Artículos

13.12.19

Una foto y un discurso

El presidente uruguayo saliente, Tabaré Vázquez (79), de izquierda; tomando amablemente el brazo del presidente uruguayo entrante Luis Lacalle Pou (46), camina hacia el presidente argentino Alberto Fernández, quien les aguarda sonriente para fundirse en un abrazo, primero con Vázquez, y luego con Lacalle.
Por Hugo Machín Fajardo

Hay mucho en esta foto. Para los argentinos y para los uruguayos. Son gestos positivos que ojalá sean premonitorios de hechos similares.

Lacalle, quien encabeza una coalición que abarca desde el centro izquierda hasta la derecha y gobernará hasta 2024, quiere revitalizar un Mercosur tan treintañero como inocuo y Fernández anunció parecida intención al punto que el imprevisible Jair Bolsonaro mostró complacencia con ese asunto.

No es poco luego del fracaso de los mentores de la llamada “Patria Grande”, entelequia que lleva más de medio siglo de declamada y nunca cuajó, ni siquiera cuando las afinidades ideológicas homogenizaron la región.

No es poco cuando Vázquez en 2007 fue desairado por Cristina Fernández de Kirchner ante los invitados a la ceremonia de su asunción como Presidenta, en épocas en que Vázquez también era cuestionado por el entonces jefe de gabinete Alberto Fernández y hoy presidente argentino. Y no es poca cosa cuando en 2011 se supo por boca del propio presidente de Uruguay que había solicitado ayuda a EEUU para el caso de que el gobierno peronista iniciara una acción bélica contra el país oriental del Río Uruguay.

Discurso conciliador. Las palabras del flamante presidente de Argentina tienen que haber causado muy buena impresión también en la ciudadanía uruguaya. Por ejemplo, su propuesta de terminar “con el muro del odio” y dejar de fogonear la grieta que ha dividido a los argentinos desde hace años, que también tuvo su eco amortiguado en algunos sectores partidarios uruguayos. Sobre la obra pública, -emporio de la corrupción kirchnerista-  Fernández anunció su intención de hacer transparente la información al respecto. Algo que la primera administración de Vázquez comprometió por una ley de 2008 sobre acceso a la información pero que no ha sido efectiva.

No puede ignorarse de todas maneras que en un contexto de convocar a la unidad nacional, similar al que hace unos días explicó Lacalle, se cuelan fotografías que van en contravía de esa visión, pues son portadoras de la confrontación por encima de toda política, y  que advierten sobre la contradicción instalada en la propia fórmula presidencial argentina: la presencia del ex presidente Rafael Correa, prófugo de la justicia ecuatoriana; del delegado del dictador Nicolás Maduro, así como la presencia de Miguel Díaz-Canel a todas luces continuador de la férrea violación a los derechos humano en Cuba, son prueba de ello.

No obstante, cabe aguardar un buen relacionamiento entre Argentina y Uruguay en principio, al que podría sumarse la disposición brasileña para encarar aspectos puntuales que conlleven a un clima de buena vecindad en el Cono Sur. “El futuro lo dirá”, Zitarrosa dixit.