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07.01.14

Los precios de los automóviles en Cuba tienen repercusiones en América Latina

(Buenos Aires Herald) Las noticias sobre los precios prohibitivos de autos en Cuba han hecho evidente las realidades contrastantes de su vida cotidiana para las familias de clase media de América Latina. La vida no es fácil en otras partes de América Latina, pero las familias de clase media en Cuba tienen mucho más limitado el acceso a bienes de consumo que en otras partes de la región.
Por Patricio Navia

(Buenos Aires Herald) En el aniversario número 55 de la Revolución que llevó a Fidel Castro al poder, la noticia más importante que sobresale en Cuba son los precios exorbitantes de los automóviles. La gente en otras partes de América Latina ya ha confirmado que las reformas favorables al mercado fomentan mercados competitivos y hacen a muchos productos más accesibles a familias de la clase media.

Aunque las celebraciones de un nuevo aniversario de la Revolución fueron recibas con falta de entusiasmo entre los cubanos comunes, los informes sobre los altísimos precios en el mercado automotriz parcialmente liberado recién en Cuba, llamaron la atención del público en otras partes de América Latina. Desde que la información históricamente contaminada sobre la guerra ideológica fue presentada en las noticias, las percepciones que tienen los latinoamericanos sobre la vida de los cubanos a menudo responden más a las predisposiciones ideológicas que a los hechos verificables. Aquellos que en la región se opusieron a los gobiernos autoritarios de derecha con frecuencia sospecharán que la propaganda de Estados Unidos está detrás de las noticias sobre las apremiantes necesidades de los cubanos. Aquellos que rechazan al comunismo fácilmente abarcarán todas las noticias negativas sobre la isla y sistemáticamente ignorarán los informes sobre el progreso o las innovaciones hechas por el gobierno revolucionario cubano. Por esta razón, los reportajes que muestran a los cubanos hablando de los altísimos precios de los automóviles probablemente terminaron de moldear los puntos de vistas que tienen los latinoamericanos sobre las condiciones de vida en la isla.

En Cuba, a pesar de que ya estaba en vigencia desde 2011 una ley que permite a los cubanos comprar automóviles, la reciente decisión de eliminar la necesidad de solicitar formalmente un permiso del gobierno para comprar autos ha tenido un efecto más importante. Aunque el gobierno mantiene el monopolio de la importación de autos y regula fuertemente el mercado, el movimiento es un paso importante hacia la liberalización del mercado. En este sentido, el gobierno cubano está tomando el camino que muchos otros países de América Latina emprendieron hace años.

Desde mediados de los años 90, los latinoamericanos se han acostumbrado a un mercado altamente competitivo y diverso para los automóviles. Si la década de 1960 y 1970 se caracterizaron por mercados automotrices altamente controlados en la mayoría de los países, con una o dos empresas de auto dominantes en cada país, la liberalización de la economía transformó la propiedad de un auto de ser un lujo a un bien accesible a millones de familias de clase media.

De hecho, el rápido crecimiento del mercado automotriz ha dado lugar a nuevos problemas para los países latinoamericanos. Las ciudades superpobladas se enfrentan con enormes retos con respecto al tránsito. Las calles abarrotadas han transformado la propiedad automotriz en un dolor de cabeza para millones de personas que a menudo no tienen acceso a alternativas de buen transporte público. Aunque está mejorando la calidad de los automóviles, los autos continúan añadiendo problemas a la contaminación urbana.

En el pasado, los autos se asociaron con el estatus de la clase media en América Latina. Hoy en día, conducir en las abarrotadas calles es una pesadilla que crece para las familias que se han incorporado recientemente a la clase media y han comprado autos para cumplir sus sueños demorados por un largo tiempo.

Aún así, los latinoamericanos conocen el valor de un automóvil. Las noticias sobre los precios prohibitivos de autos en Cuba han hecho evidente las realidades contrastantes de su vida cotidiana para las familias de clase media de América Latina. La vida no es fácil en otras partes de América Latina, pero las familias de clase media en Cuba tienen mucho más limitado el acceso a bienes de consumo que en otras partes de la región.

A diferencia del resto de América Latina, donde el crecimiento de la clase media surgió después de un período de rápido crecimiento demográfico que se inició en la década de 1950, Cuba no experimentó una rápida expansión similar de su población bajo la Revolución. En 1960, Cuba tenía una población de 7 millones. En 2011, fue de 11,2 millones, un aumento del 60 por ciento. La vecina República Dominicana aumentó más del triple su población, pasando de 1 millón a 3,3 en el mismo período de tiempo. Chile pasó de 7,6 a 17,3 millones, un aumento del 125 por ciento.

Después de décadas de rápido crecimiento demográfico, las poblaciones de muchos países latinoamericanos ahora se están estabilizando. Bajo el gobierno revolucionario, Cuba nunca tuvo un crecimiento acelerado de la población. El acceso a la planificación familiar en primer lugar, la emigración más tarde y, desde principios de 1990, las dificultades económicas han deprimido el crecimiento de la población en la isla. Así, el presente de la clase media creciente y cada vez más vocal en otras partes de América Latina es casi inexistente en Cuba. La percepción de que la isla sigue anclada en los años sesenta es también aplicable a sus características demográficas.

Aunque las reformas de tímida liberalización política resultarán insuficientes para emocionar a una población que tiene pocas esperanzas para el futuro próximo, graduales y limitadas reformas hacia una economía de mercado probablemente ayudarán a reactivar la economía y reducirá la presión social sobre el envejecido gobierno. La liberalización de la economía ayudará a fomentar  mercados más competitivos y ampliará las oportunidades para las familias de clase media. Aunque el crecimiento de la clase media generará nuevos problemas, como recientemente lo han experimentado muchos países latinoamericanos, los beneficios superan los costos.

En el corto plazo, los cubanos serán capaces de elegir los automóviles y, con suerte, más temprano que tarde, también podrán elegir su propio Gobierno.

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en el diario The Buenos Aires Herald.

Traducción de Wanda A. Di Rosa y Hernán Alberro.