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12.04.19

El auténtico progresismo, a bordo

(Clarín) Parece abrirse paso una perspectiva nueva en la región latinoamericana que combina, esperamos que virtuosamente, a líderes prestigiosos en la región como Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos, una visión de centro y centro izquierda de actores de altas credenciales democráticas, una perspectiva equilibrada del cambio político vinculada a la importancia de la equidad social en cualquier agenda de cambio, una claridad cívica respecto a la desideologización de la democracia y una conciencia de que la meta de una democracia fuerte en la región pasa por incorporar a Cuba al concierto de las democracias en las Américas.
Por Manuel Cuesta Morúa

(Clarín) Los desafíos políticos en la América Latina son agudos. Uno de ellos es el de la recuperación democrática, según los casos, en un grupo de países de la región cuyos gobiernos han establecido una pugna con los fundamentos mismos de un modelo político instalado, pero aún no consolidado en la región.

¿Lo interesante aquí? La puja entre valores democráticos seminales, con su eje en la división de poderes, el respeto a las libertades fundamentales, el estado de derecho, más el valor creciente de la ciudadanía, y la otra democracia, entendida como participación, y relación directa, con poca mediación institucional, entre líder, redención y pueblo. Es una típica batalla de fin de historia que se está jugando ahora mismo en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba, pero también en Brasil.

Frente a este desafío hay un par de hechos relativamente nuevos: la conexión visible entre al menos tres países, Venezuela, Nicaragua y Cuba, y la creciente sensibilización de sectores en la región, de indudable credenciales democráticas, pero que negociaban en favor del mito revolucionario cubano su compromiso cierto con los valores de la democracia. Mi reciente gira por el Cono Sur, invitado por CADAL, visibiliza bien este importante giro en la sensibilidad progresista de la región.

Iniciada en Buenos Aires con un importante encuentro de Solidaridad Democrática, iniciativa de la Fundación checa Forum 2000 consistente en una plataforma latinoamericana que a lo largo de cuatro años viene concertando esfuerzos pro-democracia de activistas, líderes políticos y de académicos; ella también incluyó a Brasil, con sendas presentaciones en la Fundación Fernando Henrique Cardoso, en San Pablo, con una conversación exclusiva con el ex Presidente de Brasil, y en el Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI), en su sede de Río de Janeiro.

La gira continuó en Santiago de Chile con una conferencia en la Fundación Chile 21, un think tank vinculado al progresismo chileno y que tiene entre sus destacados miembros a Carlos Ominami y a Sergio Bitar, y luego un intercambio especial con el ex presidente Ricardo Lagos y el dirigente socialista José Antonio Viera-Gallo en la sede de la Fundación Democracia y Desarrollo. Al mismo tiempo, se sostuvo un diálogo en la Fundación Patricio Aylwin con sus directivos Mariana y Miguel Aylwin, ambos democristianos. Otros referentes y líderes del centro-izquierda chileno, en todo el arco generacional, participaron también de esta cita de reenfoque de la mirada progresista respecto al tema cubano.

En Uruguay, los encuentros incluyeron a actores vinculados al Frente Amplio, como el senador Rafael Michelini, hasta llegar a otros que tradicionalmente han expresado su apoyo a la democratización de Cuba, entre ellos el senador Pablo Mieres, del Partido Independiente, y la diputada Gloria Rodríguez, del Partido Nacional, que renuevan su compromiso con los derechos humanos, la democracia y la libertad de los presos políticos en Cuba.

Parece abrirse paso de este modo una perspectiva nueva en la región latinoamericana que combina, esperamos que virtuosamente, a líderes prestigiosos en la región como Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos, una visión de centro y centro izquierda de actores de altas credenciales democráticas, una perspectiva equilibrada del cambio político vinculada a la importancia de la equidad social en cualquier agenda de cambio, una claridad cívica respecto a la desideologización de la democracia y una conciencia de que la meta de una democracia fuerte en la región pasa por incorporar a Cuba al concierto de las democracias en las Américas. Y desde Latinoamérica, mejor.

Fuente: Diario Clarín (Buenos Aires, Argentina)