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29.07.13

Las universidades latinoamericanas y sus realidades nacionales

(Infolatam) Con independencia del color político o ideológico de los gobiernos latinoamericanos es mucho lo que queda por hacer en esta materia. Sin educación y sin innovación es difícil avanzar en la senda del crecimiento y el desarrollo. Esto implica pensar en términos estratégicos, con proyectos científicos y universitarios de largo plazo. Algo imposible de concretar si no se dejan de lado los discursos confrontacionales que tanto priman en la política regional.
Por Carlos Malamud

(Infolatam) El desempeño de las universidades latinoamericanas dista mucho de ser brillante. Su comportamiento en los rankings internacionales sitúa a la región bastante atrás, especialmente en comparación con sus rivales más inmediatas, sean asiáticas o de la Europa oriental. De acuerdo con el Academic Ranking of World Universities (Shanghai) sólo hay 10 universidades latinoamericanas entre las 500 mejores del mundo, una cifra bastante alejada de las 28 que tiene China, por ejemplo.

Por orden de aparición encontramos a los siguientes centros (ninguno de ellos entre los 100 primeros): Universidad de Sao Paulo (USP), Universidad Autónoma de México (UNAM), Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad Estatal de Campinas (UniCamp), Universidad Federal de Minas Gerais, Universidad Federal de Rio de Janeiro, Universidad del Estado de Sao Paulo, Universidad Federal do Rio Grande do Sul, Universidad Católica de Chile y Universidad de Chile. Esto implica seis universidades brasileñas, dos chilenas, una mexicana y una argentina.

The Times Higher Education World University Rankings 2012-13 da cifras aún más demoledoras, al incluir sólo dos universidades brasileñas (USP y UniCamp) entre las 300 mejores, a las que se suman la Universidad de los Andes (Colombia) y la UNAM entre los puestos 300 y 500. Por el contrario, entre las 500 mejores encontramos 6 universidades de Hong Kong, 7 de Corea del Sur, 7 de Taiwan y 9 de China. La diferencia es abismal. Esto también se refleja en el índice de las ciudades más innovadoras del mundo, donde sólo figuran México (93) y Sao Paulo (118) entre las 130 primeras.

Si nos centramos en América Latina se observan grandes diferencias nacionales. De acuerdo con el QS University Rankings: Latin America que mide a las primeras 300 universidades de la región, el panorama está claramente dominado por tres países: Brasil (con 81 universidades), México (con 50) y Colombia (con 42). Entre los tres suman más del 57% del total considerado. Les siguen Argentina (30), Chile (30) y Perú (17).

El predominio de Brasil, México y Colombia se repite en lo tocante a las 10 mejores universidades latinoamericanas, aunque en este punto encontramos algunas diferencias con las ya citadas del ranking de Shanghai. Entre las 10 primeras del QS University Ranking hay 4 de Brasil, 2 de México y 2 de Colombia, a las que se suman 2 de Chile.

El comportamiento de los países del ALBA es mucho más discreto: Ecuador (9), Venezuela (8), Cuba (5) y Bolivia (2). Nicaragua ni siquiera figura. Habrá que ver la evolución de Ecuador en los próximos años, especialmente tras las recientes medidas adoptadas por el gobierno de Rafael Correa para impulsar los estudios terciarios, como el proyecto Prometeo de contratación de científicos y docentes universitarios. De todos modos los hechos distan mucho de converger con la retórica populista, especialmente en lo tocante a la educación superior.

Sin embargo, con independencia del color político o ideológico de los gobiernos latinoamericanos es mucho lo que queda por hacer en esta materia. Sin educación y sin innovación es difícil avanzar en la senda del crecimiento y el desarrollo. Esto implica pensar en términos estratégicos, con proyectos científicos y universitarios de largo plazo. Algo imposible de concretar si no se dejan de lado los discursos confrontacionales que tanto priman en la política regional. La educación y la I + D deben presentarse, y asumirse, como políticas de estado y ser mantenidas al margen de operaciones de imagen y de autobombo, muy características de ciertos estilos de gobierno, donde prima más la pasión por el relato que por la realidad.

Fuente: Infolatam (Santiago de Chile)