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29.04.09

La demografía: factor negado pero decisivo en la política argentina

Nadie la "registra", a la demografía. Ni la derecha, por obvias razones confesionales, ni la izquierda, neuróticamente obsesionada en culpar al capitalismo de todas las miserias. Pero ahí está, con sus verdades contundentes. El poder está en ese inmenso desastre urbanístico, caldero de miseria, caos y criminalidad ingobernable que es el Conurbano.
Por Pablo Díaz de Brito

¿Puede aún hoy la clase media argentina ser el sujeto social y político decisivo? La respuesta de los analistas y también de los encuestadores es sí, claro. Ahí está el quiebre mortal del poder K en 2008 con el conflicto del campo y el masivo apoyo que recibió de las clases medias urbanas. Pero, entonces, si la clase media es tan decisiva, ¿porqué su representación política es minoritaria?

Veamos: la Coalición Cívica (CC) y sus aliados radicales y socialistas son hoy el mejor emblema político de las clases medias, pero no sueñan seriamente con ganar las presidenciales de 2011. Tal vez se impongan en distritos muy importantes, como Santa Fe, Capital Federal y ciudades como Mar del Plata y Bahía Blanca, pero nadie apuesta de verdad a un triunfo nacional de la "nueva Alianza", como la castiga Néstor Kirchner desde sus tribunas del Conurbano.

A su modo primitivo, Néstor tiene razón: porque el sujeto social es el mismo, en la Alianza de Chacho Alvarez y De la Rúa como en la CC de Lilita-Binner-etc. Es la clase media no peronista. Este sector hoy no representa más de un 30% de la población. La CC sacó 23% en 2007, a lo que puede sumarse una porción del voto de Lavagna (17%) y de otros candidatos menores. Por su inevitable sobrerrepresentación en los medios y, en general, en todo lo que sea espacios públicos, puede parecer más importante, pero numéricamente no lo es.

Acá viene a cuento un poco de historia. Revisemos un libro de historia política y veamos los años 40 y 50. Se verá que el término "Conurbano" no aparece. Sorpresa: el país, por entonces, tenía menos de 20 millones de habitantes y hoy tiene prácticamente 40, si no más. Es la demografía, y no agrego "estúpidos". Nadie la "registra", a la demografía. Ni la derecha, por obvias razones confesionales, ni la izquierda, neuróticamente obsesionada en culpar al capitalismo de todas las miserias. Pero ahí está, con sus verdades contundentes.

El Conurbano es hoy el fiel de la balanza electoral, como todo el mundo sabe. De ahí la pelea feroz entre peronistas, entre Néstor y Felipe, entre éste y De Narváez. El poder está en ese inmenso desastre urbanístico, caldero de miseria, caos y criminalidad ingobernable que es el Conurbano. Hace apenas dos generaciones no era así. Incluso el triunfo de Alfonsín en 1983 no sería hoy demográficamente posible. Se puede objetar que el triunfo de De la Rúa descalifica este argumento. Pero a esa elección llega el peronismo muy desgastado, luego de 10 años de Menem, y con Duhalde de candidato, poco atractivo y  peleado con el presidente. Es claro que De la Rúa logró un voto excepcional, “prestado”, en los sectores pobres, que jamás se identificaron con él y que por largo tiempo no se repetirá.

La demografía, diferenciada según clases sociales, hizo surgir el fenómeno Conurbano en este breve lapso histórico y biológico que es el último medio siglo. La clase media tiene una tasa de fertilidad de alrededor de dos hijos por mujer. Cualquiera sabe cuán diferente es esto en los cinturones de miseria argentinos. Sumemos a esta explosión demográfica que todos conocemos, pero nadie se digna hacer notar, la explosión de las drogas baratas y se tendrá como resultado lo que se ve todos los días: masiva delincuencia juvenil de una violencia irracional y creciente.

Siempre sin nombrar el factor demográfico, los bienpensantes clamarán por educación, educación y más educación. Fácil decirlo. Queda realmente muy bien en las columnas de La Nación o en el programa del catoliquísimo Dr. Grondona. Ahora, nadie dice cómo lidiar con una clase de 30 chicos de 15 años que consumen paco y tienen acceso a armas de fuego. Me temo que la degradación ha llevado la situación social más allá del punto en el que la educación da resultados. Un nuevo Sarmiento ya no es posible. No se trata hoy de educar en una escuela pública abierta pero severa a los hijos de inmigrantes, que eran pobres pero ni remotamente lúmpenes violentos y con el cerebro irremediablemente dañado.

El bendito "proceso educativo" no es posible sin ciertas precondiciones, que claramente no se dan con este material humano. Lo siento, siento ser tan crudo. Me gustaría hacerme el bueno, a lo Jaim Etcheverry, Horacio Sanguinetti, etc. Decir: "se puede". No, creo que no, que ya no. Basta estudiar demografía, esa materia negada por todos.

Pablo Díaz de Brito es periodista.

Nota: Para el que tenga ganas de meterse en el tema el autor recomienda visitar el sitio: http://www.prb.org/