«Mi pueblo pide libertad, no más doctrinas» (*)
El sacudón libertario cubano marca un hito en la oposición a la tiranía castrista. Un aviso fue dado en febrero de 2019, cuando el régimen convocó a un referéndum que ratificara la constitución socialista y, obviamente, triunfó, pero con una cifra record de rechazo.Por Hugo Machín Fajardo
Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad
Mariano Moreno, 8 de diciembre de 1810
La posibilidad de que Joe Biden permita el acceso a Internet a los cubanos, es uno de los hechos novedosos que trajo la erupción del 11J en Cuba. Si se concreta la iniciativa estadounidense, en la historia de la libertad equivale a los libros de la Ilustración ingresados clandestinamente en América en el Siglo XVIII, cuando solamente las imprentas de México y Lima eran las únicas autorizadas a imprimir textos rigurosamente censurados por la corona española.
Por ahora, la aplicación Psiphon es una de las pocas vías que tienen los cubanos para burlar la censura de Internet, impuesta el mismo 11J , en que cambió Cuba. Psiphon informó que el jueves 16 de julio tuvo 1 millón 389 mil usuarios que accedieron desde la isla.
Update: Yesterday 1.389 Million daily unique users accessed the open web from Cuba through the Psiphon Network. Internet is ON; circumvention tools ARE working. This figure continues to increase, with today reaching 1.238 Million as of 12:00 EST (16:00 UTC) 🚀 pic.twitter.com/eVbStjfWap
— Psiphon Inc. (@PsiphonInc) July 16, 2021
El sacudón libertario cubano marca un hito en la oposición a la tiranía castrista. Un aviso fue dado en febrero de 2019, cuando el régimen convocó a un referéndum que ratificara la constitución socialista y, obviamente, triunfó, pero con una cifra record de rechazo.
Votaron por el «Sí» un total de 6.816.169 cubanos, lo que representa el 73.31 % de los electores, mientras un 9% (706.400) votó para rechazarla y un 4,1% restante correspondió a votos en blanco o nulos. Aproximadamente un 26,7% del padrón (unos 2,5 millones de electores) no apoyaron de una forma u otra el proyecto, ya sea no yendo a votar, votando en contra, anulando su boleta o dejándola en blanco.
Las calles ganadas por un imprevisto número de ciudadanos se explica también porque Cuba es hoy uno de los países con mayor porcentaje de COVID-19; atraviesa una dura crisis económica e inflación; carece de alimentos y sufre cortes de energía en decenas de ciudades.
El despertar cubano en la capital, en varias ciudades y pueblos de la isla caribeña, también generó en la región un eco diferente al de otros momentos como las reacciones internacionales de 1994 motivadas por las manifestaciones en el malecón de La Habana, o cuando la denominada «Primavera negra» de 2003y el «Hasta aquí he llegado» de José Saramago.
La respuesta de Díaz-Canel confirma lo que ya muchos sabían: es un continuador nato de los hermanos Castro. Envió a la policía política a allanar en todo el país casas de periodistas, artistas e incluso maestros de ajedrez, que permanecen desparecidos. Peor aún: convocó a civiles cubanos a reprimir cubanos en un aviso de que está dispuesto a llevar a la isla a la guerra civil si fuera necesario, con tal de mantenerse en el poder. Y hemos visto a la turba al borde del linchamiento físico, ya cebada en decretar la muerte civil de sus connacionales. Hay denuncias de que el ejército obliga a jóvenes a participar en los ataques a los opositores. Así como también vemos a miles de habaneros ofrecer loas al dictador. El acápite de Mariano Moreno.
La región. Otra constatación que deja la represión castrista a esta nueva revolución cubana es el cinismo de los presidentes Alberto Fernández o Nicolás Maduro, quienes hace unos días opinaban sobre la desmedida represión policial ocurrida en Colombia durante el paro nacional ocurrido entre el 28 de abril y el 4 de junio, pero ahora no se pronuncian sobre la denuncia de la ONG Cubalex, que da asesoría legal a defensores de derechos humanos, y que al 13 de julio suma 148 detenidos y desaparecidos durante las multitudinarias protestas callejeras iniciadas el 11J.
Esta hipocresía no es privativa de los presidentes mencionados. También otras personalidades latinoamericanas que elevan su voz contra la dictadura cubana y se sienten respaldadas por el pronunciamiento de la responsable de velar por el respeto de los derechos humanos en el mundo, Michelle Bachelet, quien ha exigido la libertad de los detenidos por Díaz – Canel; que se restablezca plenamente el acceso a Internet y a las redes sociales; se allanan grácilmente a las propuestas comerciales de la dictadura china, sin cuestionar el irrespeto a los DH en el país asiático, en el presente protagonista de una potente ofensiva de «diplomasiasinovac».
En Chile, el despertar cubano está incidiendo en la nueva situación constituyente, donde participan activamente los comunistas chilenos que en las últimas elecciones obtuvieron con la economista Irací Hassler (30) la Alcaldía de Santiago. En programas periodísticos que analizan la marcha de la nueva Constitución ya se pueden apreciar las dificultades de los comunistas, como Daniel Jadue, para encajar el inocultable reclamo de libertad y democracia de un sector de la ciudadanía cubana tras décadas de vivir sometida a la dictadura de un solo partido; y mantener sus propuestas de una sociedad comunista chilena para la que el pluripartidismo sería «una pluriporquería». De hecho, en las elecciones primarias del domingo 18/7, Jadue (39,7%) perdió ante el otro candidato de izquierda la Gabriel Boric (60,3%) de Convergencia Social.
En Uruguay, un senador socialista que ofrecía una mini conferencia de prensa sobre temas económicos, cuando se le pregunta una opinión sobre la exigencia de democracia en Cuba, baja la vista, hace un gesto con las manos indicativo de que no responderá y se da media vuelta retirándose de la entrevista. Hace casi un cuarto de siglo, el principal dirigente de ese partido, Reinaldo Gargano, luego canciller uruguayo, no dudó en decir que en la isla gobernaba «una dictadura».
Argumentos totalitarios. El razonamiento que los defensores de la dictadura castrista ofrecen a la región, y del que se sirven sectores de izquierda latinoamericana para justificar su adhesión a lo opuesto a su prédica libertaria, es resumido por el filósofo cubano Pablo Guadarrama (72), «identificado con la revolución», entrevistado por la emisora La W de Bogotá: «Es un error grave creer que la democracia es la única forma de gobierno (…) Es un error histórico creer que para que haya democracia debe haber pluripartidismo. Hoy día, los partidos políticos —tanto de izquierda, como de derecha— están en crisis, y lo están demostrando los movimientos sociales en América Latina y el mundo. Porque ya se cansaron de esas formas de organización de los partidos políticos. Parece ser que hay otra forma de organización política y social que no son los partidos. Y por eso hoy en día se están produciendo esas formas de manifestaciones sociales en América Latina, que demuestran las crisis de los partidos, tanto de izquierda como de derecha. Entonces, no pensemos que la única forma de organización política es a través del multipartidismo».
Reales fisuras. En las apreciaciones de Guadarrama, están resumidos los argumentos de la izquierda latinoamericana que sigue siendo obsecuente con dictaduras regionales. Ojo que, como puede ocurrir en más de una falsedad, contiene una porción de verdad. Y aprovechándose de la legitima protesta social que recorre Latinoamérica —el continente más inequitativo del mundo, donde además la pandemia determinó que de 185,5 millones de pobres se pase a 209 millones (33,7% de la población total)— los protiranía aspiran a maquillar las dictaduras totalitarias de Cuba, Nicaragua y Venezuela con la excusa de las reales fisuras y dramas que ofrecen las democracias latinoamericanas. Y los respaldan los datos del Barómetro de las Américas sobre descreimiento de la región en la democracia: 57,7% en 2019 —en 2004 esta cifra llegaba hasta 67,6%— y en el 2020, si bien las opiniones sobre la democracia mejoraron en Perú y México, continúan deteriorándose en Haití y Ecuador. Pero también se verifica «poca confianza en las instituciones a cargo de mantener la vigencia del estado de derecho» en el estudio mencionado.
Desilusión de millones que se ve alimentada, por ejemplo, con la actitud asumida por el establecimiento regional ante el escandaloso sabotaje que realiza hasta el día de hoy a la segunda vuelta electoral peruana la corrupta Keiko Fujimori. Gobernantes democráticos latinoamericanos no han rechazado como debiera ser la apetencia personal y viciada de quien debería estar en prisión y que sigue generando más zozobra sobre un país que oficialmente presenta la tasa de mortalidad por Covid-19 más alta del mundo. La candidata perdedora interpuso el sábado 17/7 otras diez apelaciones contra las proclamaciones realizadas en Jurados Electorales Especiales cuando la fecha de proclamación del candidato ganador, Pedro Castillo, es el 28 de julio. ¿No le importa a la comunidad internacional que una docena de misiones de observación internacional — OEA y U. Europea, entre ellas—documentaran que fue una elección justa y democrática? Algunos aluden a un supuesto eje «La Habana – Caracas – Lima» para no admitir el veredicto de las urnas.
Desencanto democrático ante los 50 asesinados en 10 días ocurridos en México, denunciados por Alejandro Tello, gobernador de Zacatecas, estado que vive bajo fuego del crimen organizado. (Ver símil en la miniserie Somos de Netflix). «Los conflictos armados entre grupos del crimen organizado y la reacción de pobladores han generado, en las últimas semanas, crisis de inseguridad también en Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Tamaulipas, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional, Ejército y Policías locales», informa el periódico mexicano Reforma.
O «la triste realidad recogida (por la CIDH en Colombia) sobre la evidente violación a los derechos humanos por agentes públicos y por unos pocos privados (…) en perjuicio de la pacífica manifestación de la generalidad de los ciudadanos», como anota Gustavo H. Cote, exdirector general de la entidad impositiva del país cafetero.
Es evidente que las democracias latinoamericanas ofrecen razones utilizadas como pretextos por los dictadores, sean del signo ideológico que sean, y hasta en sociedades que califican bien en materia de desarrollo humano —la uruguaya— medios periodísticos de Uruguay informan sobre balaceras nocturnas registradas en barrios montevideanos, como consecuencia de la disputa territorial entre bandas de narcos. Y puede agregarse el advenimiento de la práctica sicarial, también utilizada en Costa Rica.
Algo ya no será igual en la región. Nadie que haya defendido la represión a los reclamos de libertades en Cuba, podrá asumirse como defensor de los derechos humanos en ningún país. Ya es demasiado haber apoyado al chavismo venezolano, sus violaciones a los DH y la crisis humanitaria a que ha llevado al país. También es el colmo seguir resistiéndose a condenar a Daniel Ortega, aunque en este caso, Pepe Mujica dejó de justificar la represión de izquierda — «no hay que ponerse delante de la tanqueta»— para calificar a la tiranía nicaragüense como lo que realmente es y dejar en offside a sus admiradores.
(*) Verso de la canción Patria y Vida, transformada en un símbolo de libertad en Cuba.
Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad
Mariano Moreno, 8 de diciembre de 1810
La posibilidad de que Joe Biden permita el acceso a Internet a los cubanos, es uno de los hechos novedosos que trajo la erupción del 11J en Cuba. Si se concreta la iniciativa estadounidense, en la historia de la libertad equivale a los libros de la Ilustración ingresados clandestinamente en América en el Siglo XVIII, cuando solamente las imprentas de México y Lima eran las únicas autorizadas a imprimir textos rigurosamente censurados por la corona española.
Por ahora, la aplicación Psiphon es una de las pocas vías que tienen los cubanos para burlar la censura de Internet, impuesta el mismo 11J , en que cambió Cuba. Psiphon informó que el jueves 16 de julio tuvo 1 millón 389 mil usuarios que accedieron desde la isla.
Update: Yesterday 1.389 Million daily unique users accessed the open web from Cuba through the Psiphon Network. Internet is ON; circumvention tools ARE working. This figure continues to increase, with today reaching 1.238 Million as of 12:00 EST (16:00 UTC) 🚀 pic.twitter.com/eVbStjfWap
— Psiphon Inc. (@PsiphonInc) July 16, 2021
El sacudón libertario cubano marca un hito en la oposición a la tiranía castrista. Un aviso fue dado en febrero de 2019, cuando el régimen convocó a un referéndum que ratificara la constitución socialista y, obviamente, triunfó, pero con una cifra record de rechazo.
Votaron por el «Sí» un total de 6.816.169 cubanos, lo que representa el 73.31 % de los electores, mientras un 9% (706.400) votó para rechazarla y un 4,1% restante correspondió a votos en blanco o nulos. Aproximadamente un 26,7% del padrón (unos 2,5 millones de electores) no apoyaron de una forma u otra el proyecto, ya sea no yendo a votar, votando en contra, anulando su boleta o dejándola en blanco.
Las calles ganadas por un imprevisto número de ciudadanos se explica también porque Cuba es hoy uno de los países con mayor porcentaje de COVID-19; atraviesa una dura crisis económica e inflación; carece de alimentos y sufre cortes de energía en decenas de ciudades.
El despertar cubano en la capital, en varias ciudades y pueblos de la isla caribeña, también generó en la región un eco diferente al de otros momentos como las reacciones internacionales de 1994 motivadas por las manifestaciones en el malecón de La Habana, o cuando la denominada «Primavera negra» de 2003y el «Hasta aquí he llegado» de José Saramago.
La respuesta de Díaz-Canel confirma lo que ya muchos sabían: es un continuador nato de los hermanos Castro. Envió a la policía política a allanar en todo el país casas de periodistas, artistas e incluso maestros de ajedrez, que permanecen desparecidos. Peor aún: convocó a civiles cubanos a reprimir cubanos en un aviso de que está dispuesto a llevar a la isla a la guerra civil si fuera necesario, con tal de mantenerse en el poder. Y hemos visto a la turba al borde del linchamiento físico, ya cebada en decretar la muerte civil de sus connacionales. Hay denuncias de que el ejército obliga a jóvenes a participar en los ataques a los opositores. Así como también vemos a miles de habaneros ofrecer loas al dictador. El acápite de Mariano Moreno.
La región. Otra constatación que deja la represión castrista a esta nueva revolución cubana es el cinismo de los presidentes Alberto Fernández o Nicolás Maduro, quienes hace unos días opinaban sobre la desmedida represión policial ocurrida en Colombia durante el paro nacional ocurrido entre el 28 de abril y el 4 de junio, pero ahora no se pronuncian sobre la denuncia de la ONG Cubalex, que da asesoría legal a defensores de derechos humanos, y que al 13 de julio suma 148 detenidos y desaparecidos durante las multitudinarias protestas callejeras iniciadas el 11J.
Esta hipocresía no es privativa de los presidentes mencionados. También otras personalidades latinoamericanas que elevan su voz contra la dictadura cubana y se sienten respaldadas por el pronunciamiento de la responsable de velar por el respeto de los derechos humanos en el mundo, Michelle Bachelet, quien ha exigido la libertad de los detenidos por Díaz – Canel; que se restablezca plenamente el acceso a Internet y a las redes sociales; se allanan grácilmente a las propuestas comerciales de la dictadura china, sin cuestionar el irrespeto a los DH en el país asiático, en el presente protagonista de una potente ofensiva de «diplomasiasinovac».
En Chile, el despertar cubano está incidiendo en la nueva situación constituyente, donde participan activamente los comunistas chilenos que en las últimas elecciones obtuvieron con la economista Irací Hassler (30) la Alcaldía de Santiago. En programas periodísticos que analizan la marcha de la nueva Constitución ya se pueden apreciar las dificultades de los comunistas, como Daniel Jadue, para encajar el inocultable reclamo de libertad y democracia de un sector de la ciudadanía cubana tras décadas de vivir sometida a la dictadura de un solo partido; y mantener sus propuestas de una sociedad comunista chilena para la que el pluripartidismo sería «una pluriporquería». De hecho, en las elecciones primarias del domingo 18/7, Jadue (39,7%) perdió ante el otro candidato de izquierda la Gabriel Boric (60,3%) de Convergencia Social.
En Uruguay, un senador socialista que ofrecía una mini conferencia de prensa sobre temas económicos, cuando se le pregunta una opinión sobre la exigencia de democracia en Cuba, baja la vista, hace un gesto con las manos indicativo de que no responderá y se da media vuelta retirándose de la entrevista. Hace casi un cuarto de siglo, el principal dirigente de ese partido, Reinaldo Gargano, luego canciller uruguayo, no dudó en decir que en la isla gobernaba «una dictadura».
Argumentos totalitarios. El razonamiento que los defensores de la dictadura castrista ofrecen a la región, y del que se sirven sectores de izquierda latinoamericana para justificar su adhesión a lo opuesto a su prédica libertaria, es resumido por el filósofo cubano Pablo Guadarrama (72), «identificado con la revolución», entrevistado por la emisora La W de Bogotá: «Es un error grave creer que la democracia es la única forma de gobierno (…) Es un error histórico creer que para que haya democracia debe haber pluripartidismo. Hoy día, los partidos políticos —tanto de izquierda, como de derecha— están en crisis, y lo están demostrando los movimientos sociales en América Latina y el mundo. Porque ya se cansaron de esas formas de organización de los partidos políticos. Parece ser que hay otra forma de organización política y social que no son los partidos. Y por eso hoy en día se están produciendo esas formas de manifestaciones sociales en América Latina, que demuestran las crisis de los partidos, tanto de izquierda como de derecha. Entonces, no pensemos que la única forma de organización política es a través del multipartidismo».
Reales fisuras. En las apreciaciones de Guadarrama, están resumidos los argumentos de la izquierda latinoamericana que sigue siendo obsecuente con dictaduras regionales. Ojo que, como puede ocurrir en más de una falsedad, contiene una porción de verdad. Y aprovechándose de la legitima protesta social que recorre Latinoamérica —el continente más inequitativo del mundo, donde además la pandemia determinó que de 185,5 millones de pobres se pase a 209 millones (33,7% de la población total)— los protiranía aspiran a maquillar las dictaduras totalitarias de Cuba, Nicaragua y Venezuela con la excusa de las reales fisuras y dramas que ofrecen las democracias latinoamericanas. Y los respaldan los datos del Barómetro de las Américas sobre descreimiento de la región en la democracia: 57,7% en 2019 —en 2004 esta cifra llegaba hasta 67,6%— y en el 2020, si bien las opiniones sobre la democracia mejoraron en Perú y México, continúan deteriorándose en Haití y Ecuador. Pero también se verifica «poca confianza en las instituciones a cargo de mantener la vigencia del estado de derecho» en el estudio mencionado.
Desilusión de millones que se ve alimentada, por ejemplo, con la actitud asumida por el establecimiento regional ante el escandaloso sabotaje que realiza hasta el día de hoy a la segunda vuelta electoral peruana la corrupta Keiko Fujimori. Gobernantes democráticos latinoamericanos no han rechazado como debiera ser la apetencia personal y viciada de quien debería estar en prisión y que sigue generando más zozobra sobre un país que oficialmente presenta la tasa de mortalidad por Covid-19 más alta del mundo. La candidata perdedora interpuso el sábado 17/7 otras diez apelaciones contra las proclamaciones realizadas en Jurados Electorales Especiales cuando la fecha de proclamación del candidato ganador, Pedro Castillo, es el 28 de julio. ¿No le importa a la comunidad internacional que una docena de misiones de observación internacional — OEA y U. Europea, entre ellas—documentaran que fue una elección justa y democrática? Algunos aluden a un supuesto eje «La Habana – Caracas – Lima» para no admitir el veredicto de las urnas.
Desencanto democrático ante los 50 asesinados en 10 días ocurridos en México, denunciados por Alejandro Tello, gobernador de Zacatecas, estado que vive bajo fuego del crimen organizado. (Ver símil en la miniserie Somos de Netflix). «Los conflictos armados entre grupos del crimen organizado y la reacción de pobladores han generado, en las últimas semanas, crisis de inseguridad también en Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Tamaulipas, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional, Ejército y Policías locales», informa el periódico mexicano Reforma.
O «la triste realidad recogida (por la CIDH en Colombia) sobre la evidente violación a los derechos humanos por agentes públicos y por unos pocos privados (…) en perjuicio de la pacífica manifestación de la generalidad de los ciudadanos», como anota Gustavo H. Cote, exdirector general de la entidad impositiva del país cafetero.
Es evidente que las democracias latinoamericanas ofrecen razones utilizadas como pretextos por los dictadores, sean del signo ideológico que sean, y hasta en sociedades que califican bien en materia de desarrollo humano —la uruguaya— medios periodísticos de Uruguay informan sobre balaceras nocturnas registradas en barrios montevideanos, como consecuencia de la disputa territorial entre bandas de narcos. Y puede agregarse el advenimiento de la práctica sicarial, también utilizada en Costa Rica.
Algo ya no será igual en la región. Nadie que haya defendido la represión a los reclamos de libertades en Cuba, podrá asumirse como defensor de los derechos humanos en ningún país. Ya es demasiado haber apoyado al chavismo venezolano, sus violaciones a los DH y la crisis humanitaria a que ha llevado al país. También es el colmo seguir resistiéndose a condenar a Daniel Ortega, aunque en este caso, Pepe Mujica dejó de justificar la represión de izquierda — «no hay que ponerse delante de la tanqueta»— para calificar a la tiranía nicaragüense como lo que realmente es y dejar en offside a sus admiradores.
(*) Verso de la canción Patria y Vida, transformada en un símbolo de libertad en Cuba.