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14.04.14

Sin un banco central independiente, las reservas internacionales quedan a merced de los intereses electorales del gobierno

Los antecedentes internacionales muestran que la independencia del banco central depende de la existencia de frenos y contrapesos legislativos al poder ejecutivo, lo que lleva a que los presidentes de los bancos centrales duren más en sus puestos. Esto también lleva a que la inflación sea más baja.
Por Jorge M. Streb

Muchos bancos centrales en América Latina están sujetos a la influencia política del gobierno de turno. Este fenómeno se vuelve más agudo al momento de las elecciones, cuando se observa una tendencia a posponer los ajustes cambiarios. Para estabilizar el tipo de cambio, los bancos centrales tienen que estar dispuestos a perder reservas.

El siguiente gráfico muestra como las reservas internacionales en los países latinoamericanos siguen un marcado ciclo electoral, cayendo fuertemente antes de las elecciones. Este comportamiento contrasta con los países desarrollados pertenecientes a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), donde se evidencia una línea prácticamente plana.

Tasa de variación anual de las reservas internacionales (en %)

La independencia del banco central es un tema clave aquí. Los antecedentes internacionales muestran que la independencia del banco central depende de la existencia de frenos y contrapesos legislativos al poder ejecutivo, lo que lleva a que los presidentes de los bancos centrales duren más en sus puestos. Esto también lleva a que la inflación sea más baja.

Importan también el grado de respeto a la ley para los límites institucionales efectivos a la discrecionalidad del poder ejecutivo, sino la ley es letra muerta. Sin embargo, con escasas excepciones, lo que caracteriza a América Latina es justamente el bajo respeto a la ley. Esto resulta clave para explicar por qué las reservas internacionales caen en años electorales en América Latina, ya que los bajos frenos y contrapesos efectivos llevan a que los gobiernos puedan influir sobre las políticas monetarias del banco central.

Estos ciclos electorales en las reservas se pueden interpretar como episodios donde la política monetaria se acomoda pasivamente a las expansiones electorales de la política fiscal, ya que hay amplia evidencia de que tiende a aumentar el gasto público y el déficit fiscal antes de las elecciones, sobre todo en América Latina. Mientras tengan reservas, los bancos centrales pueden evitar devaluar el tipo de cambio en respuesta a las presiones inflacionarias.

Sin embargo, algo más que la simple acomodación monetaria parece estar en juego, ya que la región muestra que tiende a haber un ajuste fiscal después de las elecciones. Esto se puede pensar en términos de la lógica monetarista perversa, donde menos inflación hoy implica más inflación mañana: si el déficit fiscal actual se financia temporariamente con deuda, o consumiendo activos como las reservas internacionales, la reversión posterior de esa política lleva a una emisión monetaria aún mayor después. Esto no solo permite recaudar más impuesto inflacionario después de las elecciones, también permite licuar en términos reales los aumentos nominales de gasto público antes de las elecciones.

En resumen, menores frenos y contrapesos efectivos a la discreción del poder ejecutivo en nuestra región, debido a un menor grado de respeto a la ley, pueden explicar por qué las reservas internacionales de los bancos centrales caen fuertemente antes de las elecciones en América Latina y no en los países miembros de la OCDE. La política monetaria termina subordinándose a las necesidades fiscales del gobierno en muchos países de la región, lo que sugiere la dominancia fiscal de la política monetaria. La Argentina actual viene al caso, mostrando las consecuencias de un banco central que perdió su independencia y se ha abocado crecientemente a financiar el déficit fiscal. Si bien el gobierno nacional recurrió inicialmente al cepo cambiario para defender las reservas del banco central, el fracaso de esta política lo llevó ahora a aumentar  la tasa de devaluación, llevando a que la inflación se dispare.

El autor es consejero académico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).