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18.11.18

Con el hallazgo del ARA San Juan, apareció el cuerpo del delito

(TN) Lo que se pone en peligro cuando las Fuerzas Armadas funcionan con muy bajos estándares es la vida de sus tripulantes. Tenemos que hacernos cargo de lo que significa vivir en riesgo permanente.
Por Marcos Novaro

(TN) Finalmente se localizó el submarino y poder rescatarlo del fondo del mar no sólo será de vital importancia para los familiares de los tripulantes, sino para determinar con precisión por qué se produjo el accidente que selló su destino.

En términos generales se sabe que la causa fue la baja inversión en mantenimiento y equipamiento de nuestras fuerzas armadas. Y más todavía cuando se trata de navíos o aviones que requieren extremo cuidado al respecto. Porque lo que se pone en riesgo cuando se funciona durante años con muy bajos estándares, es la vida de sus tripulantes. El Estado y la sociedad argentina tenemos que hacernos cargo de lo que significa vivir en riesgo permanente. Lo experimentamos con la tragedia de Once y cotidianamente en nuestras rutas, así que no podemos decir que nos toma desprevenidos.

Lo nuevo en todo caso fue que esto sucede y de manera dramática con los militares, que hace tiempo que pasaron a ser empleados públicos de segunda, sin funciones ni utilidad muy clara para buena parte de la opinión pública: ¿para qué mantenemos a las Fuerzas Armadas?; y si las mantenemos tan mal, ¿no será mejor que directamente las desactivemos?. Al menos así no seguiremos poniendo en riesgo la vida de más personas.

Sabemos sin embargo que los barcos de la Armada, incluidos sus submarinos, cumplen una función esencial en el combate de la pesca ilegal, que nos cuesta cientos de millones de dólares año tras año, mucho más de lo que nos costaría comprar submarinos nuevos y poner en condiciones los barcos y aviones que deberían patrullar el mar argentino.

Un poco a raíz del accidente del ARA San Juan el Gobierno Nacional empezó a darle funciones semejantes al Ejército y la Fuerza Aérea en las fronteras terrestres. No es una función que pueda justificar por sí misma mantener a esas fuerzas activas ni invertir más en ellas. Tampoco el G20 y la triste constatación de que necesitamos donaciones y préstamos de aviones y blindados para asegurar siquiera una porción de nuestro territorio lo van a hacer. Pero al menos la discusión pública al respecto ha empezado.

Mientras tanto, rescatar al ARA San Juan del fondo del mar será también fundamental para investigar qué falló, y si los fallos se vinculan con responsabilidades concretas, porque se hicieron mal o no se hicieron las reparaciones que según los papeles tuvieron lugar hace poco tiempo y debieran haber evitado este final.

No se hicieron las cosas muy bien que digamos en la búsqueda del submarino. El operativo llevó un año entero en buena medida por las idas y vueltas, porque por momentos se quiso desistir de la tarea. Afortunadamente los familiares insistieron.

Ahora tendremos a la mano el cuerpo del delito. Y va a ser más difícil que se olvide lo que pasó y quede sin explicación, incluso cuando se vuelva una noticia vieja dentro de unos pocos días, de esas que nos apenan pero preferimos sepultar.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)