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07.07.04

El síndrome de China

Esta actitud muy crítica en el aspecto interno y totalmente ignorada en lo externo, sobre la violación de los derechos humanos, demuestra que Kirchner y sus funcionarios utilizan esta noble bandera como una forma de demagogia para el público doméstico.
Por Gabriel C. Salvia

En la Argentina tuvo una amplia repercusión el viaje del Presidente Néstor Kirchner a China, junto a una comitiva de más de doscientos empresarios. Al respecto, el tratamiento informativo estuvo centrado en los acuerdos comerciales y la importancia de relacionarse con la nación asiática, considerada una potencia económica.
El viaje de Kirchner sólo estuvo opacado por las tensiones internas en la Argentina, especialmente las vinculadas a las acciones entre la policía, los movimientos piqueteros y la respuesta del gobierno y miembros del Poder Judicial. Pero sobre el viaje a China, sólo se mencionó la importancia económica que representaba y las oportunidades que ofrecía para la Argentina. 

El lado oscuro de China

Afortunadamente, la columna del periodista James Neilson en la revista Noticias, hizo referencia a un tema sobre China que debería haber sido considerado por un Presidente que tiene como bandera la defensa de los derechos humanos. Al respecto, Neilson señaló, refiriéndose a China, que "sorprendería que las exigencias de la superpotencia en ciernes fueran meramente comerciales: como Kirchner acaba de descubrir, para complacer a su nuevo socio estratégico, la Argentina tendrá que colaborar con sus esfuerzos diplomáticos, olvidándose de los derechos de los taiwaneses, los tibetanos, los disidentes políticos y los deseosos de practicar cultos religiosos no aprobados. Puede que China esté liberalizándose, pero no se dan motivos para creer que pronto deje de ser un país decididamente autoritario..."
De acuerdo al análisis de Neilson, no resultaría extraño entonces que en una eventual votación en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que proponga una condena a China, la Argentina se abstuviera. Y curiosamente, Argentina en ese caso se alinearía con Estados Unidos, aunque como también afirma James Neilson: "En la actualidad, China es una dictadura unipartidaria que es políticamente comunista pero económicamente cada vez más liberal por la razón muy sencilla de que cuando de producir riqueza se trata no hay nada mejor que el libre mercado. Es un sistema que es más pinochetista que cualquiera soñado por Marx..."
Asimismo, en el caso de China, de acuerdo al último informe de Amnistía Internacional, se destaca lo siguiente: "A pesar de algunos pasos positivos, no se hizo nada para introducir las reformas legales e institucionales básicas que se necesitaban para poner fin a las graves violaciones de derechos humanos. Decenas de miles de personas continuaron siendo detenidas o encarceladas en violación de su derecho a la libertad de expresión y asociación, y corrían un grave riesgo de sufrir tortura o malos tratos. Miles de personas fueron condenadas a muerte o ejecutadas. Se impusieron nuevas restricciones a los derechos culturales y religiosos de la comunidad uigur del Sin-kiang, de mayoría musulmana, donde miles de personas han sido detenidas o encarceladas por supuestos delitos 'separatistas' o 'terroristas'. En el Tíbet y otras zonas de etnia tibetana, la libertad de expresión y de religión continuó gravemente limitada".
El informe de Amnistía Internacional también señala que "China siguió utilizando la 'guerra contra el terrorismo' internacional como pretexto para reprimir la disidencia pacífica".

La censura en China

Por su parte, la organización Reporteros Sin fronteras se refiere en uno de sus informes a los casos de censura en China, señalando: "el Departamento de Propaganda no se preocupa por la ley. A los periodistas molestos, entre ellos a los de los grupos de prensa liberales del sur del país, los echan de las redacciones. De esa manera, el régimen de Pekín prohibió a la prensa hablar de la epidemia de SRAS, durante los primeros meses de 2003".
Recientemente, Reporteros Sin Fronteras también se refirió a la censura y vigilancia de los foros de discusión de Internet, destacando que a "menos de ocho años después del inicio del Internet comercial chino, el Estado ha conseguido instalar un sofisticado sistema de control de Internet. La ciberpolicía, que agrupa a varias decenas de miles de hombres, es capaz en las cuatro esquinas del país de detener a un internauta que, en varias ocasiones, haya enviado mensajes considerados "subversivos", o que puedan poner 'en peligro la seguridad del Estado'." 
El informe de Reporteros Sin Fronteras prosigue diciendo que "Los foros de discusión, presentados por los dirigentes de los sitios que los albergan como espacios de libertad, también son objeto de una vigilancia permanente. El gobierno ha obligado a esos sitios a instalar sistemas de filtros, que censuran el acceso a los mensajes que contienen palabras prohibidas. La lista nunca se ha hecho pública, pero engloba decenas de palabras que hacen referencia a la política, la religión y la pornografía. Zhen Ya (represión) y Fa Lun Gong (Falungong) están incluidas en la lista, que se actualiza frecuentemente, ya que la palabra "neumonía" se borró de los foros en el transcurso de marzo de 2003. De hecho, los sitios de Internet, especialmente los dirigidos o financiados por empresas occidentales, y en primer lugar Yahoo !, se han convertido en auxiliares de la policía china. Tras haber aceptado autocensurar su contenido, no se opusieron a la instalación de chivatos en sus máquinas, que permiten a la ciberpolicía identificar a los internautas recalcitrantes. Los cibercafés chinos ("wang ba" en mandarín) también tuvieron que plegarse a las exigencias de los servicios de seguridad, para que les autorizaran a volver a abrir, tras la campaña nacional de verificación lanzada en 2002".
El informe de RSF concluye señalando que "Los foros de discusión que, cada día, reúnen a centenares de miles de internautas chinos son, a la vez, un espacio de expresión sin igual en ningún otro medio de comunicación y una trampa para los internautas".

¿Solamente doble discurso?

Teniendo en cuenta la relación del gobierno de Kirchner con la dictadura de Fidel Castro y viendo ahora el desinterés absoluto por la situación de las libertades civiles y políticas en China, queda muy claro el doble discurso sobre los derechos humanos por parte del Poder Ejecutivo de la República Argentina.
Esta actitud muy crítica en el aspecto interno y totalmente ignorada en lo externo, sobre la violación de los derechos humanos, demuestra que Kirchner y sus funcionarios utilizan esta noble bandera como una forma de demagogia para el público doméstico.
Por otra parte, es puntualmente en materia de libertad de expresión en Argentina el aspecto que más debe preocupar por parte del gobierno de Kirchner, como lo viene documentando la revista Noticias y como lo demuestran las acusaciones de complot contra referentes de la oposición. En este caso, ya no llamaría la atención sobre la complacencia con las dictaduras china y cubana, ambas implacables en la persecución contra sus opositores pacíficos, especialmente los periodistas.

Gabriel Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina www.cadal.org