crimen organizado y narcotráfico. Del mismo modo, se alude a la permanente violencia política y la polarización en países como Ecuador, Perú, Argentina y Bolivia. Es común la desconfianza en las instituciones, por lo que se está instalando una duda y cuestionamiento constante ante los procesos electorales, los juicios políticos, el accionar de los partidos políticos y el apoyo a los outsiders populistas.
Por último, dos países latinoamericanos cambiaron de clasificación: Chile que pasó de ser una democracia plena a una democracia imperfecta y Paraguay que tuvo una mejora en su desempeño y pasó de régimen híbrido a democracia imperfecta.
En comparación con otras regiones, los países latinoamericanos no tienen las bajas puntuaciones de países como Afganistán o Chad; no obstante, la presencia de países con regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como el descenso en el status democrático de otros países en la región, no son un buen augurio ante el escenario de conflicto que se prevé en el largo plazo. Además, la cultura política latinoamericana no es de una larga tradición democrática, por lo que podría haber una reversión que perjudique las libertades y derechos de la ciudadanía. A diferencia de los países africanos y asiáticos, no hay esa presencia de grupos terroristas; no obstante, se está intensificando la presencia de complejas redes criminales. Asimismo, si bien se puede mencionar la insatisfacción de la población con sus gobiernos, las FF.AA. aún respetan el estado de derecho y las instituciones democráticas.
Finalmente, se pueden destacar ciertos puntos, como que Europa occidental ha superado a Norteamérica por primera vez desde el lanzamiento del Democracy Index, con una puntuación de 8.37 frente a 8.27, respectivamente. Del mismo modo, si bien ha habido un gran retroceso democrático en todas las regiones menos Europa occidental, algunos países han estado muy cerca de ser clasificados como democracias plenas; es el caso de República Checa, Estonia y Eslovenia. Por último, si bien hay países que siguen siendo clasificados como regímenes autoritarios e híbridos, pueden haber mejorado en ciertas categorías y/o declinado en otras; es el caso de China y La India, por ejemplo, con respecto a la participación política y el funcionamiento gubernamental.