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20.03.03

LAS PRIMERAS VÍCTIMAS DE LA GUERRA: LOS DISIDENTES Y PERIODISTAS CUBANOS

Las primeras bombas de la guerra cayeron en Cuba y las tiró Fidel. Desde el martes al mediodía, la dictadura cubana comenzó el encarcelamiento masivo de militantes y periodistas de la emergente sociedad civil cubana.
Por Fernando J. Ruiz
Las primeras bombas de la guerra cayeron en Cuba y las tiró Fidel. Desde el martes al mediodía, la dictadura cubana comenzó el encarcelamiento masivo de militantes y periodistas de la emergente sociedad civil cubana.

Lo mismo ocurrió en Vietnam desde el lunes 17 de marzo, lo que demuestra que la organización de dictaduras unidas tiene reflejos similarmente perversos. En esa dictadura asiática fue detenido el famoso disidente Nguyen Dan Que, físico de sesenta y un años, editor de una publicación clandestina llamada El Futuro (Tuong Lai), quién pasó dieciocho años de su vida en la cárcel, y estaba libre desde 1998. Fidel visitó Vietnam durante el mes de febrero por lo que pueden haber compartido inquietudes con sus colegas asiáticos.

Hasta ahora, el número de disidentes detenidos en Cuba ya asciende a cuarenta en todas las regiones de la isla. Entre ellos hay alrededor de doce políticos, tres sindicalistas, doce periodistas (entre los que está el representante de Reporteros sin Fronteras), el presidente de la asociación de pedagogos, y más de una decena de activistas de derechos humanos.

El comunicado oficial es propio de una dictadura, perverso. El dictador intenta presentar la masiva detención de disidentes como parte de un conflicto con los Estados Unidos, a pesar de que el conflicto principal es el que tiene Cuba en su interior, donde le nació a la dictadura durante la última década una oposición democrática.

Dice el dictador que fueron detenidos quienes se reunieron con el principal diplomático de Estados Unidos en la isla, James Cason, o quienes asistieron a eventos en su residencia. Y es perverso pues hay por lo menos una decena de sedes diplomáticas que también tienen contactos activos con los disidentes y periodistas independientes, entre las que está la checa, la francesa, la española, la inglesa, la alemana o la mexicana.

Es cierto que Cason, que llegó hace pocos meses a la isla, recorría en su auto las rutas para hablar con los disidentes en todos los pueblos de Cuba. ¡Qué placer poder ser diplomático de un país democrático en una dictadura, y que le ordenen como misión la de ayudar activamente a la disidencia, a esos hombres y mujeres libres que dicen lo que piensan a pesar de los inmensos riesgos!

La acusación es de “conspiración”, y es obvio que los opositores y disidentes están conspirando. No ven la hora de que se derrumbe una dictadura que lleva cuarenta y cuatro años, y usan todos los métodos pacíficos y democráticos a su alcance para que eso ocurra rápido. “Nuestra forma de conspirar es hacer todo públicamente”, me dijo un destacado periodista libre cubano, en un reciente viaje a Cuba.

El régimen pretende quizás revertir de un golpe todo el avance que realizó la sociedad civil cubana en los últimos años, pero ahora ya es probablemente tarde. Los veinte mil cubanos que han decidido plantarse frente al régimen, y asumir la disidencia pública, representan ya una fuerza irrevocable, mucho más irrevocable que la dictadura.

Fernando Ruiz es Profesor de la Universidad Austral e Investigador del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina www.cadal.org