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23.06.10

Ya comienza a escribirse el futuro de Santos

(Infolatam) Si el presidente electo quiere avanzar en muchos de los frentes abiertos durante su campaña, y que forman parte de sus promesas electorales, deberá dejar atrás muchos de los vicios del uribismo y a muchos de sus respaldos, políticos y mediáticos, que restan más que suman a su proyecto de unidad nacional. Fuente: Infolatam
Por Carlos Malamud

(Infolatam) Tal como estaba previsto no hubo sorpresas de ningún tipo en la elección colombiana y Juan Manuel Santos fue elegido presidente. Ni siquiera el porcentaje con el que se terminó imponiendo sobre Antanas Mockus llamó la atención. Durante la campaña ambos, a su manera, se mantuvieron fieles a su estilo e insistieron en los tópicos previamente desarrolladas para la primera vuelta. Santos buscaba una victoria aplastante para envolverse en un tupido velo de legitimidad que le permitiera minimizar la tutela de su predecesor y mentor, Álvaro Uribe, y Mockus tratando de terminar de modelar una imagen de líder político no al uso, capaz de sacar partido de la nueva etapa que se abrirá el próximo 7 de agosto cuando su rival tome posesión de su cargo.

Es verdad que de un modo ritual, elección tras elección, casi todos los participantes entonan loas autocomplacientes para felicitarse de su triunfo. Muy a su manera casi todos los que se presentan a los comicios tienen algo que festejar, y no porque, parafraseando al baron de Coubertin, lo importante sea competir, sino porque los resultados suelen analizarse en función de las expectativas y, por lo general, casi todos los actores suelen adaptarlas a los resultados obtenidos. Pues bien, en esta ocasión, Mockus obtuvo, pese a lo que podría interpretarse como una suicida política de alianzas, casi 450.000 votos más que en la primera vuelta. Por su parte Santos incremento su caudal electoral en 2.100.000 sufragios.

La cuestión de fondo es cómo uno y otro gestionarán los 9 millones y los 3.500.000 votos obtenidos. Para Mockus la opción es hacer de “los verdes” un partido de futuro, que en poco tiempo se convierta en una verdadera alternativa política al centro derecha gobernante en Colombia. Desde esta perspectiva su política de no negociar con nadie y de no ver atadas sus manos y empeñado su futuro con promesas difíciles de cumplir puede considerarse más un éxito que un fracaso.

Tras felicitar a Santos, Mockus dijo que “Apoyaremos lo bueno y nos opondremos a lo malo, con un intercambio de argumentos libre de presiones… Podemos ayudarnos mutuamente a ser mejores”, y por eso a partir de este momento intentará “cambiar a Colombia” en una relación con el nuevo gobierno caracterizada por la independencia y la deliberación. A la vista del desprestigio y de la crisis en que están sumidos los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, una de las mejores noticias para el país sería el de la consolidación de los Verdes como un partido político estructurado, serio y con vocación de futuro.

Santos, por su parte, necesitaba un amplio respaldo, cercano al menos al 70% de los votos, para desprenderse de la tutela de Uribe. Durante la campaña debió hacer demasiadas concesiones, como muestra su situación delicada tras las críticas violentas de Uribe contra el ex presidente César Gaviria por su respaldo a Santos. Si el presidente electo quiere avanzar en muchos de los frentes abiertos durante su campaña, y que forman parte de sus promesas electorales, deberá dejar atrás muchos de los vicios del uribismo y a muchos de sus respaldos, políticos y mediáticos, que restan más que suman a su proyecto de unidad nacional.

Algunos de los temas acuciantes a los que deberá enfrentarse Santos en el frente interno son impulsar la economía y favorecer una distribución de la riqueza más equitativa; recomponer la buena relación entre el Poder Judicial y el Ejecutivo y limitar el poder de la narcopolítica. A esto se suma su deseo más que evidente, pero más difícil de conseguir, de dar el golpe definitivo contra el terrorismo de las FARC y el narcotráfico.

En el frente externo hay varios temas delicados, comenzando por las relaciones con los vecinos, especialmente con Hugo Chávez (Venezuela es el primer cliente para las exportaciones colombianas) y con Rafael Correa, de Ecuador. En la medida que Santos solucione o encauce los conflictos en el vecindario tendrá sus manos más libres para dedicarse a otros menesteres. Y las necesitará.

Fuente: Infolatam