Mis personalidades del año
Millones de venezolanas mantienen en alto el reclamo de un destino diferente para ellas y sus familias mediante diferentes prácticas y actitudes ante la narcodictadura que se ha apoderado del gobierno en Venezuela y se sostiene con base a la represión, la desunión de la oposición política, el apoyo de los regímenes autoritarios de China, Cuba, Irán y Rusia; y la complacencia cínica de vastos sectores de izquierda latinoamericana.Por Hugo Machín Fajardo
Al cierre del año los medios eligen quienes fueron personajes en los 365 días transcurridos. Es evidente que la selección no conforma a todos y menos en el presente en que la sociedad civil tiene múltiples canales de expresión para disentir o confirmar esas distinciones.
Desde esta columna elegimos como personajes del año a las mujeres venezolanas que durante 2017 no desfallecieron en su brega por la libertad del país caribeño.
Millones de venezolanas mantienen en alto el reclamo de un destino diferente para ellas y sus familias mediante diferentes prácticas y actitudes ante la narcodictadura que se ha apoderado del gobierno en Venezuela y se sostiene con base a la represión, la desunión de la oposición política, el apoyo de los regímenes autoritarios de China, Cuba, Irán y Rusia; y la complacencia cínica de vastos sectores de izquierda latinoamericana.
Símbolos de esas venezolanas, muchas de las cuales dejaron su vida en una ya muy larga pelea por la reconquista democrática, son:
Corina Machado, la diputada más votada en la historia de ese país – 235.259 votos en las elecciones de 2010 – es una de los referentes del enfrentamiento al régimen de Nicolás Maduro y los generales venezolanos. Sufrió agresiones físicas en el propio recinto parlamentario que obligaron a su hospitalización, además de soportar cotidianamente el hostigamiento de los esbirros del servicio secreto dictatorial. Lidera el partido VenteVenezuela y se ha opuesto a las negociaciones con la dictadura en la medida que no contemplen la libertad de todos los presos políticos y el cumplimento de lo que votaron 7,6 millones de ciudadanos en el plebiscito del 16J de 2017.
Lilian Tintori, esposa del que fuera el preso político emblemático durante más de tres años años, Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, transformada en valerosa y combativa líder a partir de la detención de su esposo. La decisión del régimen, obligado por el reclamo de las Naciones Unidas, de cambiar la reclusión de López de la prisión militar de Ramo Verde por detención domiciliaria, supuso un cambio en la exposición pública de Tintori, pero no un cese en su demanda de libertades y democracia que mantiene en concordancia con la estrategia del partido que encabeza López.
Mitzy Capriles de Ledezma, esposa del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, detenido por la dictadura hasta noviembre en que logró escapar de su detención domiciliaria y exiliarse. Capriles asumió la denuncia internacional del régimen con visitas a diferentes países y entrevistas con personalidades del mundo democrático, en demanda del restablecimiento de las libertades en Venezuela. Expresamente estuvo en desacuerdo con la participación de la oposición en las elecciones regionales del 15 de octubre por entender que los organismos lectorales sujetos a Maduro no dan garantías de transparencia electoral.
Luisa Ortega Díaz, ex fiscal general de Venezuela. Chavista durante años, en 2017 entendió que no podía seguir apañando una dictadura. “Los métodos son los mismos que los del terror en la dictadura militar argentina de los años 70", señaló en una entrevista publicada el 26 de agosto por la revista alemana "Der Spiegel" reproducida por la agencia EFE.
Naturalmente que no es figura de consenso para quienes la sufrieron durante años como cohonestadora de la cadena de arbitrariedades con que Chávez primero, y Maduro después, fueron asfixiando a la república venezolana, pero su paso al costado, posterior exilio, más denuncia de los crímenes y corrupciones de Maduro y compañía, constituyen un gran aporte al desnudamiento de la banda de delincuentes que usurpa el poder venezolano. Su decisión supuso y supone un riesgo real para su vida desde que la mafia encabezada por Diosdado Cabello no le perdona. "Hoy nos enfrentamos a un grupo de gente que no son hombres de Estado, sino criminales", ha declarado Ortega.
Sin identificarla, por razones de seguridad para ella y parte de su familia, también coloco en esta nómina a una caraqueña durante décadas defensora de los derechos económicos y sociales, radicada en el exterior de Venezuela, quien ha denunciado a la dictadura desde su labor regional, haciéndose cargo además de parte de su familia a la que debió trasladar al exterior de Venezuela para vivir consigo a raíz de la crisis humanitaria que sufre ese país.
Estas mujeres venezolanas, como las hermanas Mirabal -María Teresa, Minerva y Patria- de República Dominicana asesinadas por la dictadura de Trujillo en 1960; como las llamadas “locas de la Plaza”, en los setenta en Argentina; o las mujeres uruguayas que en 1984, todavía en dictadura, salieron a la calle para “cambiar la vida”; o las “Damas de blanco” de Cuba, hoy manifestantes por las libertades; o las Madres de la Candelaria, en Colombia, organizadas para recuperar con picos y palas los cuerpos de sus hijos desaparecidos en el conflicto bélico; estas venezolanas con sus diferentes estaturas y trayectorias, junto a las torturadas en las cárceles y las caídas para siempre en las calles de Venezuela, forman parte de la mejor historia latinoamericana.
Al cierre del año los medios eligen quienes fueron personajes en los 365 días transcurridos. Es evidente que la selección no conforma a todos y menos en el presente en que la sociedad civil tiene múltiples canales de expresión para disentir o confirmar esas distinciones.
Desde esta columna elegimos como personajes del año a las mujeres venezolanas que durante 2017 no desfallecieron en su brega por la libertad del país caribeño.
Millones de venezolanas mantienen en alto el reclamo de un destino diferente para ellas y sus familias mediante diferentes prácticas y actitudes ante la narcodictadura que se ha apoderado del gobierno en Venezuela y se sostiene con base a la represión, la desunión de la oposición política, el apoyo de los regímenes autoritarios de China, Cuba, Irán y Rusia; y la complacencia cínica de vastos sectores de izquierda latinoamericana.
Símbolos de esas venezolanas, muchas de las cuales dejaron su vida en una ya muy larga pelea por la reconquista democrática, son:
Corina Machado, la diputada más votada en la historia de ese país – 235.259 votos en las elecciones de 2010 – es una de los referentes del enfrentamiento al régimen de Nicolás Maduro y los generales venezolanos. Sufrió agresiones físicas en el propio recinto parlamentario que obligaron a su hospitalización, además de soportar cotidianamente el hostigamiento de los esbirros del servicio secreto dictatorial. Lidera el partido VenteVenezuela y se ha opuesto a las negociaciones con la dictadura en la medida que no contemplen la libertad de todos los presos políticos y el cumplimento de lo que votaron 7,6 millones de ciudadanos en el plebiscito del 16J de 2017.
Lilian Tintori, esposa del que fuera el preso político emblemático durante más de tres años años, Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, transformada en valerosa y combativa líder a partir de la detención de su esposo. La decisión del régimen, obligado por el reclamo de las Naciones Unidas, de cambiar la reclusión de López de la prisión militar de Ramo Verde por detención domiciliaria, supuso un cambio en la exposición pública de Tintori, pero no un cese en su demanda de libertades y democracia que mantiene en concordancia con la estrategia del partido que encabeza López.
Mitzy Capriles de Ledezma, esposa del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, detenido por la dictadura hasta noviembre en que logró escapar de su detención domiciliaria y exiliarse. Capriles asumió la denuncia internacional del régimen con visitas a diferentes países y entrevistas con personalidades del mundo democrático, en demanda del restablecimiento de las libertades en Venezuela. Expresamente estuvo en desacuerdo con la participación de la oposición en las elecciones regionales del 15 de octubre por entender que los organismos lectorales sujetos a Maduro no dan garantías de transparencia electoral.
Luisa Ortega Díaz, ex fiscal general de Venezuela. Chavista durante años, en 2017 entendió que no podía seguir apañando una dictadura. “Los métodos son los mismos que los del terror en la dictadura militar argentina de los años 70", señaló en una entrevista publicada el 26 de agosto por la revista alemana "Der Spiegel" reproducida por la agencia EFE.
Naturalmente que no es figura de consenso para quienes la sufrieron durante años como cohonestadora de la cadena de arbitrariedades con que Chávez primero, y Maduro después, fueron asfixiando a la república venezolana, pero su paso al costado, posterior exilio, más denuncia de los crímenes y corrupciones de Maduro y compañía, constituyen un gran aporte al desnudamiento de la banda de delincuentes que usurpa el poder venezolano. Su decisión supuso y supone un riesgo real para su vida desde que la mafia encabezada por Diosdado Cabello no le perdona. "Hoy nos enfrentamos a un grupo de gente que no son hombres de Estado, sino criminales", ha declarado Ortega.
Sin identificarla, por razones de seguridad para ella y parte de su familia, también coloco en esta nómina a una caraqueña durante décadas defensora de los derechos económicos y sociales, radicada en el exterior de Venezuela, quien ha denunciado a la dictadura desde su labor regional, haciéndose cargo además de parte de su familia a la que debió trasladar al exterior de Venezuela para vivir consigo a raíz de la crisis humanitaria que sufre ese país.
Estas mujeres venezolanas, como las hermanas Mirabal -María Teresa, Minerva y Patria- de República Dominicana asesinadas por la dictadura de Trujillo en 1960; como las llamadas “locas de la Plaza”, en los setenta en Argentina; o las mujeres uruguayas que en 1984, todavía en dictadura, salieron a la calle para “cambiar la vida”; o las “Damas de blanco” de Cuba, hoy manifestantes por las libertades; o las Madres de la Candelaria, en Colombia, organizadas para recuperar con picos y palas los cuerpos de sus hijos desaparecidos en el conflicto bélico; estas venezolanas con sus diferentes estaturas y trayectorias, junto a las torturadas en las cárceles y las caídas para siempre en las calles de Venezuela, forman parte de la mejor historia latinoamericana.