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03.04.09

Si Alfonsín hubiera sido nuestro Felipe González...

Alfonsín no era ni nunca se propuso ser nuestro Felipe González, y además rápidamente los problemas se le vinieron encima y lo mataron políticamente, con el inestimable auxilio del PJ y la CGT. Pero tuvo al menos dos años, o tres, para dar un giro copernicano y, además de impulsar la renovación democrática, proponer con fuerza la renovación económica.
Por Pablo Díaz de Brito

Mientras el país lloraba a Raúl Alfonsín, un amigo menemista ironizó: sin el desastre que armó "Alfonso" no teníamos la década de oro de Carlos. Lo que es cierto. Porque Alfonsín nunca vio la importancia decisiva de la economía en el armado del consenso político. En eso fue un viejo radical como los balbinistas. Para ellos la economía era cosa de técnicos, la política se hacía con política, con valores.

Pero me pregunto qué hubiera sido de la política argentina, y del país mismo, si Alfonsín hubiera sido nuestro Felipe González y no solamente nuestro querible "Alfonso". Si hubiese llevado la modernización del país no solo a las instituciones políticas sino tambien a la economía. Sí, ya sé, no estaba en su genoma radical-socialdemócrata. Aunque sobre el final, con el proyecto de Terragno para Aerolíneas, algo mostró en ese sentido. Y si hubiera enfilado para ese lado desde el mismo 10 de diciembre del 83, seguramente la época no lo hubiese acompañado: la crisis de la deuda, la década perdida, etc.

Sin embargo, Chile sí pudo por la misma época hacer ese camino. Primero con "Pinocho" (todo hay que decirlo) y luego, ya en democracia, con la Concertación. Y la Concertación todavía hoy es gobierno (un dirigente de la Concertación le contó a un amigo que en Chile prefirieron seguir con el modelo económico de Pinochet, al ver la debacle del alfonsinismo).

Claro que en Chile no hay peronismo. Si la CGT le hizo 14 paros al Alfonsín estatista, ¡cuántos les hubiera hecho a uno convertido al mercado! Y aquí llegamos al otro nudo del asunto: el peronismo detectó en el radicalismo alfonsinista del 83 un peligro potencialmente mortal. El éxito del gobierno de Alfonsín hubiera significado para el PJ quedar en un segundo plano por muchos años, quizás por décadas, para siempre. Así que había que quebrarlo al alfonsinismo a como diera lugar. Ahora que murió Alfonsín reapareció lo de "no lo dejaron gobernar", pero más como un lamento fúnebre que como análisis retrospectivo.

En resumen, Alfonsín no era ni nunca se propuso ser nuestro Felipe González, y además rápidamente los problemas se le vinieron encima y lo mataron políticamente, con el inestimable auxilio del PJ y la CGT. Pero tuvo al menos dos años, o tres, para dar un giro copernicano y, además de impulsar la renovación democrática, proponer con fuerza la renovación económica, para explicarle a la sociedad, con sus excepcionales dotes de orador, que el modelo proteccionista y sustituidor de importaciones estaba acabado, que había que abrir la economía y modernizarla. Hubiera podido intentarlo, pero ni se lo planteó. En este paralelo imposible entre Felipe y "Alfonso" está en gran medida la tragedia de nuestro subdesarrolo.