Artículos

29.10.14

Gobierno y empresarios juegan en la misma cancha con dos reglamentos diferentes

(DyN) Nunca se sabrá si desde el Gobierno no quieren debatir este tipo de cuestiones más que relevantes u otras más de coyuntura como la inflación, la inseguridad, el cepo cambiario o la pobreza porque hoy lo ideológico-paranoico de su concepción le gana a lo técnico o porque su plan fue llegar a estas instancias o, simplemente, porque no saben cómo resolver todos esos problemas, muchos de ellos autogenerados.
Por Hugo E. Grimaldi

(DyN) Ante la postura ultradefensiva que adoptó el Gobierno frente a una agenda empresaria que lo cuestiona con dureza, el tradicional Coloquio de IDEA fue este año un encuentro de fuertes absurdos que dejó mucho más a la vista una de las innumerables grietas que se han abierto en el país. Diálogo de sordos, autismo, monólogo, laberinto, se escuchó de todo en Mar del Plata.

Intensa como pocas, esta versión número 50 del tradicional encuentro empresarial terminó siendo en verdad un tironeado partido en el que los hombres de negocios se cruzaron mano a mano durante tres días con el gobierno nacional sobre el césped de una misma cancha, aunque con una diferencia no menor: mientras los empresarios jugaban al fútbol, el kirchnerismo practicaba rugby.

Evidentemente, el antagonismo entre ambos supuestos equipos quedó de inmediato a la vista, algo que, según el Gobierno, que siempre juega a la defensiva y habla para su propio público por la poca capacidad que tiene a estas alturas de convertir almas, es parte del modus operandi de “las grandes corporaciones concentradas de la economía, sus comunicadores y aquellos políticos que las sirven”, para condicionarlo.

El símil de jugar en la misma cancha con dos reglas diferentes se entronca perfectamente con las temáticas que se echaron a rodar en esos tres acalorados días marplatenses. Mientras puertas adentro en IDEA se discutía sobre “cambio”, “desarrollo”, “diálogo”, “acuerdos” y “valores”, la concepción más cerrada del kirchnerismo entendía “desplazamiento”, “retroceso”, “imposición” y “golpismo”. Los “y” frente a los “o”, todo un embrollo.

En cuanto a las cuestiones de fondo, mientras en el Coloquio se hacían propuestas y se sumaban esperanzadoras discusiones sobre temas estructurales a estas alturas ya demasiado degradados (educación, narcotráfico, instituciones, etc.), aunque también se oyeron duras críticas a la gestión en todos esos frentes y muchos más, los funcionarios gubernamentales sólo se hicieron eco de la hojarasca y se prendieron enseguida en lo que más les gusta, cortoplacismo y desacreditar al enemigo.

Nunca se sabrá si desde el Gobierno no quieren debatir este tipo de cuestiones más que relevantes u otras más de coyuntura como la inflación, la inseguridad, el cepo cambiario o la pobreza porque hoy lo ideológico-paranoico de su concepción le gana a lo técnico o porque su plan fue llegar a estas instancias o, simplemente, porque no saben cómo resolver todos esos problemas, muchos de ellos autogenerados.

En el último tramo del encuentro hubo dos jugosas mesas de economistas-asesores de presidenciables y otra de candidatos a Presidente y en ninguna de ellas se hicieron presentes kirchneristas, quienes según IDEA fueron invitados y se negaron a concurrir. Fueron coherentes: no podían estar sin entender que allí la pelota no se podía tocar con la mano. A la segunda, tampoco asistió Mauricio Macri, quien pretendía cerrar el encuentro, tal como lo abrió otro gobernador, Daniel Scioli.

Todos dejaron muchas definiciones y propuestas y lo que se observó entre ellos fue un espíritu colaborativo totalmente diferente al modelo actual, marcando hacia el futuro mucha más cercanía en la elaboración de estrategias conjuntas, algo de lo que hoy por hoy en la actual administración, omnímoda por naturaleza, se consigue sólo en dosis homeopáticas. Y así lo dijeron:

- Miguel Bein, economista y asesor de Daniel Scioli: “Es técnicamente sencillo diagnosticar y resolver la inflación. Pero, cuánto más alta es más difícil atacarla, porque ningún sector quiere ser el primero en frenar. En los actuales niveles requiere de un abordaje integral. Con metas de inflación, deberíamos llegar a un dígito en cuatro años”.

- Francisco Cabrera, Fundación Pensar (PRO): “La política de Axel Kicillof surge de un convencimiento irracional. ¿Puede haber inversión extranjera con cepo cambiario y prohibición de remitir utilidades? En Vaca Muerta hay un foco de atracción de inversiones y también en minería habrá inversiones con otra política. Yo creo que el Gobierno va a acordar con los holdouts en febrero”.

- Javier González Fraga, asesor del Frente Amplio Unen: “El retraso del tipo de cambio no se arregla devaluando, ni mucho menos 30/40%. Se arregla controlando la inflación, para lo cual se necesita hablar de gasto público y de política monetaria. Hay muchas cosas que hacer antes de devaluar”.

- Ricardo Delgado, asesor del Frente Renovador: “Hay que pensar que con el cambio de régimen del 10 de diciembre de 2015 y una política que ataque la inflación, la Argentina volverá a atraer inversiones y a mejorar la recaudación. Pensamos focalizarnos en estimular la inversión productiva desde la política fiscal, tal como ocurrió en el período 2002/2007”.

- Hermes Binner (FAU-PS): “Con la Constitución del ’94 se abrió un camino muy importante. Hay que construir una Argentina del diálogo y del crecimiento y buscar acuerdos, que es buscar caminos democráticos. El gobierno actual ha hecho todo lo necesario para ir en el camino contrario”.

- Julio Cobos (FAU-UCR): “Estamos mostrando el futuro. Queremos una economía de producción y trabajo, donde los subsidios sean transitorios. No es de derecha ni de izquierda tener superávit fiscal. Impulsaremos la educación como eje de la política social. Necesitamos recuperar la movilidad social ascendente”.

- Sergio Massa (FR): “Faltan 400 días nada más para que esto que pasó acá no se vuelva a repetir. Viene la democracia de acuerdos y nadie tiene que caer en la tentación de la hegemonía. Hay cosas que podemos acordar desde ahora. No hay peor ajuste que 40 puntos de inflación”.

- Ernesto Sanz (FAU-UCR): “No es un final de ciclo, sino un final de época. Se va la época del facilismo, del cortoplacismo, del derroche y de la corrupción y se va la época de la intolerancia. La Argentina que viene va a ser de acuerdos, con valores y cambios culturales”.

Por lo plurales y a la vez cercanas a su propio pensamiento, estas definiciones cautivaron al auditorio, deseoso de salir de la lógica actual de la cerrazón y la hegemonía. Bein y González Fraga parecieron quedar mejor parados en el rubro economistas y desde los candidatos, la oratoria y la enjundia de Sanz y Massa, en ese orden, le sacaron claras ventajas a personalidades más cautas, como las de Cobos o Binner, también en ese orden.

El Coloquio tuvo puertas adentro dos episodios que hicieron ruido, el primero más preocupante que el otro que sumó, además, sal y pimienta al chismorreo. El jueves, la encuesta de expectativas marcó un contrasentido muy notorio y preocupante a la hora de juzgar la corrupción. “Si un acto de corrupción está destinado a obtener una aprobación (por ejemplo, una habilitación municipal) maliciosamente retenida ¿es censurable la actitud del empresario (que paga una coima)?”, planteaba una pregunta.

El resultado electrónico dio que para 53 por ciento esa práctica es condenable “siempre", pero el otro 47 por ciento se dividió en “sólo en casos extremos” (28%) y “nunca” (19%). En buen romance, casi la mitad de los presentes no condenó ese tipo de corrupción. Pero, lo más contradictorio que dejó pensando a muchos sobre la sinceridad entre el hacer y el decir fue que, ante una pregunta sobre la importancia de "compartir valores", 100 por cien había respaldado esta vía.

El segundo lío fue de entrecasa y se verificó a partir de unas declaraciones que la presidenta del Coloquio, Isela Costantini, también CEO de General Motors Argentina, hizo por dos radios oficialistas. Allí, quizás por presión del Gobierno hacia la empresa en la que trabaja, se especulaba, la ejecutiva resolvió despegarse públicamente del discurso que pronunció el presidente de IDEA, Miguel Blanco al comienzo del encuentro empresario. Fue todo un cimbronazo para el auditorio.

En esa alocución, el anfitrión no se anduvo con chiquitas y planteó que hoy se está “ante un intento de reforma del modelo de país que estableció la Constitución de 1853”, a través de “una mayoría circunstancial en ambas cámaras” y “sin debate e ignorando el derecho de las minorías a dar su opinión”.

Inmediatamente, Jorge Capitanich respondió que “los que dicen que este modelo está agotado se equivocan y mucho” y los acusó de pretender “socavar permanentemente al Gobierno que defiende el interés del Estado y del pueblo”. Otros referentes K salieron a romper juego con los tapones de punta.

Mientras tanto, al kirchnerismo orgánico no se le ocurrió mejor idea de marketing que hacer un “contracoloquio”, también en Mar del Plata. Había que desacreditar a IDEA, “esa cueva neoliberal que quiere volver al pasado” y así lo intentaron.

La “Convocatoria Económica y Social por la Argentina” se llevó a cabo el jueves por la tarde en el teatro Melany, en el centro marplatense y allí se buscaba “debatir, en forma plural e interdisciplinaria” los temas que “los medios concentrados de comunicación silencian o tergiversan permanentemente”.

Los organizadores prometieron como gancho la presencia de Alejandro Vanoli, Agustín Rossi, Sergio Urribarri, Emanuel Alvarez Agis y muchos dirigentes oficialistas más y distribuyeron profusamente largas gacetillas de prensa para desacreditar el encuentro de IDEA, que el miércoles por la mañana fueron regimentadamente difundidas por la prensa oficialista.

Pese a que según se dijo en el Coloquio de los empresarios, el Gobierno controla 80% de los medios, la convocatoria fue un fiasco, no hubo presencia de casi ningún dirigente kirchnerista de peso, apenas 300 militantes que se miraron las caras y ladraron un poco, Hasta la versión oficialista de "medios concentrados” hizo un prudente silencio sobre el fracaso, probablemente para no desalentar a la tropa.

En el parte de prensa, el kirchnerismo de paladar negro le contestó también a Blanco con argumentos económicos que, de haberlos expuestos en el  Coloquio, hubiesen sido un buen disparador para un debate, pero el ida y vuelta no está en sus planes, como tampoco someterse a cuestionarios y repreguntas de la prensa independiente. “Estamos convencidos de que no asistimos a ningún fin de ciclo, existe un gobierno que da muestras constantemente de tener la iniciativa con acciones, leyes y medidas que tienden a defender nuestra soberanía económica, la inclusión y el bolsillo de los argentinos”, dijeron.

Usando la ironía, Axel Kicillof dijo que el Coloquio (el de IDEA, no el propio) fue “caricaturesco” y que esperaba que le “envíen las conclusiones”. En ese declaración, el ministro ayudó a entender lo que había ocurrido: “tenemos un diálogo permanente con los empresarios. No hace falta irse a Mar del Plata en un día de trabajo y menos todavía si no es para dialogar, aportar, construir”, explicó.

Y dio en el clavo: hay un intercambio, pero son dos visiones tan diferentes que desde las tribunas nadie entiende nada. Desde la pluralidad, los empresarios buscan amplitud y el Gobierno, desde el secretismo, quiere que vayan al pie. Evidentemente, uno juega al fútbol y el otro al rugby.