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11.11.15

Otro paso hacia el futuro

(El Observador) La creación de la «Comisión de Futuro» del Parlamento, de concretarse, será otro paso significativo en la dirección correcta. Pero tan importante como ponerla en marcha es darle, a la nueva institución, recursos materiales y humanos para que pueda cumplir sus cometidos. Uruguay, en este sentido, como en tantos otros campos, está lejos de tener la masa crítica necesaria.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) Hace unos días, legisladores de los tres partidos más votados en octubre del año pasado firmaron un proyecto de ley esperanzador. Esta iniciativa legislativa, promovida muy especialmente desde el matutino La Diaria, establece que el 1º de setiembre de cada año será el “Día del Futuro”. Además, y esto es todavía más importante, propone la creación de una comisión parlamentaria especial, la “Comisión de Futuro”. Esta comisión tendrá a su cargo elaborar, en cada legislatura, un “Informe sobre el futuro”.(1) Por ahora es apenas un proyecto de ley. No es fácil saber cuál será su trámite parlamentario. Tampoco es obvio de qué recursos materiales y humanos dispondría esta comisión, en caso de crearse, para hacer bien su trabajo y proponer al parlamento buenas ideas sobre el “mejor futuro posible”. Pero se trata de una propuesta excepcionalmente valiosa en la que vale la pena detenerse.

Esta iniciativa está fuertemente inspirada en el caso finlandés. En 1993 el parlamento de Finlandia decidió crear un comité especializado en los estudios de futuro integrado por 17 parlamentarios (“Committee for the Future”). A partir del año 2000 este comité tiene un estatus permanente y debe elaborar un informe sobre el futuro en cada período de gobierno. Pero, por cierto, Finlandia no es el único país inteligente que se sigue tomando en serio el desafío de pensar sobre el mediano plazo. En verdad, el debilitamiento de la ilusión de la planificación indicativa no supuso el fin de la reflexión sistemática e informada sobre el futuro. La “planificación indicativa” dio un paso atrás, solamente para ser sustituida por la prospectiva, en sus diferentes modalidades.

La creación de la “Comisión de Futuro” en el seno de nuestro Parlamento contribuiría fuertemente a atacar uno de los defectos más notorios de la, por otro lado tan meritoria, democracia uruguaya: el cortoplacismo. El sesgo hacia el corto plazo, al menos en parte, es la contracara de una de las virtudes más extraordinarias del sistema político uruguayo: la virulencia de la competencia política. La lucha electoral, entre partidos pero también dentro de cada uno de ellos, obliga a los políticos a tomar en cuenta las urgencias de la ciudadanía. Pero tiende a restar tiempo, espacio, energía y recursos materiales y humanos al mediano plazo y sus dilemas.

De todos modos, el ardor de la competencia política no tiene que ser, ni es, un obstáculo insalvable a la reflexión sistemática sobre el futuro. La propia experiencia uruguaya de la última década lo demuestra claramente. Desde el estallido de la crisis de 2002 la competencia electoral no ha amainado. Todo lo contrario. Sin embargo, el futuro ha vuelto a ser un asunto relevante. Como reacción ante el derrumbe se han multiplicado las iniciativas desde la sociedad civil orientadas a potenciar el estudio de los desafíos de mediano plazo. El proyecto de ley al que vengo haciendo referencia, como el reciente fortalecimiento de la capacidad de planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, es un nuevo paso en esa dirección. Es cada vez más evidente que el futuro, afortunadamente, está de regreso.(2)

Pero para que, en caso de constituirse, realmente sea útil y no mero “progreso manuscrito”, el Parlamento debería dotar a su Comisión de Futuro de los medios necesarios para hacer bien su tarea. No hay reflexión sobre el futuro sin lazos con el sistema universitario y los think tanks. No hay reflexión sobre el futuro sin recursos humanos especializados. Aquí también el caso de Finlandia es muy esclarecedor. La Comisión de Futuro en ese país es potente porque existe, fuera del ámbito parlamentario, una red muy densa de instituciones académicas potentes que generan los recursos humanos imprescindibles para esta tarea. Finland Futures Research Center, un centro de investigación universitario alojado en Turku School of Economics and Business Administration, encabeza la red de nueve instituciones académicas especializadas en el futuro denominada Finland Futures Academy. Estas instituciones, entre otras actividades, ofrecen cursos de grado y posgrado orientados al futuro. Estas universidades, junto a otras organizaciones y personalidades integran The Finish Society for Futures Studies. Esta sociedad tiene como propósito el desarrollo de largo plazo de Finlandia mediante la promoción de estudios de futuro y de su utilización en las políticas públicas.

En suma. La creación de la “Comisión de Futuro” del Parlamento, de concretarse, será otro paso significativo en la dirección correcta. Pero tan importante como ponerla en marcha es darle, a la nueva institución, recursos materiales y humanos para que pueda cumplir sus cometidos. Uruguay, en este sentido, como en tantos otros campos, está lejos de tener la masa crítica necesaria. Se requiere, en este campo, un esfuerzo adicional. Es preciso diseñar e implementar políticas públicas de formación y ulterior inserción de recursos humanos especializados en planificación y prospectiva. El sistema universitario y la OPP tienen, en este sentido, una responsabilidad especial.

1- Ver: Día del Futuro, La Diaria, Edición Especial, 4 de noviembre de 2015. Disponible en: http://diadelfuturo.org/

2- Escribí sobre el regreso del futuro para el proyecto “Uruguay + 25”, liderado por Enrique Iglesias. Ver: http://www.trilce.com.uy/pdf/U+25docs.pdf

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)