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12.10.16

Del «efecto demográfico» al «efecto geográfico»

(El Observador) ¿Qué papel jugará José Mujica en la próxima campaña? El FA conquistó apoyos nuevos en el interior. ¿Logrará fidelizarlos? No está claro. Cuando se mira hacia el 2019 desde este prisma analítico vuelve a ser evidente que, por primera vez desde el 2004, la izquierda uruguaya se enfrentará a una elección de final incierto.
Por Adolfo Garcé

(El Observador) En pocos días estará en las librerías el libro Permanencias, transiciones, rupturas. Elecciones en Uruguay 2014/15 (editorial Fin de Siglo). Se trata del cuarto volumen de la serie que está publicando desde el ciclo electoral 1999/2000, cada cinco años, el Instituto de Ciencia Política (Facultad de Ciencias Sociales, Udelar). El libro contiene catorce artículos que abordan las últimas elecciones desde perspectivas teóricas y enfoques metodológicos bien diferentes. Entre sus principales conclusiones quiero destacar una, porque me parece especialmente significativa: el electorado del Frente Amplio se ha venido renovando. La izquierda ya no despierta la pasión de otrora entre los más jóvenes. Pero compensa los votos que deja de ganar entre los jóvenes y en el área metropolitana con un importante crecimiento de su electorado en el interior del país.

Hace muchos años, el recordado César Aguiar explicó que la demografía era uno de los principales motores del crecimiento del electorado frenteamplista (varios colegas, entre ellos Gustavo De Armas, mejoraron más tarde el argumento inicial de Aguiar). La idea es simple y poderosa: de elección en elección, la renovación del padrón, invisible obra del tiempo, se lleva votantes de los partidos tradicionales y trae votantes frenteamplistas. El FA conservó durante mucho tiempo esta "ventaja competitiva": captar mejor a los nuevos votantes que los demás partidos. Varios textos del libro hacen referencia al debilitamiento de esa tendencia. De todos ellos, el que estudia más a fondo el comportamiento electoral de los más jóvenes es el escrito por Fernando Esponda, Manuel Flores, Lucía Selios y Santiago Soto. Los autores examinan a fondo el comportamiento electoral de los jóvenes tanto en las elecciones nacionales como en el plebiscito acerca de la reforma constitucional que proponía disminuir la edad de imputabilidad penal. Concluyen, en primer lugar, que el FA podría estar perdiendo esta "ventaja competitiva": existe una tendencia a la disminución en el apoyo electoral de los jóvenes al FA. Mientras tanto, el PN experimentó un crecimiento entre los tramos de votantes más jóvenes. En segundo lugar, al estudiar a fondo los resultados del plebiscito, concluyen que el rechazo a esta propuesta no respondió significativamente a un fenómeno juvenil específico. Lo que contó mayormente fue el factor político-partidario.

Se debilita el "efecto demográfico". Pero los partidos permanecen a través del cambio. Cambian discursos, cambian líderes, cambian electores. El FA capta menos jóvenes que antes. Pero logró, durante las últimas elecciones, incrementar sensiblemente su apoyo en el interior. En 1971, el 70% de los votantes del FA eran montevideanos. En 2014, la proporción cayó a 44%. En este momento, la mayoría de los votantes del FA son del interior. La "nacionalización del FA" es un proceso que insumió mucho tiempo. Comenzó en 1989 (como se puede ver en el gráfico) y no se ha detenido desde entonces. Sigue siendo una cuenta pendiente analizar más a fondo las razones del crecimiento del electorado frenteamplista en el interior. De todos modos, no es muy difícil formular al menos tres hipótesis. La primera remite al dinamismo de la economía. La economía uruguaya experimentó un despegue muy intenso a partir de 2003. Y el despegue tuvo como epicentro la producción agropecuaria. El boom de las commodities modificó el panorama social del interior. Trajo empleo y prosperidad. Nada más ni nada menos. Y el crecimiento se "derramó" electoralmente beneficiando al FA. La segunda, a la actividad del Estado. El FA, desde el Plan de Emergencia en adelante, ha hecho un fuerte énfasis en atender los problemas de la pobreza y la indigencia en todo el país. Fue a buscar la pobreza a cada rincón. La tercera, que merece también consideración especial, coloca la explicación en el terreno de los actores y en el perfil de sus discursos. El FA crece en el interior, entre otras razones, porque tiene caudillos como José Mujica capaces de sintonizar con el electorado de la campaña.

Poner el énfasis en el "efecto geográfico" y entender sus razones es muy importante para pensar las perspectivas de la elección nacional que tendrá lugar en tres años. Con la economía frenada, o creciendo muy poco, ¿logrará el FA seguir compensando los votos que deja de ganar entre los jóvenes y los que pierde en la zona metropolitana? Dadas las restricciones fiscales existentes, ¿logrará el gobierno frenteamplista seguir concretando incrementos significativos del bienestar social mediante políticas públicas focalizadas en el interior? Finalmente, ¿qué papel jugará José Mujica en la próxima campaña? El FA conquistó apoyos nuevos en el interior. ¿Logrará fidelizarlos? No está claro. Cuando se mira hacia el 2019 desde este prisma analítico vuelve a ser evidente que, por primera vez desde el 2004, la izquierda uruguaya se enfrentará a una elección de final incierto.

Fuente: El Observador (Montevideo, Uruguay)