Reseñas

23.06.05

'El sueño chileno, comunidad, familia y nación en el bicentenario'

Eugenio Tironi, con la colaboración de Tomás Ariztía y Francesca Faverio
Santiago-Chile. Editorial Taurus. 333 páginas. Enero de 2005

"El Sueño Chileno" es un ensayo que sintetiza rigurosamente la calidad del debate y el estado de ánimo vigente en el país en los últimos quince años. Es que en ese lapso Chile ha pasado de la depresión a la euforia, para volver a la depresión y, desde allí, nuevamente hoy a una  euforia mucho más cauta. El sueño que vive Chile expresa en parte los claroscuros existentes en todo proceso de modernización pacífico y acelerado. En este marco, el observador percibe que las tensiones y desgarramientos acontecidos o en proceso son menores a los que semejantes cambios hubieran disparado en otras sociedades.

Eugenio Tironi analiza el profundo proceso de reformas acontecido en Chile, buscando explícitamente mostrar tanto lo inexorable como lo mayormente positivo del cambio. Esto le ha generado críticas desde la izquierda y desde la derecha. Su valoración positiva de las tres rupturas históricas que menciona hace que su posterior análisis de las posibles características que evidenciará la cuarta ruptura (con el orden individualista-mercantilista, procesándose actualmente) puedan ser decodificadas como una crítica constructiva y, por ende, como una exploración que propone cambios para enriquecer lo existente.

Las tres rupturas que analiza Eugenio Tironi  reflejan y explican el cauteloso optimismo del autor: tanto el quiebre del orden burocrático (primera ruptura), más aún el del temible orden autoritario (segunda ruptura), como el del orden oligárquico-conservador (tercera ruptura), confirman un positivo proceso de transformación por el que ha pasado Chile desde 1990 en adelante. La necesidad de enfrentarse a un nuevo y necesario cambio, en la cuarta ruptura en marcha con el orden mercantilista-individualista, refleja lo complejo de la modernización acaecida, que ha configurado un estado de cosas donde una parte importante de la sociedad siente la necesidad de recrear vínculos comunitarios.

Pero precisamente, esta necesidad expresa las carencias de un cambio que, como marcamos, ha sido tan inexorable como positivo. Lo negativo del proceso de modernización se enfrenta, como demuestra Tironi, con una búsqueda de nuevas transformaciones que descartan la pulsión meramente revolucionaria y, en cambio, exploran en el pasado la búsqueda de identidades comunes hacia delante. Es decir, para los autores el ideal comunitario se construye rescatando la transformación vivida y es eso lo que genera la necesidad y oportunidad de una nueva discusión en vísperas del bicentenario.

En palabras del autor: "…Países como Estados Unidos, Francia o México-como tantos otros-, en algún momento de su historia han emprendido un inmenso esfuerzo intelectual, que les tomó varias generaciones, con el fin de edificar o reinventar su identidad nacional. Después de la gran ruptura histórica del último tercio del siglo XX, en Chile, esta es una tarea pendiente. La identidad de una nación es el resultado de un acto de imaginación, de un proceso de producción cultural. Por esto llama la atención  que Chile, cuya sociedad ha transitado por revoluciones y cambios de gran envergadura, no esté enfrascado en una reflexión a fondo sobre su identidad y sobre las mutaciones que ésta ha experimentado. De que se emprenda este proceso con rigor y profundidad depende que Chile, como comunidad nacional, sea capaz de mantener su capacidad integrativa, absorbiendo las fuerzas centrífugas que trae consigo el proceso de modernización…Una identificación difusa, o una permanente y agria disputa en torno a ella, le haría difícil al país gestionar sus crecientes (e inevitables) diferencias internas producto de su proceso de modernización. En otras palabras, sin una identidad fuerte, la modernización puede devenir no en segmentación, sino en pura y simple atomización".

Sin embargo, podemos decir que los mitos identitarios no deben buscarse tanto en los vínculos que han construido las comunidades imaginadas sino en los éxitos del pasado y las oportunidades del presente. Así, la construcción de lazos comunitarios no es indispensable pero si conveniente para consolidar el proyecto común cuando nos encontramos con arreglos institucionales exitosos, como es el caso chileno.

Como marcamos, el afán comunitario que describe Tironi refleja un nuevo proceso de cambio, pero, a diferencia de las tres rupturas anteriores, significa un avance cualitativo sobre lo existente en tanto no niega sino que profundiza lo positivo de la modernización alcanzada. La búsqueda comunitaria del arreglo institucional exitoso que es el Chile actual posee características comunes de los procesos de modernización alcanzados por los países avanzados, mas condiciones propias de la experiencia chilena. Como sostiene el ensayo, el país se encuentra ante la oportunidad de adentrarse en la búsqueda comunitaria haciendo hincapié en las características propias que harían este proceso potencialmente aun más exitoso que el ocurrido en su momento en Estados Unidos y Europa.

De esta forma puede interpretarse el puntual análisis de Tironi sobre la norteamericanización del proceso de modernización chileno: es que mientras lo positivo del proceso refleja mayormente características del "sueño americano", lo negativo no refleja necesariamente condiciones existentes en "la vieja Europa". Así, las experiencias vividas por las complejas sociedades europeas probablemente tengan mucho para aportar en el camino comunitario en el que se ha adentrado Chile. 

Sostiene el autor que: "Para decirlo brevemente, el verdadero cambio ya se produjo en Chile: y este cambio dice relación con un giro dramático hacia lo que podríamos llamar el 'paradigma norteamericano', y la eliminación gradual pero sistemática de todos los vestigios del 'paradigma europeo'. Estados Unidos ha sido, en el fondo, la gran fuente de inspiración del modelo de modernización liberal aplicado por Chile en las ultimas décadas. El efecto de esta opción es claro: nunca Europa ha estado más lejos de Chile, independientemente de la reducción del costo de los pasajes ni de un relativo acercamiento en materia de infraestructura, tecnología y consumo. Donde la diferencia se ha acrecentado no es en el plano físico o material, sino en el plano social y cultural".

Este notable y positivo equilibrio analítico e intelectual que alcanza Tironi ha sido y es profundamente criticado por una intelligentsia incapaz siquiera de visualizar no ya lo positivo sino, como marcamos, lo inexorable de las transformaciones sucedidas.

Así, los profesores e intelectuales críticos de la "Concertación" muestran una creciente y patética dificultad para separar el elogio que hacen terceros (como Tironi) sobre el proceso de modernización, de una crítica hacia ellos mismos. Más aun, muestran una nociva incapacidad de desagregar la defensa de la economía de mercado que realizan distintos analistas con cierta tolerancia hacia la dictadura que comenzó a implementar determinadas políticas económicas. En el caso concreto de Tironi (como en el de tantos otros que sufrieron distintas formas de persecución), insinuar esa complicidad solo refleja ignorancia o resentimiento. Extrañamente, para una parte de la intelligentsia la defensa explícita de los gobiernos de la "Concertación" tiene que llevar in situ alguna forma de relativización con respecto al accionar de la dictadura militar.

Cuando centra su análisis en la crisis de la educación y sus implicancias, las palabras del autor son duras pero esclarecedoras: "No hay que equivocarse. Este fenómeno no tiene que ver con el sistema educativo ni los programas escolares sino, básicamente, con la mentalidad y actitud de los profesores. Es con ellos donde prevalece la identificación nostálgica por los símbolos de ese Chile que se fue, y un sordo rechazo de la revolución modernizadora. Son ellos los que se encargan de transmitir esta mirada a sus alumnos -aun sin proponérselo- desde la mas temprana edad…Por esto, si no se cambia la forma como los profesores ven el mundo y el país, ningún esfuerzo de tipo curricular o programático tendrá efecto en esta materia. Los profesores son el eslabón perdido de la revolución modernizadora chilena". Este punto es crucial. De la misma manera, podemos decir algo incluso más delicado en relación a lo sucedido en Argentina y Uruguay: los profesores y el sistema educativo han sido y son un eslabón importante para explicar el fracaso moral y económico de los procesos de reforma. 

A su vez, un aporte principalísimo del libro se encuentra en una rigurosa comparación entre el XVI y XVII Censo Nacional de Población y Vivienda, realizados en 1992 y 2002 respectivamente. El último Censo refleja la data más revolucionaria de la historia de Chile ya que destruye, a través de estadísticas comparadas, tanto los mitos románticos de la izquierda de Allende como el mito tecnocrático-represor de la dictadura de Pinochet y sus simpatizantes. La comparación entre los censos de 1992 y 2002 es impactante porque demuestra que quienes mas se han beneficiado del modelo chileno son los pobres y que esto solo ha sido posible en democracia, ya que sin ésta no hay Estado de Derecho y, sin éste, no puede haber una virtuosa y estable economía de mercado.

El papel del censo tiene una doble relevancia en la construcción desarrollada por Tironi: por un lado, centra la discusión meramente especulativa-cualitativa en un marco donde ésta es importante, pero donde debe ser enriquecida por la refutación o confirmación de los datos. Por otro lado, el censo muestra una notable transformación tanto del país como específicamente de la situación de los más pobres. Así, después de los variados y desvariados análisis sobre la anatomía de los mitos de la transformación chilena que han hecho influyentes autores, Tironi enfrenta a estos intelectuales y profesores con la necesidad de contrastar esas estadísticas. Y las mismas muestran que nunca antes los deciles más pobres de la población han tenido una evolución positiva en cuanto a infraestructura edilicia y comunicacional, acceso a educación y salud pública, como cuando hubo democracia, Estado de Derecho y economía de mercado. No solo la intuición (presente en Chile desde mediados de los 90), sino la corroboración de semejante realidad ha dejado perplejos a sectores acostumbrados a creer que la economía de mercado solo beneficia a los ricos, que la democracia sin una profunda planificación estatal genera disconformidad y que, en el remoto caso que el capitalismo beneficiara a los mas pobres, lo haría marginalmente comparado con el  desempeño de los ricos. La "Concertación" (y los censos de 1992 y 2002) han mostrado lo inadecuado y obsoleto no solo de las percepciones de estos sectores sino también de la lectura parcial y sectaria que han hecho de las estadísticas. Tironi expone este fracaso y al hacerlo se adentra en la crisis profunda por la que atraviesa una intelligentsia incapaz de asumir siquiera mínimamente el éxito de los otros, ya que eso es sinónimo de su propio fracaso.

El sensible tema del papel de los profesores es aquí de una crucial relevancia. Es que el libro refleja crudamente que no solo han sido incapaces de contribuir a la solución sino que crecientemente son parte del problema. Así, mientras el proceso de modernización acontecido requiere de una acción aglutinadora de la educación, tanto para explicar y canalizar el significado del cambio como para incorporarle a los alumnos las herramientas analíticas y técnicas imprescindibles para insertarse en este complejo y competitivo mundo, los profesores no solo están incapacitados de hacerlo sino que incluso recriminan al proceso de modernización haberlos expuestos a su obsoleta formación.

Es que el papel central del educador aquí es explicar lo inexorable del proceso de modernización (comúnmente llamado globalización) y debatir lo positivo y negativo, intentando mostrar posibles acciones para modificar lo malo y profundizar lo bueno. El tema de la educación, lo que enseñan los profesores y como limitan a los alumnos en un edad crucial, es tan sensible como vital y Tironi, al enfrentarlo, demuestra una honradez y valentía intelectual poco frecuente.

"El Sueño Chileno" es un sutil análisis del positivo, profundo e ininterrumpible proceso de modernización acontecido en ese país. Al exponer las debilidades de este proceso, el ensayo contribuye al debate sobre los próximos pasos necesarios para consolidar el derrotero virtuoso de semejante transformación económica e institucional. El papel del ideal comunitario y la cercanía del Bicentenario son catalizadores validos para profundizar esa discusión.

Pedro Isern