UNA APROXIMACIÓN A LA CALIDAD DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA
MCCLINTOCK, Cynthia; y LEBOVIC, James H. (2003): Correlates of Democratic Quality in Latin America during the 1990's.
MCCLINTOCK, Cynthia; y LEBOVIC, James H. (2003): Correlates of Democratic Quality in Latin America during the 1990’s. Preparado para la reunión anual de Latin American Studies Association de marzo de 2003 (Dallas, Texas).
Los estudios de política comparada acerca de la democracia en América Latina se han vuelto comunes a partir de, para ponerlo en los términos de S. P. Huntington (1991), la Tercer Ola de Democratización. En este sentido, dentro el ámbito académico, algunas afirmaciones forman parte de cierto conocimiento comúnmente aceptado: las posibilidades de la democracia se ven fortalecidas por los valores democráticos, la confianza social y la educación en la esfera cultural, por altos niveles de crecimiento y desarrollo en la esfera económica, y por un sistema de partidos políticos institucionalizado en la esfera política. En este trabajo, C. McClintock y J. Lebovic, académicos del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Washington, ponen en cuestión, una a una, tales variables para verificar empíricamente la veracidad de la afirmación.
Mientras los regímenes autoritarios eran dominantes en el escenario político regional, era un recurso metodológicamente válido la elaboración de correlatos entre la democracia, entendida como una entidad única por contraposición al autoritarismo, y factores internacionalmente comparables. Sin embargo, la totalidad de los diecisiete países estudiados en este trabajo son hoy convencionalmente considerados democráticos y, por ese motivo, construir correlatos a partir de la división dicotómica de los regímenes políticos no parece ya el recurso más adecuado. McClintock y Lebovic optan por tomar como parámetro la calidad de la democracia, medida en este trabajo según los scores de derechos políticos y libertades civiles elaborados por Freedom House, siguiendo las prácticas académicas actuales.
Los resultados obtenidos por McClintock y Lebovic verificaron parcialmente los supuestos de los que se había partido. En primer lugar, los valores democráticos, medidos según las encuestas de Latinobarómetro (1996-1999), presentan una fuerte correlación con la calidad democrática, aunque esta relación debe ser considerada con cautela porque, tal como han señalado los críticos de las variables culturales, los resultados arrojados por las encuestan pueden ser producto de las mismas estructuras políticas. Por otra parte, la relación entre la calidad democrática y las variables económicas se muestra también positiva: mientras que el crecimiento económico presenta un moderado efecto positivo sobre la calidad democrática, la relación entre desarrollo económico y democracia, tal como los defensores de la teoría de la modernización han argumentado por décadas, es fuerte.
No obstante, otros supuestos convencionales alrededor de la democracia no han presentado fundamentos empíricos. Por una parte, no todos los factores culturales señalados en un principio presentan alguna incidencia. Los niveles de confianza social, también medidos según las encuestas de Latinobarómetro, han presentado una relación estadísticamente débil con la calidad democrática, mientras que la educación secundaria no ha registrado relación alguna. Finalmente, transitando hacia los factores político institucionales, McClintock y Lebovic tampoco encontraron alguna vinculación entre el número de partidos políticos presentes y la calidad de las instituciones democráticas.
MCCLINTOCK, Cynthia; y LEBOVIC, James H. (2003): Correlates of Democratic Quality in Latin America during the 1990’s. Preparado para la reunión anual de Latin American Studies Association de marzo de 2003 (Dallas, Texas).
Los estudios de política comparada acerca de la democracia en América Latina se han vuelto comunes a partir de, para ponerlo en los términos de S. P. Huntington (1991), la Tercer Ola de Democratización. En este sentido, dentro el ámbito académico, algunas afirmaciones forman parte de cierto conocimiento comúnmente aceptado: las posibilidades de la democracia se ven fortalecidas por los valores democráticos, la confianza social y la educación en la esfera cultural, por altos niveles de crecimiento y desarrollo en la esfera económica, y por un sistema de partidos políticos institucionalizado en la esfera política. En este trabajo, C. McClintock y J. Lebovic, académicos del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Washington, ponen en cuestión, una a una, tales variables para verificar empíricamente la veracidad de la afirmación.
Mientras los regímenes autoritarios eran dominantes en el escenario político regional, era un recurso metodológicamente válido la elaboración de correlatos entre la democracia, entendida como una entidad única por contraposición al autoritarismo, y factores internacionalmente comparables. Sin embargo, la totalidad de los diecisiete países estudiados en este trabajo son hoy convencionalmente considerados democráticos y, por ese motivo, construir correlatos a partir de la división dicotómica de los regímenes políticos no parece ya el recurso más adecuado. McClintock y Lebovic optan por tomar como parámetro la calidad de la democracia, medida en este trabajo según los scores de derechos políticos y libertades civiles elaborados por Freedom House, siguiendo las prácticas académicas actuales.
Los resultados obtenidos por McClintock y Lebovic verificaron parcialmente los supuestos de los que se había partido. En primer lugar, los valores democráticos, medidos según las encuestas de Latinobarómetro (1996-1999), presentan una fuerte correlación con la calidad democrática, aunque esta relación debe ser considerada con cautela porque, tal como han señalado los críticos de las variables culturales, los resultados arrojados por las encuestan pueden ser producto de las mismas estructuras políticas. Por otra parte, la relación entre la calidad democrática y las variables económicas se muestra también positiva: mientras que el crecimiento económico presenta un moderado efecto positivo sobre la calidad democrática, la relación entre desarrollo económico y democracia, tal como los defensores de la teoría de la modernización han argumentado por décadas, es fuerte.
No obstante, otros supuestos convencionales alrededor de la democracia no han presentado fundamentos empíricos. Por una parte, no todos los factores culturales señalados en un principio presentan alguna incidencia. Los niveles de confianza social, también medidos según las encuestas de Latinobarómetro, han presentado una relación estadísticamente débil con la calidad democrática, mientras que la educación secundaria no ha registrado relación alguna. Finalmente, transitando hacia los factores político institucionales, McClintock y Lebovic tampoco encontraron alguna vinculación entre el número de partidos políticos presentes y la calidad de las instituciones democráticas.