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05.11.15

Deja vu Fara

(7 Miradas ) Scioli no tiene liderazgo autónomo, ni relato propio. Como por personalidad no se va a pelear con CFK faltando 3 semanas, al menos debería marcar una agenda distintiva, no contra, sino superadora. Le puso título -el desarrollo (que no es nada llamativo)- pero le falta sustancia. La cuestión es que no hay ninguna propuesta impactante genuinamente sciolista: son ideas de Ella, de la oposición o de Massa. Sin eso se vuelve muy difícil generar entusiasmo y expectativa.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) Octubre de 1999. Pelea pareja por la gobernación de la provincia de Buenos Aires entre Ruckauf y Fernández Meijide. Faltando pocos días para la elección el candidato peronista dice de su adversaria que es abortista, atea y anticristiana. La respuesta de Meijide no está a la altura de la circunstancia: el ataque es valorativo y apela a mostrarlo con un liderazgo fuerte (más creíble para “meterle balas a los delincuentes”). Ganó Ruckauf.

Las condiciones en las cuales resultan efectivos los ataques son especiales. No se pueden hacer de cualquier manera y en cualquier momento. Es un trabajo que requiere profesionalismo, y siempre debe ir acompañado de una faceta propositiva que la equilibre.

La campaña de Scioli sufre del “síndrome de la frazada corta”: si satisface a los ultras deja a la intemperie a los moderados, y viceversa. En un punto esta fase es una retrospectiva de la campaña de Duhalde. El ex presidente terminó de distanciarse de Menem con el slogan “el mejor cambio”, lo cual no fue creíble: si había apoyado la reelección y las políticas de Cavallo ¿por qué ahora cambiaba?

Curioso: Scioli y Duhalde comparten el mismo consultor que nunca terminó de encontrarle la vuelta al momentum de “salir de la succión” (separarse a tiempo del presidente que se va). El consultor es James Carville, el famoso autor de la frase “es la economía, estúpido”. Cuando el hombre de Lomas entraba en un callejón sin salida le entregó su campaña al ex socio de Joao Santana -Duda Mendonca- para que iniciara la famosa saga de spots de la respuesta del papá de Pablo (solo para enfermos memoriosos). Demasiados parecidos.

La campaña del candidato oficialista es una obra en 3 actos. Primer acto: Scioli para la Victoria defenderá el modelo. Segundo acto: la próxima fase de la victoria es el desarrollo, restringiendo el impacto del impuesto a las ganancias para los salarios (algo que ya abrazó hace mucho toda la oposición). Tercer acto: se podría llamar “Massa para la Victoria”, ya que trata de captar su electorado adoptando varias de sus propuestas.

Se podría decir que es correcto ir por el voto de Massa. Desde ya. El punto estratégico es: Scioli no tiene liderazgo autónomo, ni relato propio. Como por personalidad no se va a pelear con CFK faltando 3 semanas, al menos debería marcar una agenda distintiva, no contra, sino superadora. Le puso título -el desarrollo (que no es nada llamativo)- pero le falta sustancia. La cuestión es que no hay ninguna propuesta impactante genuinamente sciolista: son ideas de Ella, de la oposición o de Massa. Sin eso se vuelve muy difícil generar entusiasmo y expectativa.

En frente está Macri administrando su rol de víctima, pero sin dar lástima (riesgo que siempre se corre en este teatro). El clima sigue siendo más favorable para su lado. Pero quedan 18 días para la elección. Tantas cosas han ido y venido en este último año que la cautela debe imperar.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)