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29.10.13

El cambio político en Chile y el futuro de la Alianza del Pacífico

(Infolatam) Las próximas elecciones chilenas y el previsible triunfo de Michelle Bachelet provocan cierta incertidumbre no tanto sobre el futuro de la Alianza sino sobre la continuidad de Chile en ella. Son muchos dentro de la Nueva Mayoría, la coalición de partidos de centro izquierda que sucedió a la Concertación, los que se muestran receptivos frente a las presiones del ALBA y Unasur.
Por Carlos Malamud

(Infolatam) En muy poco tiempo la Alianza del Pacífico se constituyó en el gran revulsivo de todo el proceso de integración latinoamericano. Con esta iniciativa, los presidentes de Chile, Colombia, México y Perú reintrodujeron el comercio y la economía en el centro del debate integracionista, del que había sido desplazado desde comienzos del siglo XXI por la idea de la concertación política. De hecho, hubo una marcada preferencia por esta última a la hora de impulsar el desarrollo de Unasur y CELAC.

El surgimiento de la Alianza del Pacífico también supuso un doble desafío. Por un lado, al proyecto hegemónico cubano venezolano de alcance continental, expresado a través del ALBA (Alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América). Por el otro, a Brasil y su proyección suramericana, que ha encontrado en Unasur su buque insignia. Con todo, las respuestas fueron muy dispares. Totalmente virulentas en el caso del ALBA (ver las declaraciones de Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa) y mucho más matizadas, aunque bastante despreciativas en el caso brasileño (como dejaron ver Marco Aurelio García y el ex canciller Antonio Patriota).

Pese a ello, la Alianza fue capaz de resistir las presiones y los incentivos que suponía su propia existencia. De este modo se pudo mantener íntegro el diseño de la experiencia pese a la alternancia ocurrida en dos de sus países miembros: México y Perú. Inicialmente la Alianza fue visualizada como una convergencia de cuatro gobiernos de derecha o centro derecha con una clara vocación librecambista. Sin embargo, el relevo de Alan García y de Felipe Calderón no modificó sustancialmente la naturaleza de la institución. Desde posturas más escoradas al centro o al centro izquierda tanto Ollanta Humala como Enrique Peña Nieto, que sucedieron a los anteriores, optaron por mantenerse dentro de la Alianza, vista por ambos como una gran oportunidad económica, comercial e, incluso, política para sus respectivos países.

Las próximas elecciones chilenas y el previsible triunfo de Michelle Bachelet provocan cierta incertidumbre no tanto sobre el futuro de la Alianza sino sobre la continuidad de Chile en ella. Son muchos dentro de la Nueva Mayoría, la coalición de partidos de centro izquierda que sucedió a la Concertación, los que se muestran receptivos frente a las presiones del ALBA y Unasur. También, comenzando por la propia Bachelet, los que ven con buenos ojos un acercamiento al Brasil de Dilma Rousseff. Estas cuestiones hacen aflorar potentes interrogantes sobre el futuro de Chile en la Alianza.

De todos modos todavía no hay tomada una clara decisión sobre este tema y en el seno de Nueva Mayoría se discuten distintas opciones. Una, por ejemplo, la de quitar al Pacífico de la denominación del bloque, con el ánimo de no dividir a los países en función de su ubicación geográfica, aunque esto olvida que tanto Colombia como México, los dos mayores países de la Alianza tienen costas sobre los dos océanos. Otra, la del simple abandono de la organización.

La decisión del nuevo gobierno podría verse afectada, en uno u otro sentido, por un cúmulo de cuestiones, tanto internas como externas. Internamente habría que tener en cuenta la magnitud de la victoria y para ello habría que comenzar contemplando si el triunfo de la coalición de centro izquierda se produce en la primera o segunda vuelta, el tamaño de la mayoría que puedan conseguir en el Congreso y el Senado y la actitud de los actores económicos no estatales en defensa de la Alianza del Pacífico. No debe olvidarse que la definitiva apertura internacional de Chile y su inserción comercial en el mundo globalizado se dio durante los gobiernos de la Concertación, los mismos que optaron por no vincularse a Mercosur.

En el plano internacional va a ser determinante la evolución de las negociaciones en torno a la TPP (Trans Pacific Partnership), en la cual Chile está directamente implicada, pero también del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership) entre EEUU y la UE. He aquí un terreno que complica la aproximación estratégica entre Chile y Brasil. Primero, porque Brasil no ha terminado de definir claramente su papel en el continente, lo que afecta por entero a Mercosur, instancia de la que Chile es sólo miembro observador. Y segundo, porque debido tanto a su pertenencia a Mercosur como a su política económica y comercial el proteccionismo brasileño es muy superior al chileno. Mientras Chile tiene Tratados de Libre Comercio (TLC) con EEUU y la UE, Brasil no. Es más, el número de TLC firmados por Mercosur, los únicos suscritos por el gobierno brasileño, es sumamente reducido.

Hay finalmente otras cuestiones que deben ser tenidas en cuenta en relación con el futuro de la Alianza del Pacífico. Por un lado la pérdida de relevancia del ALBA y una creciente parálisis de Unasur tras la muerte de Hugo Chávez, cuestiones que el futuro responsable de la diplomacia chilena deberá tener presentes. Y, por el otro, el hecho no menor de que Chile es uno de los eslabones más débiles de la Alianza (geográficamente es el país más pequeño, aunque su PIB supera al de Perú). A esto hay que sumar la pronta incorporación de Costa Rica y Panamá. Todo esto debilitaría la posición negociadora de Chile dentro de la Alianza y sus opciones para cambiar el rumbo de lo alcanzado hasta ahora.

De todos modos, lo lamentable de esta situación es que podríamos estar nuevamente frente a una muestra de la debilidad del proceso de integración regional en América Latina, sometido una vez más a los cambios políticos que puedan producirse. Si por el contrario, pese a la alternancia, el nuevo gobierno chileno decide mantener la apuesta de su país por la Alianza del Pacífico, se habría dado un paso enorme en la consolidación de esta nueva y promisoria experiencia de integración regional en América Latina.

Fuente: Infolatam (Madrid, España)