Liu Xiaobo y la inconsistencia del Cono Sur en la defensa de los derechos humanos
El ominoso silencio de las entidades defensoras de los DDHH -así como de los gobernantes que dicen defenderlos- en que transcurrió la detención de Xiaobo en nuestras sociedades sureñas, es una afrenta a la memoria de las víctimas latinoamericanas de aquellos años.Por Hugo Machín Fajardo
Ojalá me equivoque y algún lector pueda demostrar que no he investigado mejor. Ocurre que en cuatro países del Cono Sur, durante los últimos ochos años que permaneció encarcelado en su país el Premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo (61), liberado el 26 de junio tras conformarse que padece un cáncer terminal de hígado, no se registran reclamos por su liberación.
Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de Paz argentino, no aparece firmando pedidos de libertad por Xiaobo que sí suscribieron otros premiados como Desmond Tutu, icono sudafricano de la lucha anti-apartheid, los ex presidentes Jimmy Carter, Lech Walesa y Vaclav Havel, la abogada iraní militante por los derechos humanos Shirin Ebadi, Rigoberta Menchú, Dalai Lama, la activista contra las minas antipersonales Jody Williams y las promotoras de una solución pacífica del conflicto norirlandés Mairead Maguire y Betty Williams.
En el Brasil petista tampoco se constata una demanda de libertad para este profesor y escritor acusado de subversión por reclamar respeto a los derechos humanos, separación de poderes y justicia independiente para su país. El mismo delito le imputó otra dictadura a la ex presidenta Dilma Rousseff.
En Chile tampoco se encuentran expresiones que reclamen la libertad de este luchador por los derechos humanos cuya primera detención fuera en 1989.
En Uruguay, no solamente no se consignan expresiones de rechazo a la detención de Xiaobo, sino que dirigentes del partido político más castigado durante la dictadura que gobernó entre 1973 y 1985 tienden puentes de amistad con los dirigentes chinos, incluidos los corruptos comunistas –capitalistas, que mantienen aherrojado a más de mil millones de sus compatriotas.
Quien crea que exagero que lea el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) donde se comprobó la utilización de paraísos fiscales por dirigentes comunistas y sus familiares
Asimismo, recientemente la agencia Reuters informó que China es uno de los países donde el 5 por ciento más rico de la población posee entre el 50 y 60 por ciento de la riqueza del país.
Días atrás circuló profusamente en redes sociales un video que registra pasajes de una delegación de dirigentes del partido de gobierno en Uruguay, Frente Amplio, de visita en China. Se les ve sonrientes, complacidos de estar en dicho país, elogiando los logros del gigante asiático, aunque sin hacer ningún análisis de fondo respecto a la situación social china, mucho menos alguna opinión sobre el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, donde quizás dos o tres millones de personas fueron ejecutadas, otros cuantos millones enviados a campos de trabajo según el historiador Robert Service y cerca de un millón de los miembros del PCCH fueron purgados por disentir con la línea oficial de entonces.
El Nobel de Economía Amartya Sen, citado por el historiador Matthew White, sostiene que en la gran hambruna china entre 1958 y 1961, se estima en 30 millones de muertos. Li Chengrui, un ex ministro de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, en 1998 ubicó la cifra en 22 millones de muertos.
Tampoco se supo de algún análisis de estos dirigentes políticos sobre las consecuencias que tiene para la industria latinoamericana la incesante ocupación por China de espacios regionales mediante préstamos o contrabando que inunda comercios y calles latinoamericanos.
En la década 2005/2015 China otorgó préstamos a gobiernos y empresas latinoamericanas por unos 100.000 millones de dólares en energía, minería, infraestructura y transporte, según Reuters.
Hay economías como la venezolana tremendamente endeudadas con China por un valor de 50 millones 600 mil dólares. Sigue Argentina con 14.100 millones; Brasil con 13.400; Ecuador, con 9.900 millones.
Tampoco hubo luego de esa visita de políticos frenteamplistas alguna valoración acerca de que China siga inundándonos con textiles y calzado de bajo precio y que en esa misma década aumento del 35 al 50 por ciento el valor nacional agregado en la producción, según el experto colombiano Beethoven Herrera Valencia.
Nada de nada. ¿Habrán leído sobre la fragilidad de “Capitalismo rojo”, libro de los economistas Fraser Howie y Carl Walter?
Pero lo más llamativo es que el presidente del FA, que presidió dicha delegación, es hijo del militante comunista uruguayo asesinado en el Batallón N°13 de Montevideo al segundo día de su secuestro, en diciembre de 1975, durante la dictadura que imperó en el país entre 1973 y 1985.
Fernando Mirando, escribano de profesión, así se llamaba, durante el traslado a un interrogatorio forcejeó con sus torturadores y recibió un golpe de karate en la nuca tras lo cual falleció. Le conocí.
Su hijo Javier, como otros hijos de víctimas, o luchadores por la democracia uruguaya, ha labrado un camino político a costa de ser hijo de. Se hizo conocer como defensor de los derechos humanos por portación de apellido, hasta que haciendo un camino inverso en la materia: en vez de transitar desde el Estado a defender los DDHH como integrante de la sociedad civil, se impulsó desde ella para enquistarse primero en la burocracia y en el presente, aspirar a bancas legislativas. "Dejar el alma por un puñado de sueños", dijo en la inauguración del reciente congreso del Movimiento de Participación Popular, sector del ex presidente Pepe Mujica. Ya un experto en la ciencia fácil del discurso prelectoral avant la lettre.
Los cuatro países mencionados no lo son por casualidad. En los setenta sufrieron crueles dictaduras que con el pretexto de enfrentar movimientos guerrilleros, fueron auténticos ejércitos de ocupación dentro de sus propios países y violaron sistemáticamente los derechos humanos de la ciudadanía que se opusiera a sus gobiernos de fuerza y latrocinio.
El ominoso silencio de las entidades defensoras de los DDHH -así como de los gobernantes que dicen defenderlos- en que transcurrió la detención de Xiaobo en nuestras sociedades sureñas, es una afrenta a la memoria de las víctimas latinoamericanas de aquellos años. A las víctimas, no a los que curran con ellas. Silencio que en parte obedece a la tergiversación de la historia reciente a manos de gobernantes progresistas e intelectuales complacientes en arrimarse al reparo de aquellos; al bastardeo del concepto de DDHH -si son los derechos humanos de mis compañeros, los defiendo; pero los derechos humanos de los demás, los utilizo en función de mi estrategia partidaria- a la pérdida en definitiva del sentido de humanidad que tan bien expresara al ser condenado en 2009 Liu Xiaobo: “Lo que siempre me exigí a mí mismo fue que, como persona o como escritor, llevaría siempre una vida de honestidad, responsabilidad y dignidad”.
Ojalá me equivoque y algún lector pueda demostrar que no he investigado mejor. Ocurre que en cuatro países del Cono Sur, durante los últimos ochos años que permaneció encarcelado en su país el Premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo (61), liberado el 26 de junio tras conformarse que padece un cáncer terminal de hígado, no se registran reclamos por su liberación.
Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de Paz argentino, no aparece firmando pedidos de libertad por Xiaobo que sí suscribieron otros premiados como Desmond Tutu, icono sudafricano de la lucha anti-apartheid, los ex presidentes Jimmy Carter, Lech Walesa y Vaclav Havel, la abogada iraní militante por los derechos humanos Shirin Ebadi, Rigoberta Menchú, Dalai Lama, la activista contra las minas antipersonales Jody Williams y las promotoras de una solución pacífica del conflicto norirlandés Mairead Maguire y Betty Williams.
En el Brasil petista tampoco se constata una demanda de libertad para este profesor y escritor acusado de subversión por reclamar respeto a los derechos humanos, separación de poderes y justicia independiente para su país. El mismo delito le imputó otra dictadura a la ex presidenta Dilma Rousseff.
En Chile tampoco se encuentran expresiones que reclamen la libertad de este luchador por los derechos humanos cuya primera detención fuera en 1989.
En Uruguay, no solamente no se consignan expresiones de rechazo a la detención de Xiaobo, sino que dirigentes del partido político más castigado durante la dictadura que gobernó entre 1973 y 1985 tienden puentes de amistad con los dirigentes chinos, incluidos los corruptos comunistas –capitalistas, que mantienen aherrojado a más de mil millones de sus compatriotas.
Quien crea que exagero que lea el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) donde se comprobó la utilización de paraísos fiscales por dirigentes comunistas y sus familiares
Asimismo, recientemente la agencia Reuters informó que China es uno de los países donde el 5 por ciento más rico de la población posee entre el 50 y 60 por ciento de la riqueza del país.
Días atrás circuló profusamente en redes sociales un video que registra pasajes de una delegación de dirigentes del partido de gobierno en Uruguay, Frente Amplio, de visita en China. Se les ve sonrientes, complacidos de estar en dicho país, elogiando los logros del gigante asiático, aunque sin hacer ningún análisis de fondo respecto a la situación social china, mucho menos alguna opinión sobre el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, donde quizás dos o tres millones de personas fueron ejecutadas, otros cuantos millones enviados a campos de trabajo según el historiador Robert Service y cerca de un millón de los miembros del PCCH fueron purgados por disentir con la línea oficial de entonces.
El Nobel de Economía Amartya Sen, citado por el historiador Matthew White, sostiene que en la gran hambruna china entre 1958 y 1961, se estima en 30 millones de muertos. Li Chengrui, un ex ministro de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, en 1998 ubicó la cifra en 22 millones de muertos.
Tampoco se supo de algún análisis de estos dirigentes políticos sobre las consecuencias que tiene para la industria latinoamericana la incesante ocupación por China de espacios regionales mediante préstamos o contrabando que inunda comercios y calles latinoamericanos.
En la década 2005/2015 China otorgó préstamos a gobiernos y empresas latinoamericanas por unos 100.000 millones de dólares en energía, minería, infraestructura y transporte, según Reuters.
Hay economías como la venezolana tremendamente endeudadas con China por un valor de 50 millones 600 mil dólares. Sigue Argentina con 14.100 millones; Brasil con 13.400; Ecuador, con 9.900 millones.
Tampoco hubo luego de esa visita de políticos frenteamplistas alguna valoración acerca de que China siga inundándonos con textiles y calzado de bajo precio y que en esa misma década aumento del 35 al 50 por ciento el valor nacional agregado en la producción, según el experto colombiano Beethoven Herrera Valencia.
Nada de nada. ¿Habrán leído sobre la fragilidad de “Capitalismo rojo”, libro de los economistas Fraser Howie y Carl Walter?
Pero lo más llamativo es que el presidente del FA, que presidió dicha delegación, es hijo del militante comunista uruguayo asesinado en el Batallón N°13 de Montevideo al segundo día de su secuestro, en diciembre de 1975, durante la dictadura que imperó en el país entre 1973 y 1985.
Fernando Mirando, escribano de profesión, así se llamaba, durante el traslado a un interrogatorio forcejeó con sus torturadores y recibió un golpe de karate en la nuca tras lo cual falleció. Le conocí.
Su hijo Javier, como otros hijos de víctimas, o luchadores por la democracia uruguaya, ha labrado un camino político a costa de ser hijo de. Se hizo conocer como defensor de los derechos humanos por portación de apellido, hasta que haciendo un camino inverso en la materia: en vez de transitar desde el Estado a defender los DDHH como integrante de la sociedad civil, se impulsó desde ella para enquistarse primero en la burocracia y en el presente, aspirar a bancas legislativas. "Dejar el alma por un puñado de sueños", dijo en la inauguración del reciente congreso del Movimiento de Participación Popular, sector del ex presidente Pepe Mujica. Ya un experto en la ciencia fácil del discurso prelectoral avant la lettre.
Los cuatro países mencionados no lo son por casualidad. En los setenta sufrieron crueles dictaduras que con el pretexto de enfrentar movimientos guerrilleros, fueron auténticos ejércitos de ocupación dentro de sus propios países y violaron sistemáticamente los derechos humanos de la ciudadanía que se opusiera a sus gobiernos de fuerza y latrocinio.
El ominoso silencio de las entidades defensoras de los DDHH -así como de los gobernantes que dicen defenderlos- en que transcurrió la detención de Xiaobo en nuestras sociedades sureñas, es una afrenta a la memoria de las víctimas latinoamericanas de aquellos años. A las víctimas, no a los que curran con ellas. Silencio que en parte obedece a la tergiversación de la historia reciente a manos de gobernantes progresistas e intelectuales complacientes en arrimarse al reparo de aquellos; al bastardeo del concepto de DDHH -si son los derechos humanos de mis compañeros, los defiendo; pero los derechos humanos de los demás, los utilizo en función de mi estrategia partidaria- a la pérdida en definitiva del sentido de humanidad que tan bien expresara al ser condenado en 2009 Liu Xiaobo: “Lo que siempre me exigí a mí mismo fue que, como persona o como escritor, llevaría siempre una vida de honestidad, responsabilidad y dignidad”.