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25.11.09

La mediocre economía 2010-11 parece condenar definitivamente al poder K

En su actual etapa, parece que Néstor Kirchner no puede plantearse otra forma de hacer política que no sea la confrontación generalizada. Ya era así antes del 28 de junio, y desde entonces este sesgo se ha acentuado. Sólo se salvan, en el campo empresario, los capitalistas amigos y nadie más. Morenización a fondo, en suma.
Por Pablo Díaz de Brito

¿Cual será en la Argentina el panorama económico en la segunda mitad de 2010 y en la primera de 2011? Pregunta que es capital, políticamente hablando, porque de ese panorama, y no de otra cosa, dependerá el futuro político del país. De si nos liberaremos o no del régimen K en diciembre de 2011. Porque si se da una decente reactivación, la astucia de Néstor podría hacer el resto. Le podrá vender a un sector de la población que es mejor ese poco de bienestar y consumo que hacer un cambio drástico y darle el gobierno a Cobos, o un peronista no muy peronista, como Macri, o a un peronista raro e imprevisible, como Reutemann.

Pero si éste es el plan, ¿por qué el gobierno se empecina en aplastar la inversión privada, en espantarla? Sin una buena dosis de inversión, se sabe, la reactivación será floja, del orden del 2 o 3 del PBI, y eso no alcanza para bajar la altísima desocupación que sufren los sectores más pobres, golpeados por la ola de despidos en la economía informal (según El Economista, allí la desocupación creció 5 veces más que en el sector formal durante la crisis 2008-09), ni para reactivar el consumo en serio. Súmese la alta inflación, incorporada definitivamente al modelo económico, al menos desde 2006. Se sabe: la inflación golpea duro al salario real, empuja la conflictividad laboral y social, deprime el consumo, etc. Y en el gobierno nadie tiene planes antiinflacionarios, al contrario. Recuérdese el absurdo debate de 2007, sobre "no enfriar la economía".

La respuesta a aquella pregunta, de por qué el gobierno aplasta casi a conciencia a la inversión privada, debe buscarse en la misma naturaleza del poder K. Entre 2003 y 2007, se estableció un sistema policial de vigilancia sobre el empresariado, nunca visto en democracia. Pero a la vez los que se "portaban bien" podían vivir relativamente tranquilos. Y la continua expansión económica hacía el resto.

Pero ahora, en su actual etapa, parece que Néstor no puede plantearse otra forma de hacer política que no sea la confrontación generalizada. Ya era así antes del 28 de junio, y desde entonces este sesgo se ha acentuado. Contemos sólo las últimas hostilidades: Clarín, Papel Prensa, Ausol, y las intervenciones en la Sigen y en la CNV, que van mucho más allá del caso Papel Prensa. En fin, sólo se salvan, en el campo empresario, los capitalistas amigos y nadie más. Morenización a fondo, en suma.

Fuera de ese privilegiado círculo de amigos, solamente crecerán fuerte los sectores vinculados a ciertas exportaciones, según estiman las consultoras, pero eso no alcanza ni remotamente para lograr otro empujón como el de 2003-07, origen y fundamento de la fenomenal suerte política del kirchnerismo. Sin esos años "de oro", el kirchnerismo estaría muerto hace rato y habría perdido las presidenciales de 2007, porque nunca tuvo sintonía con el grueso de la sociedad, que lo votaba solamente por aquella fortuna económica.

En resumen, todo indica, según el consenso general de los economistas, que nos espera un bienio de poco crecimiento, alta inflación, fuerte conflictividad social, más aislamiento internacional, etc. De manera que la suerte del kirchenirsmo estaría sellada. Al menos, desde la perspectiva de la economía. Que, vale recordarlo, ha sido fundamental para decidir la suerte de todos los gobiernos desde 1983 para acá, y desde antes también.