Entrevistas

16.10.08

Yoani Sánchez:

''Estoy tratando de empujar este muro que nos rodea''

Yoani Sánchez nació en La Habana, Cuba, en 1975. En abril de 2007 creó el Blog llamado "Generación Y" que ha definido como "un ejercicio de cobardía, pues me permite decir en este espacio lo que me está vedado en mi accionar cívico". Yoani recibió el Premio Ortega y Gasset 2008 de Periodismo Digital.

Yoani Sánchez nació en La Habana, Cuba, en 1975. Estudió en el Instituto Pedagógico la especialidad de Español-Literatura. En el año 1995 se trasladó a la Facultad de Artes y Letras y culminó la especialidad de Filología Hispánica. Se especializó en la literatura latinoamericana contemporánea y su tesis se tituló “Palabras bajo presión. Un estudio sobre la literatura de la dictadura en Latinoamérica”. En septiembre del 2000 ingresó a trabajar en la Editorial Gente Nueva, donde luego renunció para dedicarse a la labor de profesora de español –freelance- para algunos turistas alemanes que visitaban La Habana. En el 2002 el desencanto y la asfixia económica la hicieron emigrar a Suiza, de donde regresó –por motivos familiares y contra la opinión de amigos y conocidos- en el verano del 2004. En esos años descubrió la profesión que la acompaña hasta hoy: la informática. En el 2004 fundó junto a un grupo de cubanos –todos radicados en la Isla- la revista de reflexión y debate Consenso. En abril de 2007 creó el Blog llamado “Generación Y” que ha definido como “un ejercicio de cobardía, pues me permite decir en este espacio lo que me está vedado en mi accionar cívico”. Yoani recibió el Premio Ortega y Gasset 2008 de Periodismo Digital, pero el gobierno cubano le impidió viajar a España para recibirlo. Vive en La Habana, junto al periodista Reinaldo Escobar –con quien comparte su vida desde hace quince años- tiene un hijo y sigue trabajando como webmaster, articulista y editora del portal Desde Cuba.

Gabriel Salvia: ¿Cómo surgió tu idea del blog Generación Y?

Yoani Sánchez: El blog surgió en abril del año pasado y creo que fue un deseo personal el que me llevó a eso. Sencillamente se acumularon dentro de mí historias por contar, preguntas, frustraciones, y explotaron. Y de alguna manera se canalizaron en una especie de exorcismo personal que se llama Generación Y. Generación Y es el intento de sacar afuera algunos demonios, el demonio de la apatía, del conformismo; el demonio del miedo, de la paranoia. Es una especie de terapia que me he ido recetando a mí misma durante estos meses y que intenta de alguna manera mostrar esas zonas de la realidad, esas zonas de opinión, que la prensa, la radio y la TV oficiales no muestran.

Gabriel Salvia: ¿Cómo era tu vida antes de empezar este blog?

Yoani Sánchez: Creo que como la mayoría de los cubanos. Me arrastraba en una cotidianidad absorbente, entre el buscar la comida, hacer las colas, esperar el ómnibus; una de esas maquinarias infernales que lo atrapan cada día y que limitan mucho la posibilidad a los cubanos de emitir opiniones, absortos como están en la sobrevivencia diaria. Pero bueno, creo que siempre he tenido mucha conciencia cívica de lo que pasa a mi alrededor y una vez me harté de llevar las máscaras, me harté de llevar la doble moral, y decidí empezar hacer algo por mí realidad. No tengo ínfulas de héroe. No creo que yo sola pueda mover el muro, ni creo tampoco que la solución a los problemas de Cuba vaya pasar por la acción heroica de unos pocos; pero al menos estoy tratando de empujar el fragmento de muro que lo tengo delante. ¿Cómo? Bueno, con palabras, sin violencia verbal, diciendo lo que pienso y relatando lo que pasa a mi alrededor. De esa manera estoy tratando de empujar este muro que nos rodea.

Gabriel Salvia: ¿Cómo podrías describir la situación frente a esta realidad del resto de los jóvenes en Cuba?

Yoaní Sánchez: Mi generación de alguna manera debió haber sido el hombre nuevo. La formaron, la adoctrinaron y la bombardearon constantemente de propaganda política para que fuera ese tipo de persona que habitara una sociedad perfecta, ideal, que los manuales de marxismo nos prometían cuando éramos niños. Pero en realidad, el efecto que se logró fue el contrario. Creo yo que es una generación que ha demostrado mucha apatía y sobretodo siente que el país no les pertenece. Y entonces ante la falta de expectativas, ante la imposibilidad de tener un techo propio, un trabajo digno de poder realizar los sueños en su propio país, pues muchos han emigrado. Creo que es una generación que hasta ahora ha tomado el camino de la emigración o del silencio. No quiero generalizar, hay de todo mi generación: tiene de policías políticos, balseros que ahora mismo deben estar cruzando el estrecho de la Florida, tiene disidentes, hay de todo. Pero creo que nos marca fundamentalmente la frustración y el deseo de buscar en otras latitudes lo que no tenemos en nuestro país.

Gabriel Salvia: ¿Cómo ves que muchos jóvenes de América Latina simpaticen con el régimen que gobierna tu país?

Yoaní Sánchez: Creo que eso se basa fundamentalmente en el desconocimiento de la realidad cubana. Creo que lo que ocurre en esta isla se ha idealizado, se ha intentado convertir en una utopía para todos. Pero vivirla, habitar sus calles, sus necesidades, sus absurdas contradicciones, su burocracia, creo que es la mejor medicina para espantar todos esos ideales. Vivo en un país que me gusta como país, donde hay gente maravillosa. Pero creo que este sistema ha lastrado mucho la creatividad y el potencial de los cubanos. Por tanto, a esas personas que creen que vivo una utopía solo les recomendaría que vivieran en Cuba unos meses, no como un extranjero residente con privilegios, sino como un cubano más y entonces aprenderán a no creer en estas fabricaciones, en esos artificios, en esos fantasmas que levanta la propaganda oficialista cubana y empezarán a creer más en las personas y ciudadanos que estamos tratando de alguna manera de empujar esos muros y terminar con esas mentiras.

Gabriel Salvia: ¿Podrías citar ejemplos de situaciones que suceden diariamente en La Habana y que no salen en los medios precisamente porque son todos oficiales y no hay libertad de prensa?

Yoaní Sánchez: El asunto es que el gobierno ha llegado a creer que por no mencionar determinados sucesos éstos no ocurren, lo cual es totalmente falso. En Cuba no existe una crónica roja, pero hay violencia en la calles y de alguna manera los cubanos estamos atrapados entre una realidad y una especie de falsedad o de realidad ficticia que han creado los medios para nosotros y para el resto del mundo. Y constantemente nos debatimos en el dilema de enfrentar lo que nos dice la prensa con lo que realmente vivimos cada día. La ciudad de La Habana, por ejemplo, tiene muchos incidentes de violencia motivados por las carencias materiales. Claro está que fomentan el robo, una serie de delitos comunes y sin embargo nada de esto aparece reflejado en la prensa para no alarmar a los ciudadanos. Pero en realidad eso causa más estrés, puesto que entonces los rumores corren, se potencian, las bolas crecen y hasta a los oídos llegan cada día muchos de esos sucesos que ocurren en la impunidad en la oscuridad de la noche sin que sean reflejadas por la prensa. Es cierto que en Cuba a lo mejor no tenemos paparazzi, gente que corre detrás de las noticias o molesta a los famosos, pero nuestra ausencia de libertad de prensa es muy dramática y yo creo que ninguna cosa compensa esa ausencia. El hecho de que algunos famosos no sean molestados por los fotógrafos que los persiguen no es ningún alivio ante el secretismo y el oscurantismo en general que hay sobre todos los sucesos de la vida, sobretodo sobre la administración del estado. En Cuba ningún periodista puede ir a discutir o poner en duda la gestión de un alto funcionario, de un ministro, qué se hace con el dinero de lo que se recauda a partir de lo que se la saca a la población. Todo esto va conformando una atmósfera bastante asfixiante de libertad de prensa, de silencio, y de una impresión de que aquí no pasa nada aunque sabemos que aquí sí están ocurriendo cosas

Gabriel Salvia: ¿Los indicadores y cifras que muestra el gobierno cubano son realmente creíbles?

Yoaní Sánchez: El tema es que las estadísticas, como todas las otras cosas de la realidad cubana, no se enfrentan a la crítica, no se enfrentan al escrutinio, y entonces son estadísticas fabricadas o hechas por el gobierno donde no hay la posibilidad de poner en duda, de buscar las fuentes. Entonces nos encontramos con estadísticas que a todo el mundo le parecen muy infladas, como puede ser el tema de la mortalidad infantil, la expectativa de vida, porque son estadísticas que se fabrican fundamentalmente sobre un criterio muy triunfalista, muy optimista, para dar la impresión de que vivimos en una especie de isla paraíso donde todo funciona bien. Yo creo que mientras las estadísticas cubanas no puedan ser sometidas a la crítica, a la observación, al escrutinio de observadores internacionales y observadores internos, que no estén implicados directamente con las estructuras gubernamentales, pues no van a ser creíbles. Vivimos de alguna manera en unos globos inflados, en una especie de burbuja que nos han creado y yo creo que en general la mayoría de la población sabe que no es así en la realidad.

Gabriel Salvia: ¿Cómo estás viendo el gobierno de Raúl Castro desde que se produjo el traspaso del poder de su hermano Fidel? ¿Hubo realmente algún cambio significativo?

Yoani SánchezYoani Sánchez: A mí me gustaría estar en el grupo de los optimistas, en los que tienen algún tipo de expectativas de los cambios, pero en realidad creo pertenecer a un grupo más bien escéptico. Pienso que el gobierno de Raúl Castro ha hecho bien poco, ha publicitado en demasía los pequeños cambios que se han hecho en el interior del país que en realidad no han cambiado la vida cotidiana del cubano. Por ejemplo, el hecho de permitir que los cubanos pudiéramos comprar una línea de teléfono celular o poder comprar una computadora. En realidad sólo ha sido reconocer lo que ya estaba ocurriendo en la ilegalidad: ya los cubanos que tenían el dinero para abrir una línea de celular, o para armar un PC, pues ya lo estaban haciendo a partir de las estructuras del mercado informal. El gobierno de Raúl Castro sólo ha tenido que legalizar algo que ya estaba ocurriendo en las sombras. Y lo mismo con los hoteles: si ya nos podemos hospedar, ¿quién tiene el dinero para hacerlo? Además, quince años de existencia de una medida tan anticonstitucional como que los cubanos no podíamos hospedarnos en los hoteles solo ahora el gobierno de Raúl Castro lo único que ha hecho es reparar una injusticia que se estaba cometiendo. Creo que todo lo que se está haciendo tiene un fin claro: mantener el poder. No pueden mover, no pueden cambiar las cosas tal y como desearíamos la mayoría, porque perderían el poder. Y en ese dilema están atrapados ahora: cambiar o no cambiar, permanecer o no permanecer, y mientras tanto el tiempo de nuestras vidas está pasando y los cambios no acaban de llegar

Gabriel Salvia: ¿Cuál es tu opinión sobre los grupos disidentes de opositores democráticos dentro de Cuba?

Yoaní Sánchez: Todo el accionar alternativo, paralelo, opositor o disidente que ocurre en el interior de la isla está tan lastrado por el hecho del poco acceso, del nulo acceso, que se tiene de los medios de difusión. Cuando hablamos de un partido político que tiene un programa y ese programa no puede ser difundido en la prensa, no puede tener unos minutos en la radio o en la TV, no puede imprimir volantes y distribuirlos, pues estamos hablando entonces de un partido político con un tipo de accionar muy limitado y ese yo creo que es un problema que está marcando mucho el accionar de los disidentes en Cuba. No es un problema que hayan creado ellos mismos, sino algo que el monopolio informativo del gobierno pues hace que sea así. Creo que también hay mucha apatía política entre los cubanos. La propaganda política ha logrado que la gente se sature tanto, que no quiera escuchar hablar de política y me parece que hay que irnos a la iniciativa ciudadana; hay que buscar más al individuo que no tiene un color político, que no tiene una tendencia liberal o socialdemócrata, pero que quiere cambiar las cosas. Faltan iniciativas allí precisamente en las comunidades. De todas maneras, pienso que lo que se está haciendo es algo y tengo muchos amigos en la oposición; aplaudo lo que hacen, pero creo que hay que dejar de emitir documentos, de emitir declaraciones y centrarse más en la vía práctica y sobretodo en el ciudadano. Intentar hablarle al ciudadano con el lenguaje que el comprende, no con términos demasiados grandes, como pueden ser democracia, derechos humanos, sino ir al cada día y explicarles esos derechos que le faltan pero con las palabras que el usa en su cotidianidad

Gabriel Salvia: ¿Has recibido algún tipo de represalia desde que empezaste tu actividad con el blog?

Yoani Sánchez: Lo cierto es que no me gusta ponerme en el papel de víctima. Desde que comencé mi blog he sufrido muchos de esos ataques directos o indirectos, pero no me gusta hacer de eso el centro de mi accionar. Se que estoy vigilada, que mi teléfono es intervenido y no puedo salir del país. Me han negado por segunda vez el permiso para viajar fuera de Cuba, el permiso que necesitamos todos los cubanos cuando tenemos que montarnos a un avión para salir de la isla. Controlan a mi familia, intentan hacer ver a mis padres que es malo hacer lo que hago, pero bueno, a pesar de que he perdido muchos amigos en estos meses, personas para las que me he convertido en alguien radioactivo, trato de que esa victimización no me paralice. Lo más importante es lo que hago en mi blog, y si me reprimen o no por eso, trato de no mirar por sobre mi hombro a ver si me siguen. Creo que intento de alguna manera comportarme como si yo fuera líder. No lo soy, pero me hago creer a mí misma que lo soy y esto me permite moverme y tratar de mantener una visión sobre la realidad más bien objetiva.

Gabriel Salvia: ¿Recibís mucha solidaridad del exterior?

Yoaní Sánchez: Sí, ha sido una sorpresa para mi, de verdad. Toda las emociones y las simpatías que ha generado mi blog. También ha generado muchas antipatías y mucha gente que me agrede, que va a los comentarios del sitio a difamar, a intentar desvirtuar la difusión. Pero creo que en general prima la gente que quiere apoyarme. A todos ellos les digo que la mejor forma de apoyarme es difundir lo que hago en la medida que mis textos, que mi blog, sea más conocido. Estoy más protegida, porque si algo está tratando de comprender el gobierno cubano es el alcance de un blog. Es un fenómeno nuevo para ellos, no saben como lidiar con esa telaraña mundial que se activa cuando un blog, un blogger es reprimido, cómo los otros responden, cuán rápido lo hacen, cómo se difunde inmediatamente la información en toda la red. De alguna manera, el camino que estoy tratando de promover es crear alrededor de Generación Y una red ciudadana de apoyo que esté alerta y eso me protege mucho, y me permite seguir relatando lo que me pasa cada día. Mi vida ha cambiado un poco, pero trato de seguir siendo una ciudadana. No tengo una proyección política, no milito en ningún partido, intento mantener una óptica desde la sociedad civil, y bueno, pues tratar de sumar muchas más personas acá con sus blog, con sus ópticas, con sus objetivos diferentes y plurales, que se sumen a la blogósfera cubana.

www.aperturalatinoamericana.com