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01.03.15

Chau Pepe, hola Pepe

(Bastión Digital) Mujica no se despide de la política, ya que asume como senador. Por su parte, la senadora Lucía Topolansky, esposa de Mujica, es una de los tres candidatos que presenta el FA para la estratégica intendencia de Montevideo en las elecciones de mayo, y es sabido que su marido la apoyará activamente en la campaña.
Por Ricardo López Göttig

(Bastión Digital) Pepe Mujica no pasa inadvertido: durante sus cinco años como presidente de la República Oriental del Uruguay, supo ganar espacios en los medios internacionales gracias a su comportamiento singular, sus declaraciones y algunas de sus políticas. Mujica es un comunicador nato pero, a diferencia de su antecesor y sucesor Tabaré Vázquez, no es ejecutivo.

Así como la política argentina quedó marcada a fuego por la crisis del 2001, lo propio ocurrió en la oriental en 2002. Y si bien la recuperación económica comenzó a fines del mandato de Jorge Batlle –colorado-, quien supo cosechar la bonanza fue Vázquez con el primer gobierno del Frente Amplio (2005-2010), situación heredada por Mujica en el 2010.

José Mujica fue guerrillero tupamaro en su juventud, tomando las armas contra el gobierno constitucional. Con la ley de amnistía aprobada durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti recobró la libertad. A partir de allí, fue labrando una nueva carrera política en la renaciente democracia uruguaya. El Frente Amplio es una gran coalición que reúne desde socialdemócratas y socialcristianos hasta comunistas, pasando por los ex guerrilleros tupamaros. En las elecciones internas de 2009, Mujica ganó la candidatura presidencial frente a Danilo Astori, que había sido el ministro de Economía de Vázquez. No obstante, lo convocó como compañero de fórmula ya que Astori era el símbolo de la moderación y la prudencia fiscal que podía balancear el “giro a la izquierda” que él representaba. Astori lo aproximaba al electorado del centro, permitiendo al Frente Amplio una segunda presidencia consecutiva y con mayoría parlamentaria.

Mujica supo ganar militantes y votantes para el MPP, el Movimiento de Participación Popular, identificado con la lista 609, transformándolo en el sector más numeroso del Frente Amplio. La relación tensa entre la izquierda más radical y la socialdemocracia se hizo sentir a lo largo del quinquenio de Mujica, lo que llevó a momentos de incertidumbre por el estilo anarco-bucólico del presidente. Así ocurrió, por ejemplo, con las idas y venidas en torno a la legalización de la marihuana, una cuestión a la que el presidente añadía o quitaba condimentos diariamente sin consultar a los funcionarios. O con el cierre de la aerolínea Pluna, decisión que dañó severamente al vicepresidente Astori y al entonces ministro de Economía Fernando Lorenzo, ambos del sector moderado del gobierno, una situación con ribetes tragicómicos de la que se va conociendo el protagonismo que tuvo el presidente. El peso de los gremios en el Frente Amplio fue un óbice para la modernización y la reforma del sistema educativo, a pesar de que en su discurso inaugural de 2010 proclamó enfáticamente “Educación, educación, más educación”, y optó por evitar la confrontación. Es conocida y repetida, una y otra vez, su frase “Como te digo una cosa, te digo la otra”.

El mundo ha observado con asombro a un presidente que circula con tranquilidad por las calles y se vincula con los ciudadanos. Esto, en rigor, es una característica que comparte con otros ex presidentes. Lo paradojal es que Tabaré Vázquez sí cultiva esa distancia olímpica.

Pero a pesar de las numerosas voces internas en el FA que reclaman ese “giro a la izquierda”, durante la presidencia de Mujica no se dinamitaron los cimientos de la democracia liberal y la economía de mercado. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, la institucionalidad y la estabilidad macroeconómica fueron cuidadas para seguir atrayendo inversores privados extranjeros, y sigue habiendo transacciones en pesos, dólares y euros sin interferencias gubernamentales.

Mujica no se despide de la política, ya que asume como senador. La bancada del MPP es la más numerosa dentro del FA y algunos de los ministros de Vázquez son de ese partido. La senadora Lucía Topolansky, esposa de Mujica, es una de los tres candidatos que presenta el FA para la estratégica intendencia de Montevideo en las elecciones de mayo, y es sabido que su marido la apoyará activamente en la campaña, así como a otros postulantes del MPP en el resto de Uruguay. Y es que Mujica goza de una gran popularidad, sabiendo conectarse discursivamente y simbólicamente con una parte sustancial de los votantes orientales. Vázquez y Mujica tienen estilos muy diferentes: el primero es formal, ordenado, distante y busca controlar férreamente al partido; el segundo es campechano, ácrata y próximo a la gente. Pero se necesitan y se complementan para mantener unido al FA y su bancada parlamentaria. Y por más que Tabaré Vázquez busque darle una orientación económica y netamente comercial a la política exterior, probablemente recurrirá a Mujica como ícono de la izquierda latinoamericana en su trato con otros jefes de Estado y referentes políticos de la región.

Fuente: Bastión Digital (Buenos Aires, Argentina)