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31.05.18

Argentina repunta en el Índice de Transformación

Tras una década de deterioro, en el informe BTI 2018 Argentina evidencia una mejora en variables como los niveles de estabilidad de la moneda, la organización del mercado y la competencia, la propiedad privada y la política medioambiental.

La fundación alemana Bertelsmann publica cada dos años el Índice de transformación (BTI), un estudio que analiza la evolución de la democracia, la economía y la gobernanza en países en vías de desarrollo. Los resultados de su última edición, publicados recientemente, muestran que en el mundo se explicita una tendencia hacia menores libertades políticas, limitaciones de los derechos civiles, mayores polarizaciones y un debilitamiento de las economías de mercado; a la vez que ganan terreno las autocracias. Las democracias alrededor del mundo están cada vez bajo más presión.

El estado económico se deterioró en los últimos diez años en 56 países, de forma particularmente llamativa en los países árabes que sufren guerras civiles, como Libia, Sudán, Siria y Yemen, como así también en Venezuela, que cayó al puesto 110 en el ranking de 129 países. En los últimos dos años, preocupa particularmente el deterioro de Namibia y Turquía, anteriormente estables. Sin embargo, cabe destacar que el mal estado de la economía no puede atribuirse sólo a factores económicos globales: la mala gestión y el clientelismo parecen ser una de las principales causas, especialmente en las autocracias.

Argentina y Ucrania se encuentran entre las sorpresas positivas del último informe en materia económica. Ambos países lograron recuperarse y revertir la tendencia negativa. En el caso de Argentina, tras una década de deterioro, el informe BTI 2018 evidencia una mejora en variables como los niveles de estabilidad de la moneda, la organización del mercado y la competencia, la propiedad privada y la política medioambiental. Sin embargo, se afirma que “el progreso en la regulación del sector privado y el mercado aún debe ir acompañado de una mejora en los indicadores macroeconómicos o sociales de referencia”.

En América Latina se destaca además Perú, que pudo escalar al grupo de países considerados economías de mercado en funcionamiento a través de una política económica más orientada a la inclusión social y la sostenibilidad. Uruguay, por otra parte, logró desde 2005 fortalecer la economía con reformas estructurales, a la vez que redujo la deuda nacional, atrajo más inversión y alcanzó tasas más altas de crecimiento. Mientras tanto, Chile se mantiene como la primera economía de mercado en el continente, sin grandes variaciones en los años recientes.

En materia política, la democracia se ve sometida a mayor presión en todas las regiones: el número de autocracias aumentó moderadamente, y en una proporción de los países democráticos hay un creciente debilitamiento de la libertad de expresión y el Estado de derecho. Hay más democratizaciones, como Bhután, Burkina Faso, Guinea, Kirguistán, Liberia, Nepal y Túnez, que renacientes autocracias, entre ellas Bangladesh, Mozambique, Nicaragua, Rusia y Tailandia, pero la cantidad de personas gobernadas por regímenes autocráticos es mayor.

No hay que ignorar que los países con peor desempeño económico son aquellos que sufrieron también una degradación en los niveles democráticos. Este es, por ejemplo, el caso de Venezuela, Bahréin, Eritrea y Etiopía, donde las autocracias se endurecieron significativamente y los gobiernos reaccionan con cada vez más represión a las protestas multitudinarias. Cabe recordar que Nicolás Maduro impuso un estado de emergencia que extendió sus poderes y abolió la separación de poderes tras perder las elecciones en 2015.

Los gobiernos autoritarios buscan dominar cada vez más a la oposición y ONGs mediante burocracia, acusaciones, y cortándoles el apoyo financiero. En China, por ejemplo, las ONG solo pueden existir si cuentan con una organización estatal patrocinadora y solo pueden recaudar fondos si el gobierno les dio su autorización.

Sin embargo, la transformación política también encuentra en Argentina una excepción: desde el último informe, nuestro país recuperó la evolución positiva en el índice BTI, con énfasis en el progreso del estado de derecho, la estabilidad de las instituciones democráticas y la participación política.

En definitiva, Argentina se configura como uno de los pocos países en desarrollo que muestra un progreso significativo. Con respecto a la última edición del ranking BTI de países en desarrollo, Argentina saltó del puesto 34 al 23, consolidándose en el cuarto lugar dentro de América Latina, detrás de Uruguay, Chile y Brasil. Tras doce años de deterioro sostenido, el resultado del 2018 es un punto de inflexión. Recuperar el tiempo perdido y consolidar el éxito en el camino hacia la democracia y una economía de mercado con inclusión social es el desafío del gobierno de Mauricio Macri. Quizás puede decirse que, por primera vez, el resto del mundo en desarrollo debe seguir nuestro camino.

Eric W. Grosembacher es Coordinador del Monitoreo de la Transformación en el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).