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28.08.15

Clima enrarecido

(7 Miradas) En las próximas semanas difícilmente tengamos grandes novedades en materia de tendencia electoral. Los ciudadanos se desenchufaron luego de votar el 9 de agosto, los candidatos necesitan tiempo para diagnosticar, reflexionar y tomar decisiones estratégicas, y luego hay que implementar dichas decisiones, que llevan tiempo en dar sus frutos.
Por Carlos Fara

(7 Miradas) China cruje. Las bolsas crujen. Brasil cruje. La economía argentina cruje. Tucumán cruje. La Pampa Húmeda cruje. Vaca Muerta cruje. La política cruje. ¿Los argentinos crujen?

Que la economía argentina tenía problemas se sabía, pero había un consenso general en que el gobierno navegaría relativamente tranquilo hasta las elecciones. Sin embargo, el contexto mundial se complicó demasiado en los últimos 60 días. Y va por más.

¿Qué de todo eso trae consecuencias sobre el clima electoral y las campañas?

Veamos algunas claves:

1.  La situación económica objetiva puede ser amenazante para el oficialismo, pero solo si 1) hay un efecto sobre la vida cotidiana, 2) la gente la percibe como tal, y 3) la sociedad además quiere considerarlo importante. En el corto plazo da la impresión que los votantes dicen “no hagan olas”. Pero obviamente si la situación se agrava y llega a la calle, podrá tener un efecto -al menos- psicológico.

2.  Los hechos de Tucumán no le van a hacer perder votos al oficialismo. Obviamente tampoco le permite ganar indecisos o independientes. Siempre y cuando la situación no termine en un escándalo superlativo.

3.  Las inundaciones juegan un rol semejante a Tucumán: cuando las aguas bajen probablemente no tengan gran efecto. No lo tuvieron en su momento para Macri, y da la impresión que tampoco lo tendrán para el intendente Bruera en La Plata.

4.  Sospechas de corrupción (Hotesur, etc.): ya lo analizamos en varias oportunidades en esta columna. Definitivamente esto no le quita votos al kirchnerismo, aunque tampoco le suma. De estos 4 factores mencionados quizá sea el menos importante de todos en base a la matriz cultural.

Luego de analizar estos cuatro elementos cualquier lector tendría derecho a pensar que en realidad todo esto no complica al gobierno, tomándolos como factores por separado.

Sin embargo, todo junto genera un CLIMA ENRARECIDO, que lógicamente no ayuda al oficialismo. Eso debe llevar a la pregunta ¿ayuda a la oposición, sobre todo a Macri? No necesariamente.

El 10 % del electorado que puede desequilibrar la balanza para un lado u otro, no es un público muy interesado en la política y las campañas, ergo un poco ajeno a muchos de estos ruidos. A ese segmento solo le llaman la atención los temas que lo afectan directamente (issues: seguridad, empleo, inflación y otros problemas cotidianos). Es un público poco propenso a la polarización, salvo que la oferta electoral sea muy tentadora.

Por eso en las próximas semanas difícilmente tengamos grandes novedades en materia de tendencia electoral. Los ciudadanos se desenchufaron luego de votar el 9 de agosto, los candidatos necesitan tiempo para diagnosticar, reflexionar y tomar decisiones estratégicas, y luego hay que implementar dichas decisiones, que llevan tiempo en dar sus frutos.

Los tiempos de la política son muy diferentes a los de la gente. Esa es solo una de las desconexiones entre ambos que explican los resultados de las PASO.

Fuente: 7 Miradas (Buenos Aires, Argentina)