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13.02.13

El último año de Piñera en Chile

(Infolatam) Pese a que Bachelet aparece como la gran favorita, hay varios factores que amenazan su liderazgo. Desde el gobierno centroderechista de Sebastián Piñera que aspira a que uno de sus filas se mantenga en el poder por cuatro años más, hasta las divisiones internas en la oposición, la candidatura de Bachelet enfrentará desafíos duros que inevitablemente harán caer lo que ahora aparece una invencible popularidad.
Por Patricio Navia

(Infolatam) Aunque la clase política chilena está oficialmente de vacaciones en el mes de febrero, ya se han iniciado los preparativos para lo que promete ser una campaña presidencial intensa antes de las elecciones de noviembre de 2013. El anticipado retorno de Michelle Bachelet a mediados de marzo, para asumir una candidatura presidencial en la centroizquierdista Concertación, será el punto de inicio de la carrera.

Pese a que Bachelet aparece como la gran favorita, hay varios factores que amenazan su liderazgo. Desde el gobierno centroderechista de Sebastián Piñera que aspira a que uno de sus filas se mantenga en el poder por cuatro años más, hasta las divisiones internas en la oposición, la candidatura de Bachelet enfrentará desafíos duros que inevitablemente harán caer lo que ahora aparece una invencible popularidad. Después de dejar el poder con altos niveles de aprobación—pero siendo incapaz de transferir esa popularidad al candidato presidencial de su coalición, el PDC Eduardo Frei—la socialista Michelle Bachelet se convirtió rápidamente en la favorita para la elección presidencial de 2013.

Ya que Chile tiene una constitución que prohíbe la re-elección inmediata, Bachelet debió diseñar una estrategia para evitar el desgaste político durante los cuatro años de gobierno de Sebastián Piñera, la primera administración centroderechista en Chile desde el fin de la dictadura militar. En sus últimos días en el poder, Bachelet debió enfrentar duras críticas por el deplorable manejo que tuvo su gobierno después del devastador terremoto del 27 de febrero de 2010.

El desorden y desencanto que dominaron en la Concertación después de su primera derrota en una elección presidencial amenazaron con debilitar la popularidad de la ex presidenta en 2010.  Afortunadamente para ella, Bachelet recibió la invitación para hacerse cargo de ONU mujer, una organización dependiente de la ONU de la que ella sería la primera directora.  Esto le permitió salir y mantenerse fuera de Chile hasta hoy. Su alejamiento le permitió mantener una alta popularidad, mientras su coalición en Chile caía a niveles nunca antes visto de desaprobación.

Bachelet ¿candidata sin primarias?

Pero ahora que faltan solo 10 meses para la elección presidencial, Bachelet deberá volver al país para asumir una candidatura. Aunque persisten dudas sobre su voluntad de ser candidata, el solo hecho que no lo haya descartado parece confirmar que la popular ex presidenta efectivamente volverá para convertirse en la abanderada de su coalición. De hecho, en su última declaración pública, hace más de un mes, Bachelet anunció que hablaría en marzo.

En su coalición, el retorno de Bachelet es visto como la única forma de evitar una derrota segura.  No hay ningún otro político de la Concertación que tenga niveles de apoyo competitivamente altos. Aunque hay otros tres candidatos que han declarado su intención de participar en las primarias concertacionistas a realizarse el 30 de junio, Bachelet los supera ampliamente en intención de voto y en popularidad. Ni su ex ministro de Hacienda Andrés Velasco, ni el ex alcalde de Peñalolén, el DC Claudio Orrego, ni el senador del PRSD José Antonio Gómez aparecen como competitivos frente a Bachelet en las encuestas o ante cualquiera de los candidatos de la coalición oficialista para las elecciones de noviembre.

Por eso, cuando Bachelet aterrice, la presión al interior de los partidos de la Concertación será muy fuerte para evitar lo que ellos consideran sería una desgastante campaña antes de las primarias.  Así, Bachelet podría ser confirmada candidata sin tener que presentarse a primarias y esperaría al candidato de la coalición gobernante, la Alianza, que saldrá de unas primarias a realizarse el mismo 30 de junio.

Cada uno de los dos partidos que componen la Alianza tiene su candidato presidencial. RN, el partido del Presidente Piñera, ha nominado a Andrés Allamand, un político de vasta experiencia pero poco atractivo popular. La UDI, el partido más conservador de la coalición, ha nominado a Lawrence Golborne, el ex ministro de minería que dirigió el exitoso rescate de 33 mineros en octubre de 2010, y quien es un independiente con posturas bastante más moderadas y pragmáticas que las que tiene la UDI.  Golborne lidera ampliamente en las encuestas, pero Allamand ha venido recuperando terreno en las últimas semanas.

El presidente Piñera es altamente impopular

Como ninguno de los dos aparece competitivo frente a Bachelet, varios en la Alianza creen que es mejor ir a una elección a perder con un candidato que represente fielmente al sector que presentar a un candidato independiente que de todos modos perderá frente a la ex presidenta. De cualquier forma, de realizarse primarias en la Alianza para escoger al candidato, después del 30 de junio ya habrá un candidato que represente a la coalición oficialista y que esperará beneficiarse del buen momento económico por el que atraviesa el país y buscará asociar a Bachelet con su impopular coalición Concertación, para hacer la elección más competitiva.

El gran problema que enfrentará Bachelet apenas regrese a Chile será su coalición. Indudablemente, la mezcla de una ex presidente enormemente popular y una coalición tremendamente impopular implicará costos para la candidatura de Bachelet. Aunque los partidos de la Concertación busquen esconderse para no dañar a su candidata, el hecho que hay elecciones legislativas concurrentes y se renueva la totalidad de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado hará más difícil que Bachelet no aparezca asociada a los candidatos de su impopular coalición.   El candidato de la Alianza tendrá un problema similar. El presidente Piñera es altamente impopular.  Pero será más fácil que el abanderado oficialista se aleje del impopular presidente saliente a que Bachelet se pueda alejar de los partidos que respaldan su candidatura.

Las terceras vías

La lista de candidatos presidenciales incluirá también a Marco Enriquez-Ominami, un ex diputado socialista que renunció a la Concertación y aspirará mostrar a Bachelet como una candidata del pasado y demasiado cercana a los partidos que controlaron el poder durante los 20 años de administraciones concertacionistas. Posiblemente haya otros candidatos independientes, que también aspirarán a recoger el descontento de la gente con las dos coaliciones que han dominado la política chilena desde el fin de la dictadura, la centro izquierdista Concertación y la derechista Alianza.

De cualquier forma, parece difícil que sus adversarios logren arrebatar a Bachelet la victoria en noviembre.  A lo más, podrían forzar a una segunda vuelta en la que Bachelet debería ganar cómodamente.  Pero dado que Bachelet vuela hoy tan alto, lo único que puede pasar cuando regrese a Chile es que comience a bajar. Si ella, y su coalición, saben administrar la inevitable decepción que producirá su retorno—cuando sus declaraciones produzcan descontento ya sea en los que creen que ella gobernará de la misma forma moderada y pragmática que en su primer periodo o entre los que piensan que ahora volverá más izquierdista (más roja y más verde, dicen algunos en su partido)—entonces Bachelet logrará imponerse de todos modos.

Pero si después de su retorno, Bachelet pierde el control de su candidatura, entonces el escenario político electoral será más incierto.

Dado que una reciente reforma política automatizó la inscripción electoral y estableció la voluntariedad del voto, nadie sabe cuántos delos 13 millones de chilenos habilitados para votar participará en la elección.

Mientras menos gente vote, más probable es que Bachelet gane con el voto duro de la centroizquierda. Aunque pierda legitimidad, una victoria de Bachelet con poca participación será igualmente celebrada por la izquierda.  Pero si votan más chilenos, entonces bien pudiera crecer alguna de las candidaturas alternativas con un voto de protesta en primera vuelta.  Si es capaz de alejarse lo suficiente del impopular presidente Piñera, el candidato de la Alianza también pudiera beneficiarse de una alta participación.

Hoy por hoy, las cosas parecen indicar que Bachelet es imbatible. Pero aunque su coalición ya se de por ganadora, cuando las cosas parecen demasiado buenas para ser ciertas, probablemente no son ciertas.  La campaña será más competitiva de lo que ahora anticipan muchos y ciertamente la popularidad de Bachelet se pondrá a prueba apenas ella regrese formalmente a Chile después que se hayan acabado las vacaciones y el mes de marzo anticipe la llegada del otoño en el hemisferio sur.

Fuente: Infolatam