Entrevistas

25.01.06

José Miguel Vivanco:

«La situación de América Latina presenta una profunda crisis en el sector Justicia»

«No se invierte en seguridad ciudadana, profesionalizar a las policías, darle los recursos para que investiguen. Y más bien se les deja a su suerte. Por lo cual se transforma en una fuente de abusos y de corrupción».

Realizada el 25 de enero de 2006 en "Apertura Latinoamericana"
José Miguel Vivanco es Director Regional para las Américas de Human Rights Watch.

 

  • “Una profunda crisis de administración de justicia es el problema que está vigente en México, en Argentina, en Brasil y en gran parte de América Latina”.
  • “El modelo chavista es algo muy pernicioso, porque reproduce, en buena parte, lo que ya inventó Fujimori”.
  • “Una de las consecuencias más nocivas de la Guerra Fría fue justamente ese doble estándar, esa politización extrema del tema derechos humanos. Donde, en el fondo, cada cual tenía su dictador favorito”.
  • “Una de las buenas sorpresas en Chile es que me da la impresión que este país luego de quince años, está bastante más abierto, más democrático, más tolerante”.

 

Gabriel Salvia: Hace poco se publicó el informe anual de Human Rights Watch, pero quería tener tu síntesis del estado de los derechos humanos en América Latina.

José Miguel Vivanco: Si uno deja a un lado el caso colombiano, que es un caso extremo (de un conflicto armado muy violento y con altos índices de impunidad), el caso cubano (donde las violaciones que se registran son todavía resultado de una política oficial, donde es el estado hasta el día de hoy el que decide que es lo que se permite y que es lo que no se permite) y la situación haitiana (que uno no le ve mayores progresos), yo diría que la situación de América Latina, en general, presenta un cuadro similar en lo que se refiere a una profunda crisis en el sector Justicia, en el sistema de administración de Justicia, de acceso a la justicia, al igual que mecanismos eficaces para investigar el delito sin cometer abusos. Ese es un problema que yo te diría que está vigente en México, en Argentina, en Brasil y en gran parte de América Latina. Una profunda crisis de administración de justicia. Donde no se invierte en seguridad ciudadana, profesionalizar a las policías, darle los recursos para que investiguen. Y más bien se les deja a su suerte. Por lo cual se transforma en una fuente de abusos y de corrupción. El caso de Venezuela también es un caso que merece un tratamiento aparte porque creo que el modelo chavista es algo muy pernicioso, porque reproduce, en buena parte, lo que ya inventó Fujimori. Y es la posibilidad de gobernar a un país con una fachada democrática, pero con una tremenda concentración de poder. Hoy día la suprema corte venezolana es una corte que se ha transformado en un apéndice del ejecutivo, por su composición y por la forma como la reformaron y prácticamente no hay contrapesos al poder de Chávez. Y desgraciadamente es un líder tremendamente popular. Que al mismo tiempo ejerce influencia y está tratando de expandir este modelo para América Latina en otros sitios, con consecuencia que podrían ser muy, pero muy negativas para la vigencia de las libertades públicas.

G. S.: En ese sentido, después de tantas dictaduras que hemos vivido, cómo ves el clima de opinión pública en materia de las libertades democráticas más elementales: hablo de la tolerancia, del respeto a las otras opiniones, de las libertades políticas. Es decir, uno lo que nota es que muchas personas critican a Pinochet, a Fujimori, pero que cuando aparecen otras personas, que supuestamente representan ideológicamente algo distinto, lo cual habría que discutir, uno no ve ese mismo énfasis.

J. M. V.: Yo creo que una de las consecuencias más nocivas de la Guerra Fría fue justamente esto a lo que tu te refieres. Ese doble estándar, esa politización extrema del tema derechos humanos. Donde, en el fondo, cada cual tenía su dictador favorito. Y creo no equivocarme al decir que se está reproduciendo un clima similar, producto de una corriente, que si tu quieres podría caracterizarse de antiimperialista (por cierto que la administración Bush genera muchos incentivos y hace bastantes méritos para que este estado de cosas exista, no sólo en esta región, también en el resto del mundo; este sentimiento tan profundamente antiamericano que espero que aquellos que lo sienten hagan la diferencia entre el gobierno americano y los Estados Unidos que es un país muy complejo y donde hay distintas visiones). Pero volviendo al punto que preguntas, sí, creo que en la medida en que hay más polarización se reducen los espacios de tolerancia. En este instante me encuentro en Santiago, yo normalmente trabajo desde Washington, y una de las buenas sorpresas en Chile es que me da la impresión que este país luego de quince años, está bastante más abierto, más democrático, más tolerante. Hay una actitud más reflexiva y flexible a escuchar distintas opiniones, distintos puntos de vista. No todos, hoy día, sienten la obligación de confesarse católicos. Fíjate que ha habido presidentes que han salido electos en el último tiempo que han debido decir públicamente que son agnósticos porque le daba miedo decir que son ateos. Y creo que se ha ido generando un ambiente de mayor respeto, pero es la excepción en la región. Y especialmente en los casos extremos de Venezuela, y hasta cierto punto en Colombia, la polarización es la que prima.

G. S.: Bueno, precisamente todos estos movimientos antiimperialistas, o que se enrolan en esta posición, dicen que Chile está aislado. Uno diría que los que están aislados son los países del resto de la región, de seguir esta evolución política, económica e institucional de Chile que es un ejemplo para la región.

J. M. V.: Es un ejemplo, pero me temo que algo de razón tienen. Porque Chile es un país muy pequeño. Fíjate por ejemplo que el presupuesto del estado de San Pablo, en Brasil, es varias veces superior al presupuesto nacional en Chile. Es decir, es un caso que marcha bien, pero que no es, desgraciadamente, la regla. Por tener políticas tan marcadas de rigurosidad en lo que es el gasto fiscal, el gasto público, macro económicamente este país va avanzando muy bien, tiene reservas y ahorros que nunca antes había acumulado. Y ha logrado reducir buena parte de la extrema pobreza, pero el tipo de diálogo, el tipo de iniciativa que se promueven en este país son muy distintas de las que se escuchan en Perú, en Bolivia, para que decir en Venezuela. Y en ese sentido mi preocupación es que la norma sea una norma distinta, donde se reclamen popularmente algunas demandas sin pensar si son sustentables o no. Y segundo, sin tener mayor respeto por las libertades públicas, por los principios de la separación de poderes. Es curioso pero uno asume, o presume, que cuando se trata de un movimiento popular, promovido o con líderes de los sectores más humildes de América Latina, deberían estar especialmente interesados en el fortalecimiento de las garantías judiciales, en un poder judicial independiente. Pero eso me parece que es secundario y lo principal acá es más bien un modelo que persigue concentrar el poder en pocas manos y no dialogar tanto sino más bien promover las políticas que un sector cree que son las únicas viables.

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