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25.03.09

La visión de la educación de Barack: la diferencia abismal entre un progresista norteamericano y uno latinoamericano

"A los buenos profesores se los recompensará con más dinero por mejorar los resultados de los estudiantes y se les pedirá que asuman mayores responsabilidades para mejorar sus escuelas. Si a un profesor al que se le dan una oportunidad, o dos, o tres, sigue sin mejorar, no hay excusas para que esa persona siga educando".
Por Pablo Díaz de Brito

La calidad y los resultados de la educación obligatoria en Estados Unidos caen desde hace años. ¿Qué propone Barack Obama? Pagarles más a los docentes, pero solamente a los más capaces y productivos: "A los buenos profesores se los recompensará con más dinero por mejorar los resultados de los estudiantes y se les pedirá que asuman mayores responsabilidades para mejorar sus escuelas. Si a un profesor al que se le dan una oportunidad, o dos, o tres, sigue sin mejorar, no hay excusas para que esa persona siga educando. Rechazo un sistema que recompense el fracaso". Clarísimo. Lo dijo el pasado 10 de marzo en un extenso discurso sobre el futuro de la educación ante la cámara hispana de comercio.

Su planteo de exigir resultados a los docentes es parte de lo que llama "una nueva cultura de la responsabilidad". La propuesta, por lo demás, no es nueva, ya que fue extensamente difundida durante su campaña. Obama, además, elogió a las escuelas chárter, a las que llamó "laboratorios de innovación", y pidió eliminar los límites aún vigentes a su creación, algo que "no es bueno para nuestros chicos, nuestra economía y nuestro país". Las escuelas chárter, un modelo de gestión educativa mixta, son demonizadas en nuestro medio como lo peor de lo peor, o sea, engendros neoliberales. Tuvieron aquí un tibio amago de existencia a fines de los 90.

Ahora, imagine el lector al equivalente argentino o sudamericano de Obama diciendo algo similar a todo esto. Imposible. Esta es la diferencia abismal entre un progresista norteamericano y uno latinoamericano, entre la honestidad intelectual y el pragmatismo anglosajones, que indican que a todos se les debe exigir eficiencia, productividad y resultados, y el ideologismo y facilismo demagógicos latinoamericanos. Un populismo ejercido incluso por quienes, desde puestos de responsabilidad y gestión, ni se animan a mencionar palabras como las de Obama delante de un gremialista docente, no sea cosa que se ofenda, los impute de "neoliberal" y les exija la cabeza a su superior.

Fuente: La Capital (Rosario, Argentina)