Entrevistas

12.08.08

Hillel Neuer: «La realidad es el opuesto exacto de lo que el Consejo fue creado para hacer»

Hillel Neuer es Director Ejecutivo de UN Watch, una organización no gubernamental con sede en Ginebra y cuya misión es monitorear el desempeño de Naciones Unidas de acorde a su propia Carta fundadora. En esta entrevista realizada en Ginebra, Neuer destacó que »El grupo latinoamericano parece estar alineado completamente con las fuerzas antidemocráticas. A menudo oímos mucha retórica de gobiernos a favor de los derechos humanos. En los hechos, cuando se analizan los registros de votos, se ve algo completamente diferente. Hay una corriente de pensamiento que dice: lo que se hace en Ginebra queda en Ginebra. Nadie lo sabrá nunca. Los países latinoamericanos deberían mostrar más coraje».

Hillel Neuer es Director Ejecutivo de UN Watch, una organización no gubernamental con sede en Ginebra y cuya misión es monitorear el desempeño de Naciones Unidas de acorde a su propia Carta fundadora. En esta entrevista realizada en Ginebra, Neuer destacó que "El grupo latinoamericano parece estar alineado completamente con las fuerzas antidemocráticas. A menudo oímos mucha retórica de gobiernos a favor de los derechos humanos. En los hechos, cuando se analizan los registros de votos, se ve algo completamente diferente. Hay una corriente de pensamiento que dice: lo que se hace en Ginebra queda en Ginebra. Nadie lo sabrá nunca. Los países latinoamericanos deberían mostrar más coraje".

Pablo Brum: En su opinión, ¿cuál es el mayor problema del Consejo de Derechos Humanos de la ONU: Las acciones de los regímenes dictatoriales o la inacción de las democracias?

Hillel Neuer: Ambos. Trabajan mano a mano. Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que las personas de bien no hagan nada. Lo que resulta preocupante es ver las alianzas que se forman entre regímenes dictatoriales y ciertos países, y a veces ciertas ONGs. El caso de Jean Ziegler es sólo un ejemplo. Se trata de alguien que es un experto de Naciones Unidas, quien fue apoyado por la vasta mayoría del Consejo -obtuvo 40 de 47 votos-, y que ha sido un apologista toda su vida de algunos de los peores regímenes, sea Mugabe en Zimbabwe, Castro en Cuba, Corea del Norte y así sucesivamente. A veces, desafortunadamente, se ven ciertas alianzas non sanctas que se desarrollan dentro de Naciones Unidas, en donde regímenes dictatoriales y grupos que son de extrema izquierda y antiamericanos, por ejemplo, hacen causa común. Usted preguntó específicamente sobre los regímenes dictatoriales y las democracias - y ciertamente ese es el problema en el Consejo. De hecho, si se observa la membrecía, se ve que aproximadamente el 50% son países libres, y sin embargo, ¿por qué casi todas las resoluciones del Consejo son negativas? No se puede aprobar una resolución positiva; es casi imposible, salvo unas pocas excepciones. Por ahí y por allá habrá alguna resolución sobre Myanmar -un país que es tan débil que no tiene aliados. De esa manera se puede lograr aprobar una resolución, y aún ahí deben enmendar ciertas cosas que no quieren decir. De todos modos, son sólo unas pocas excepciones que comprueban la regla. Además, usualmente estas excepciones parecerían ser un intento de tapar el sol con un dedo, de modo que el Consejo y sus diplomáticos no se vean ridiculizados. Obviamente Israel es el principal objeto de condena, pero de vez en cuando habrá algo sobre Burma -Myanmar- y sobre Darfur, en donde desafortunadamente -como saben- se pueden obtener resoluciones, pero que no serán condenatorias. Todo esto es posible porque hay un 50% del Consejo que son países libres, y que de todos modos votan para apoyar todas las resoluciones antidemocráticas y anti-derechos humanos. Esto incluye a países como India, una gran democracia, incluye a Sudáfrica, otra democracia importante, y desafortunadamente a virtualmente todos los países de América del Sur -democráticos o no-, que han apoyado automáticamente casi todas las resoluciones islámicas. Así que realmente es la acción de las no-democracias junto con la inacción. De hecho, es más que inacción, porque votan para apoyarlos.

Pablo Brum: ¿Los países latinoamericanos están más alineados con el bloque Canadá/UE o con el bloque OIC/No Alineados?

Hillel Neuer: Desafortunadamente, en el Consejo el grupo latinoamericano parece estar alineado completamente con las fuerzas antidemocráticas, que lideran los países islámicos. El apoyo que los países latinoamericanos le dan al grupo islámico está casi garantizado. Esto es profundamente perturbador. Podemos analizar las resoluciones y las votaciones, y a uno le llama la atención ver países latinoamericanos -que la gente asume que defenderían principios liberales como la libertad individual y mecanismos para hacer responder a los países por sus acciones-, y no estamos viendo eso. Por qué es ese el caso, ya sea por consideraciones financieras, consideraciones políticas y también ideología -hay algunos países en América Latina que se muestran amistosos hacia ciertos regímenes; está Daniel Ortega invitando a Ahmadinejad a Nicaragua, y obviamente Castro y Chávez que también son amigos de Irán-, y también otros gobiernos que parecen ser parte de este eje. Mencioné a Jean Ziegler sólo como un ejemplo extremo de un experto de NU que es cercano a dictaduras -ayudó a fundar el Premio Gadhafi, ganó el Premio Gadhafi de Derechos Humanos, y uno de esos ganadores fue Evo Morales de Bolivia. Otro ganador fue por supuesto Castro, y otro ganador fue Chávez, además de otros tipos similares de líderes alrededor del mundo. Es interesante que Ziegler hiciera dos viajes el año pasado, a visitar dos lugares. Uno fue Cuba -donde dijo que el régimen de Castro es increíble-, y el segundo lugar que visitó fue Bolivia, donde dio su apoyo al régimen boliviano, diciendo que su gobierno debería ser electo al Consejo de Derechos Humanos, y así sucesivamente. Todo esto fue una farsa. Se supone que los expertos en derechos humanos investigan a los países. Todo el asunto fue ridículo. Desafortunadamente, para contestar su pregunta, los países latinoamericanos en general -alguna excepción apenas-, no han venido votando con el bloque democrático. El bloque democrático está compuesto de 12 países como máximo, en los que se puede contar para que apoyen mecanismos de monitoreo, investigaciones independientes, para que se opongan a resoluciones pro-Hamas del Consejo. Está la Unión Europea, que tiene a seis o siete países, están Japón, Canadá y un puñado de otros países. Los de América Latina no están entre ellos.

Pablo Brum: ¿Cuáles son algunos de los principales temas de derechos humanos que el Consejo ha ignorado a favor de acciones como condenar a Israel?

Hillel Neuer

Hillel Neuer: Casi todas las situaciones de derechos humanos han sido ignoradas por el Consejo de Derechos Humanos, con un puñado de excepciones muy limitadas. Uno puede mencionar las excepciones, como Burma (Myanmar), que es una excepción histórica. Myanmar siempre ha tenido resoluciones unánimes o de consenso, porque no tiene alianzas. Tiene amigos importantes como India o China, que comercian con ella. Es una anomalía. Hay otras pocas excepciones. Está Corea del Norte, que nuevamente es una situación similar. Ambos son regímenes radicales, regímenes rebeldes que no tienen ningún amigo o aliado. Nuevamente, Corea del Norte tiene cierto apoyo de China, pero también ha sido históricamente una anomalía y una excepción, y es uno de esos países que se podría condenar. Así que también recibió una condena. Luego tenemos una resolución sobre Darfur, que no fue condenatoria. Tuvo algo de lenguaje crítico, pero luego había elogios, elogios para Sudán como saben por su "cooperación" repetida, y resoluciones que hablan de "las necesidades de Sudán". La resolución sobre Darfur habla de "las necesidades de Sudán". Es realmente grotesco. Así que tenemos 19 resoluciones sobre países de parte del nuevo Consejo que son contra Israel. De esa manera, el Consejo muestra que está haciendo algo. Estas son las situaciones que se han tocado; las situaciones de derechos humanos de alrededor del mundo que se han ignorado. Es una lista larga; podríamos incluir otras veinte situaciones que representan lo peor del mundo que han sido sencillamente ignoradas. China, que tiene un sexto de la población mundial que no tiene libertad de expresión, no tiene libertad de religión, no tiene libertad de asociación -y la lista sigue. China es ignorada. La Comisión de Derechos Humanos solía tener una resolución que se intentaba [con regularidad]. Cada tantos años, Estados Unidos intentaría, o uno de sus amigos intentaría. En el Consejo, nadie ha siquiera intentado. Nadie lo intenta. Lo más que se obtiene es un discurso. Cuando las matanzas en Tibet estaban en las primeras planas fue vergonzoso para los países occidentales no tocar el tema. Lo hicieron y hubo oposición hasta al hecho de mencionarlo. Mencionarlo como un punto del debate se consideró fuera de orden. China interrumpió a Estados Unidos y otras ONGs cuando lo intentaron. Así que un sexto de la población mundial, que sufre serias violaciones de derechos humanos, no tiene voz en el Consejo de Derechos Humanos. La lista sigue. Cuba no sólo ha sido ignorada, pero peor aún, ha sido celebrada en el Consejo. Cuba históricamente ha tenido un mandato para que se investigasen sus abusos sistemáticos. La experta no era un títere estadounidense, de hecho era francesa. No hablaba solamente de violaciones de parte de Cuba, sino también del embargo -que quería se levantase-, así que nadie podía proclamar que era un títere estadounidense de ninguna manera. Era un mandato importante. En Cuba nadie tiene la libertad de expresar una crítica contra el gobierno, así que se necesita a alguien de afuera que lo haga. Era vital que NU tuviese una voz que hiciese eso, y fue eliminada. Fue eliminada en junio de 2007 en el paquete de De Alba [primer Presidente del Consejo, de nacionalidad mexicana] uno de cuyos elementos principales era la eliminación del mandato en Cuba. Así que se acabó. Esto fue complementado pocos meses después, para echar sal en la herida, cuando Cuba dijo "para mostrar nuestra apertura invitamos a Jean Ziegler", quien es por supuesto un partidario de Castro de larga data. Fue a Cuba y se informó en la prensa que fue algo importante. Louise Arbour [Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas] elogió a Cuba por permitirle ir. Todo el asunto era para reírse, si no fuese tan trágico para el pueblo de Cuba, que cambió a un Castro por otro. Están estos cambios cosméticos, de permitir unos pocos teléfonos celulares, pero la situación permanece igual. Así que se va alrededor del mundo. Zimbabwe: no hay sesión especial sobre Zimbabwe. Uno pensaría que Mugabe llegó a lo más bajo que puede llegar, y luego encuentra una manera de ir aún más bajo: asesinar más gente, torturar más gente, crear más refugiados. Nadie se ha detenido siquiera para proponer una sesión especial sobre Zimbabwe. Aún si lo fuesen a intentar -el Reino Unido, Francia o Canadá intentarían-, nunca obtendrían la mayoría necesaria. Deberían al menos convocar a una sesión especial, pero ni siquiera están haciendo eso. La lista sigue alrededor del mundo. Están China en Asia, en África Zimbabwe, en las Américas Cuba, todos estos son ignorados y la liste sigue. Es trágico.

Pablo Brum: ¿E Irán?

Hillel Neuer: Irán -por supuesto, otro ejemplo. Aquí hay algunos expertos que, para ser justos, han hablado del tema. El experto de NU sobre el racismo -que pronto será reemplazado- merece algo de crédito. Doudou Diène ha condenado, como experto individual, las amenazas de genocidio de Irán. Ban Ki-moon, el Secretario General, lo hizo. El Consejo, por supuesto, no ha hecho nada sobre Irán. No es solamente el llamado a destruir a otro estado miembro. Es el trato que da Irán a las mujeres. A las mujeres se las lapida por adulterio; si protestan por los derechos de la mujer se las  golpea brutalmente y arresta. Irán es un grosero violador de los derechos humanos.

Pablo Brum: Iba a preguntarle sobre la participación de Cuba. Parecen tener un papel de liderazgo en el funcionamiento del Consejo. ¿Tendría algo para agregar en referencia a eso?

Hillel Neuer: Es importante notar eso. Las personas no se dan cuenta que Cuba, un régimen dictatorial, juega un papel tan importante en el Consejo de Derechos Humanos. Cuba preside el Movimiento de los No Alineados. Juega un papel vigoroso y de liderazgo en el Consejo. Es obsceno que haya un régimen así en un Consejo que está diseñado para promover los derechos humanos. No creo que muchas personas se den cuenta que, desafortunadamente, con demasiada frecuencia ocurre que la realidad es el opuesto exacto de lo que el Consejo fue creado para hacer. El hecho de que Cuba juegue un papel de liderazgo en el Consejo es sólo un ejemplo destacado entre varios.

Pablo Brum: ¿Cuál es su opinión sobre la participación de Uruguay en el Consejo?

Hillel Neuer - No hemos prestado atención particular a Uruguay. Desafortunadamente, Uruguay junto con los otros países latinoamericanos tiene un historial de votación negativo. Es muy perturbador. El Consejo de Derechos Humanos podría ser una voz para las víctimas alrededor del mundo, y lo que se necesita es países que apoyen mecanismos independientes y que hablen por las víctimas alrededor del mundo. Uruguay no ha hecho eso. Cuando la gente piensa en Uruguay, piensa en -yo mismo no sabiendo demasiado del país-, piensa en un lindo lugar, en un país que apoyaría los derechos humanos. Pero cuando se trata de defenderlos cuando cuenta, Uruguay ha fallado.

Pablo Brum: ¿Cree que los países latinoamericanos pueden hacer la diferencia?

Hillel Neuer: Totalmente. De hecho, incluso diría que harían la diferencia.  Son el voto decisivo. Si tan sólo los países latinoamericanos tomasen la decisión de apoyar mecanismos de derechos humanos legítimos y auténticos -mecanismos que hiciesen a los países responsables y que tratasen situaciones por países y que se opusiesen a los intentos repetidos del grupo islámico por destruir la libertad de expresión e introducir leyes islámicas anti-blasfemia a la legislación internacional. Si los países latinoamericanos como bloque se opusiesen en vez de apoyasen estas medidas - como hacen en la mayoría de los casos-, sería un cambio radical para el Consejo. De hecho, es vitalmente importante que cualquiera que le preocupen los derechos humanos y la capacidad de Naciones Unidas de ser creíble en derechos humanos, solicite a los gobiernos latinoamericanos que adopten una nueva perspectiva, y reconsideren el camino que han tomado hasta ahora, presumiblemente por razones políticas. Si lo hicieran como bloque, podrían tener éxito. Canadá ha sido muy firme en votar en contra de resoluciones que no son productivas. ¿Ha sufrido de alguna manera? Canadá sigue siendo un país muy exitoso. Igual con Australia. Los Zimbabwes y los Irán y las Cubas y los países de Medio Oriente en cierto punto llegan a respetar, a duras penas, a otros. Creo que los países latinoamericanos deberían mostrar más coraje.

Pablo Brum: Hablando de países latinoamericanos, Argentina y Chile se unieron al Consejo el veinte de junio pasado. Ambas líderes, ambas Presidentes mujeres, han expresado interés en proteger los derechos humanos. Por ejemplo, se difundió mucho que la Presidente de Argentina condenó al dictador de Guinea Ecuatorial en su presencia, en una conferencia de prensa en Buenos Aires.

Hillel Neuer: No estaba al tanto de eso.

Pablo Brum: Fue una suerte de escándalo en el momento. ¿Espera algo en particular de esos países?

Hillel Neuer: Basándome en su historial de votos de los últimos años hay pocos motivos para tener esperanzas. Es vital que los grupos de derechos humanos y la comunidad de derechos humanos y pro-democracia de América Latina hagan a sus gobiernos responder. A menudo oímos mucha retórica de gobiernos a favor de los derechos humanos. En los hechos, cuando se analizan los registros de votos, se ve algo completamente diferente. Hay una corriente de pensamiento que dice: lo que se hace en Ginebra queda en Ginebra. Nadie lo sabrá nunca. Nadie lo sabrá nunca en Buenos Aires y Montevideo, o Santiago. Si los grupos de derechos humanos quieren hacer una buena acción, deberían hacer saber a su público lo que se hace en su nombre, porque probablemente no lo saben.